A la vista de los datos sobre listas de espera que nos han facilitado (referentes a época covid19), hicimos un análisis de la situación en el que parecía que tales listas mejoraban.
La pandemia ha supuesto una conmoción para el sistema sanitario. Durante la primera ola (inmersos en la escasez de equipos de protección) se suspendió toda actividad quirúrgica no urgente. Algo más de un año después y la cuarta ola ha obligado a aplazar intervenciones contempladas en la lista de espera.
La demora media para ser operado ha aumentado en todas las comunidades, entre un mes y dos meses, paradójicamente al cierre de 2020 había menos pacientes en lista de espera quirúrgica. Ello no se debe a una mejora de la atención sino al retraso en el diagnóstico. Las citas con el especialista y las pruebas diagnósticas continúan ralentizadas por la pandemia y, sin ellas, la entrada de pacientes en la lista quirúrgica es más lenta. No han entrado pacientes en las listas al ritmo que deberían por una disminución de los diagnósticos. Casi con toda probabilidad las cifras absolutas de pacientes pendientes oficialmente de una operación no son hoy en día el reflejo de la realidad. Además, por prevención, han evitado acudir al médico y por otro lado el INGESA ha retardado con diferentes subterfugios la derivación a la atención especializada.
La realidad de las listas de espera en la sanidad pública española, y en concreto en la sanidad local, la guardan los políticos y los gestores bajo siete llaves. Pretenden evitar la comparación con otras comunidades así como ocultar la falta de recursos que está en el origen de todo. De este modo, toda declaración proveniente de cualquier político o gestor sanitario parece estar contaminada por el oportunismo del debate político del más bajo nivel y ya nadie se cree nada. Ello nos obliga a intentar averiguar lo que ocurre atendiendo a los datos, las infraestructuras sanitarias disponibles y el número de profesionales que atienden nuestra sanidad local.
Múltiples listas de espera
Listas de espera hay muchas y también muchas las formas de medirlas. Podemos hablar del tiempo de espera para una consulta al especialista o al médico de familia, del tiempo de espera para la realización de una prueba diagnóstica o del tiempo de espera para una intervención quirúrgica.
El INGESA, hace unos días, ha vuelto a publicar los datos (al parecer actualizados) de las listas de espera de nuestra sanidad local. Y lo ha hecho comparando los datos del primer trimestre del 2021 con los del resto de servicios de salud. Eso sí, lo han hecho a medias y de forma torticera y es que siguen sin conocerse las cifras del segundo semestre del 2020 (periodo crítico del COVID con reorganizaciones y desvió de recursos para contención de la pandemia). Nos quieren hacer ver que la espera ha disminuido. Consideramos que estos números han sido sometidos a una profunda cirugía estética.
Las cifras dadas por la Dirección Territorial muestran un importante descenso respecto al pasado junio, último mes del que hay información. El sentido común haría pensar que la situación sería al revés. Es decir, la lucha contra esta pandemia ha llevado a anular o retrasar las consultas y operaciones no prioritarias, disparándose así las listas de espera. La explicación a esto pasaría porque muchos pacientes no han pasado a formar parte de estas listas al no haber podido ir a consulta. “Si no hay consulta no hay introducción en lista de espera”.
La falta de recursos (somos los últimos del país) condiciona todo lo explicado, la lista de espera únicamente se solventa con profesionales.
A esto hay que sumar a aquellas personas que no han podido operarse, que debieran de engrosar los datos, si esto no ocurre es porque de alguna forma podrían estar siendo maquilladas. Es evidente que hay una enorme bolsa de personas pendientes de pruebas e intervenciones que no están siendo recogidas por los sistemas de información.
Debe ser el milagro de la Covid-19
La parálisis en algunas actividades de nuestro sistema sanitario, listas de espera, consultas, etc. y la desviación de todos los recursos existentes a la lucha contra el covid debe, por fuerza, incrementar las listas de espera. Numerosas personas a las que se les «descitó» en una primera, segunda, tercera y cuarta ola, con el hospital volcado en la atención a pacientes covid, han quedado sin contabilizar nuevamente.
Esperamos que salgan y lo expliquen a ver si ahora va a resultar que la Covid, con todas sus consecuencias sobre la salud, tiene al mismo tiempo un efecto positivo en las patologías previas de algunas personas que les hace que no necesiten ya ir a consultas, ni someterse a pruebas ni operaciones. insistimos: deben explicar el sistema de medidas y de control.
Por desgracia no esperamos tal muestra de transparencia y esos retrasos tendrán un alto coste para la salud de los ciudadanos y también para el sistema sanitario porque los pacientes llegarán con patologías más agravadas.
Hay un enlentecimiento en los diagnósticos por el atasco brutal en Atención Primaria (puerta de entrada al sistema). Es muy complejo valorar una sospecha de diagnóstico en una llamada telefónica, nos señalan, los profesionales en cuanto a la sustitución de las consultas presenciales por las telefónicas en los últimos meses.
Sumemos la dificultad para acceder a la primera consulta del especialista, que es el que en última instancia decide si un paciente necesita una intervención quirúrgica después de realizar las pruebas necesarias.
El problema, no ha sido tanto para los pacientes que ya estaban siendo atendidos antes de que estallara la pandemia como de los que aún no tenían un diagnóstico.
Desde la FSS de CCOO hemos estado insistiendo en la necesidad urgente de reforzar la Atención Primaria y potenciar las pruebas diagnósticas.
La pandemia ha hecho que la sala de espera ya no sea esa estancia del hospital donde esperas tu turno, sino un tiempo incierto donde cientos de miles de pacientes aguardan a que las consultas vuelvan a su actividad.
Según la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, no se debería esperar más de 6 meses para ser operado ni más de 60 días para acudir a una consulta externa.
La Receta de la FSS de CCOO para la mejora de nuestra sanidad local
Nuestro sistema sanitario (INGESA) necesita urgentemente una mayor financiación, vía presupuestos generales del estado, que se traduzca en mayor número de infraestructuras sanitarias, culminación de las existentes (que actualmente están en proceso de reformas) y una equiparación, en los que a recursos humanos se refiere, con el resto de CCAA. Lo que implica, consecuentemente, aumento de profesionales y mejoras en las condiciones laborales de los mismos para atraerlos y estabilizar al personal (ejemplo, contratos anuales, Ceuta como área de difícil cobertura, etc.).
Recientemente nuestra delegada de gobierno ha salido en diversas ocasiones a los medios no ya a dar respaldo político al sr Director Territorial sino a mostrar un entusiasta apoyo. Es decepcionante que la señora Delegada olvide que su función no es solamente dar estabilidad política a sus subordinados sino atender a la realidad de la población ceutí. Cuando dedica alabanzas al sr Director Territorial parece olvidar que el Director Territorial ha sido responsable de la sanidad local durante un periodo muy prolongado (si acumulamos las diferentes legislaturas). Eso le hace “algo” responsable cuando decimos que los habitantes del Barrio del Príncipe llevan más de una década con un centro de salud del Tarajal empantanado, o que los ceutíes tiene la esperanza de vida más baja del país, o que los profesionales sanitarios han sido prácticamente los únicos que no han tenido jamás las 35 horas de jornada, o que los ceutíes tienen el menor número de profesionales sanitarios del país en casi todas las categorías. Por favor señora Delegada modere un poco su entusiasmo con el señor Director Territorial. Si le importa la salud de los ceutíes trabaje por revertir los datos que hemos mencionado y no sea tan complaciente con uno de los responsables directos de la situación.