El presidente del Comité de Empresa de los Autobuses Hadú-Almadraba, José Antonio Blanco, ha comentado a propósito de los actos vandálicos que vienen sucediendo dentro de los vehículos, que está siendo testigo de un “verdadero circo”.
A las declaraciones del Consejero de Gobernación, Jacob Hachuel que ha puesto en duda la “idoneidad de las brigadas cívicas como solución de estos conflictos y que dichos actos resultan difíciles de prever”, Blanco replica que , “si no quieren que se deje de prestar el servicio de refuerzos ni que se salten determinadas paradas, es necesario encontrar soluciones”.
El presidente del Comité de Empresa asegura que “estoy todos los días ahí, trabajando junto a los conductores” y es testigo de lo que tienen que soportar. Los conductores actúan apagando los rótulos de línea en el centro de la ciudad y van seleccionando las paradas en que se van detener.
Esto afecta a los viajeros, ya que “la persona que vaya a coger el autobús debe seleccionar una parada en que no haya nadie porque en caso contrario no va a parar y no lo podrá coger”. Una situación kafkiana la que se describe.
Así los trabajadores aportan a su manera una solución eventual a los actos vandálicos que afectan alas líneas cuatro y ocho, “dejando a los vándalos en tierra”. Llevan así una semana. Hasta el momento denuncia Blanco “nadie se ha preocupado por esta situación, ni se han aportado propuestas para solventarla”.
En cuanto a las brigadas cívicas, añade que “antes si estaban preparadas, no entiendo porque ahora no”. Y añade que “incluso iban vecinos voluntarios de El Príncipe, que se ponían un chaleco y por el hecho de estar dentro del autobús ponían orden y era efectivo”. De igual forma “las brigadas cívicas, con el apoyo de la policía local, daban resultado y servían para poner orden. Aunque ahora parece ser que no, desconoce si es porque quieren cobrar”.
Por tanto, lo que se esta haciendo ahora es “pasar de paradas con grupos, conflictivas con veinte personas. Si hay unas cinco se suele parar”. Así se evitan los conflictos.
Entre los hechos de los que ha sido testigo enumera “niños corriendo por los vehículos entre las dos y cuarto y las cuatro y media”. Determinados jóvenes han convertido los autobuses en un peligrosos campo de juegos durante los trayectos.
En palabras de Blanco “es una situación para vivirla y ponerse en la piel del conductor. Han llegado a romper cristales, arrojar bolas impregnada con líquidos inflamables ardiendo o bloquear las puertas provocando que el autobús pegue un frenazo de golpe”.
Los trabajadores se encuentran sometidos a una presión y condiciones laborales inconcebibles, “el trabajador lo único que puede hacer es aportar las soluciones que están en su mano”.
Blanco advierte que “si sigue así la cosa habrá que eliminar por completo el servicio entre las dos y las cuatro de la tarde en las líneas cuatro y ocho”.
Por su parte la empresa nombra el servicio y las líneas, y queda a criterio del conductor parar o no. Ya que lo que esta en juego es la integridad física de los conductores y frente a esto la empresa no puede obligarles a detenerse. No es una cuestión de “voluntades o decisiones caprichosas sino motivadas. Hay denuncias, es un hecho que está ocurriendo a diario en esa franja horaria, a la salida de los colegios. Solo hace falta la voluntad de querer solucionarlo”.
El Secretario General de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de Comisiones Obreras, Emilio Postigo, aclara que “son la ciudad y la policía los que tienen la responsabilidad de buscar soluciones como sea porque recae en ellos la obligación de velar por la seguridad ciudadana; en este caso la de los pasajeros que viajan en los autobuses. En ningún caso atañe a los trabajadores que por su parte tienen la obligación de prestar el servicio.
Blanco, concluye que “es una empresa privada pero al ofrecer un servicio publico tendrían que tomar medidas como en otras ciudades, donde viajan policías de paisano en los vehículos”. Anteriormente Hachuel había dicho que no podía ir un policía en cada autobús, ya que los actos son imprevisibles.