Si usted estuvo en la mañana de ayer transitando por la zona que abarca de Plaza de África hasta la Plaza de Correos puede que le ofreciesen unas «vacunas para el buen trato», en caso contrario, le contamos en qué consistió esta actividad que realizaron los chicos del centro «La Esperanza» acompañados por la asociación Digmun.
Ayer se celebró el Día Escolar de la No Violencia y la Paz y la asociación Digmun acompañó a un grupo de 22 menores residentes en el centro «La Esperanza» a realizar una actividad en la que ofrecían a los transeúntes «vacunas para el buen trato«. Se trataban de unas jeringuillas de cartulina rubricadas con conceptos relacionados con la paz, la convivencia, el respeto y la tolerancia que los propios chicos, junto a otros compañeros del centro, habían realizado durante la semana.
Digmun estuvo trabajando en talleres sobre el Día de la Paz y los valores que representa durante toda la semana con un total de unos 120 alumnos que residen en el centro, de los cuales 22 participaron en la actividad que se celebró ayer.
Miedo al rechazo
Según ha explicado a este medio Julia Ferreras, Educadora del «Programa de inmersión lingüística de menores extranjeros no acompañados», al comienzo de la actividad algunos de los chicos tenían cierto miedo al rechazo que pudieran sufrir por parte de los viandantes. Y es que, por desgracia, estos adolescentes –anónimos para la mayoría, pero a la vez protagonistas de declaraciones que los convierten en diana del odio y los criminalizan- son conscientes de que no son bien recibidos por algunas personas.
Sin embargo, con el devenir de la propia actividad, los muchachos se fueron soltando y consiguieron repartir sus jeringuillas entre los/as ciudadanos/as que en la mañana de ayer transitaron por la plaza de África, la Gran Vía, el Paseo del Revellín, o la Plaza de Correos. De hecho, según señala Ferreras, hubo hasta personas que se acercaban a los jóvenes para pedirles una de sus vacunas para el «buen trato».
Este tipo de actividades sirven tanto a los jóvenes del centro como a la ciudadanía de Ceuta para compartir espacios de intercambio y romper barreras que degeneran en prejuicios. Ceuta no puede ni debe conformarse con que un niño tenga miedo al rechazo sin causa aparente, ni con tenerle miedo a un niño sin causa aparente.
Imágenes cedidas.