Doble Crimen es el testimonio de una mujer que fue torturada y esclavizada sexualmente durante 112 días para luego conocer otro horror: la impunidad. Veinte años después de sobrevivir a una situación de secuestro, tortura y esclavitud, la periodista Luisa Kislinger junto con Linda Loaiza, dan voz al terrible caso de secuestro y tortura de Linda, y buscan justicia y reparación con la publicación de “Doble Crimen”.
Linda Loaiza López fue secuestrada, torturada y esclavizada durante casi cuatro meses en 2001, tras sobrevivir a las torturas y conseguir escapar, en julio de ese mismo año, La fiscalía de Venezuela hizo todo lo posible para obstaculizar la investigación del caso. También dejaron desamparada a Linda sin todos los cuidados médicos y profesionales que necesitaba, fruto de la traumática experiencia.
Durante la desaparición de Linda Loaiza, su hermana intentó denunciar innumerables veces su desaparición. Gente influyente mandó agredir a sus familiares durante todo el proceso judicial, del que aún no existe una sentencia.
El pasado 10 de marzo, tuvo lugar la jornada «Pensar en Venezuela: Violencia de Género» con la participación de las autoras del libro Doble Crimen, la periodista Luisa Kislinger y la abogada y superviviente de los abusos Linda Loaiza.
“No sancionan a los hombres y así les dan carta blanca para agredir a las mujeres”
Linda Loadiza explica que Venezuela aún no ha hecho cumplir la sentencia a su torturador y que mientras la justicia no actúe, su agresor quedará impune. “Este libro es necesario para que por fin se escuche como se trata a las mujeres en Venezuela” afirma. “La constitución establece que el Estado debe proteger los derechos humanos. El Estado aquí brilla por su ausencia. El sistema de justicia en Venezuela no responde a las víctimas, los feminicidios siguen sin obtener sentencia condenatoria. Existe un retraso procesal en todos los casos, hay varios feminicidios que no se sentencian ni aun cuando ya tienen a los culpables retenidos”.
Explica, además, que, en estos últimos casos, como el de Ángela Aguirre, el tribunal venezolano está lanzando un claro mensaje a la sociedad: “No sancionan a los hombres y así les dan carta blanca para agredir a las mujeres”. Linda también condena el sistema de justicia de género que se publicita en su país, afirma que cae en saco roto “eso hay que tenerlo en cuenta y visibilizarlo. La violencia de genero está considerada como un crimen menor en Venezuela. Hace 20 años ya se consideraba un crimen menor y hasta este momento nada ha cambiado”. Linda, además, afirma que ella y su familia sufren amenazas constantes y pide que el público esté atento a lo que pueda pasarles a raíz de la publicación de este libro.
Dado que el agresor de Linda es un hombre influyente de Venezuela, el proceso judicial de Linda ha tenido grandes obstáculos en su desarrollo. Según Sergio Dahbar, dueño de la editorial que ha publicado el libro, el tema de la violencia machista es “un tema transversal a toda la sociedad venezolana, es un tema que no cae en la polarización. Aquí hay gente que hizo cosas horribles en la Cuarta República y en la Quinta República”. Además, explica que el caso de Linda cuenta con una gravedad especial: “Se estaba haciendo una renovación del poder judicial por parte de Hugo Chávez. El elegido como cabeza de la reforma judicial terminó declarando en una serie de intervenciones era amigo de la familia del agresor, que el poder judicial estuvo sometido a una presión”. “Cuando Lisa habla de un doble crimen, yo veo un tercer crimen” afirma el editor, refiriéndose al silencio y complicidad de las instituciones venezolanas con la gente poderosa del país.
“El que no tiene amigos poderosos se tiene que despedir del paraíso”
Su secuestrador era el hijo de un matrimonio de intelectuales venezolanos, escritores y funcionarios públicos, Luis Antonio Carrera Almoina. Cuando Linda fue rescatada conoció otro horror: el de la impunidad institucional que permitió que un criminal no fuera juzgado por el crimen cometido. Tras una larga lucha, en 2018, Linda consiguió que la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenara a Venezuela por su caso. Fue la primera vez que el sistema interamericano de derechos humanos sancionó a un Estado por el delito de tortura y esclavitud sexual cometido por un particular.
La periodista Luisa Kislinger explica la relevancia de que el agresor de Linda pertenezca a una familia poderosa: “El clasismo y el machismo se refuerzan entre sí (…) Hemos vivido situaciones históricas en las que las mujeres no contamos con el mismo valor social dentro de un sistema de privilegios, en una Venezuela donde creíamos que eso no existía, donde creíamos que todos éramos iguales, pero vemos que no”. La periodista, además, hace hincapié en la contradicción centro periferia, de las diferencias sociales que conlleva vivir en Caracas o en el Exterior y hace hincapié en cómo la prensa y el sistema se organizaron para deshumanizar a Linda.
“Para mí lo más sorprendente del caso fue el entramado de personas poderosas que estaban involucradas. Hubo algo sistemático, no voy a decir que fuese premeditado, pero sí pasó algo dentro del poder judicial para impedir que Linda consiguiera justicia” sentencia Luisa. Además, explica que existieron muchos abogados y fiscales que intentaron impedir la resolución del caso.