Cuando Aristóteles nos enseñó que somos seres sociales se olvidó de comentar que también somos seres eróticos y musicales. Si me apuráis podemos decir que somos seres eróticomusicosociales. Y me gustaría oir más de eso en la música actual. Y no, el reggaeton no lo vamos a incluir en la categoría de música, de momento. Es una situación que me lleva a plantearme: ¿qué hacemos faltando a nuestro deber biológico con la excitación sexual en la música?.
A nadie se le escapa que existen ciertos ritmos musicales que son potenciadores del deseo y catalizadores del encuentro sexual, como demuestran los estudios. Incluso se sabe que hay melodías, tonos de voz y poesías musicales que estimulan las mismas zonas de placer en nuestros cerebros que el sexo o la comida. De hecho expertos como Silvia Knobloch-Westerwick han llegado a la conclusión de que las personas que escuchan música con una alta carga erótica piensan en términos de diversión y son más proclives a dejarse llevar y a pasar un buen rato. Y esto me hace plantear otra pregunta: ¿por qué no aprovechamos todo esto?.
Sospecho que, como decía Cortázar, el problema procede de la imposición de un código moral religioso-cristiano en el que el cuerpo humano y la carne toman valores que sitúan lo erótico o bien en el plano del mal o bien directamente en un plano en el que hay que andarse con cuidado. Y digo esto porque los griegos y los romanos no parecían tener este problema. Para ellos la actividad erótica estaba al mismo nivel que cualquier otra actividad humana y eso se reflejaba en todas sus expresiones, incluida la artística.
El ser humano lleva aproximadamente 40.000 años haciendo música. Ya en la prehistoria se encuentran indicios que la vinculan con rituales de apareamiento. Es decir, que la música, desde su origen tiene una clara vinculacón con lo erótico y lo sexual. No hay que perder de vista que seguimos siendo animalitos con nuestros instintos por ahí dentro pululando. Este puede ser uno de los motivos que provoca la existencia del reggaeton. Y no estánada mal si tenemos en cuenta lo que acabo de decir sobre el origen de la música. La única pega es que en este tiempo hemos evolucionado un poco y en esa evolución hemos encontrado formas de abordar lo erótico más sutiles e incluso más potentes y sugerentes que la mera pornografía musical explícita. En buena parte ahí radica el sentido del arte musical y de la poesía. Siguiendo esta línea os animo a escuchar atentamente y disfrutar proposiciones como la de Andrés Calamaro en “Soy Tuyo”o la de Jane Birkin y Serge Gainsbourg en “Je T`aime moi non plus”. Son sólo dos de millones de ejemplos posibles. Y es que, como dirían las londinenses Savages, el sexo y el erotismo son elementos clave en la vida, así que no los dejen de lado ni lo hagan entrar por la puerta de atrás. Denle a lo erótico el espacio que se merece.
Y llegados a este punto me pregunto: ¿Qué música escuchará gente como Donald Trump y Kim Jong Un? Es más, ¿escucharán música?. Creo que hoy, más que nunca, es necesario refrescar y poner en práctica aquel lema contracultural de los años 60 que nos animaba a hacer el amor y no la guerra. Creo sinceramente que follando más y mejor habría mucha menos tensión acumulada en el planeta Tierra. Por eso les animo encarecidamente a que busquen sus propias motivaciones erótico-musicales (y las compartan), a que fomenten una educación sexual sana en su entorno y a que disfruten hablando y practicando el Amor. Libérense de las cadenas del tabú. Acérquense los unos a los otros. Quiéranse y quieran a los demás. Es sencillo, saludable y sale gratis.
Me encanta tu artículo!!!
Me has animado a compartir algo que me PONE mucho, aquí te lo dejo:
En cuanto pueda voy a hacer el amor!!!!!!
Uhhh,yo también me apunto.
También quiero hacer el amor yaaaaa
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