La Agenda Cultural de Comisiones Obreras ha organizado un debate sobre menores migrantes. La mesa la han compuesto Julio Rodríguez, director de «La Esperanza»; José Palazón, presidente de PRODEIN; y Javier Romo, periodista de El Pueblo. Rodríguez ha señalado que en 2018 se condenaron a 163 menores de los que 82 eran nacionales y 81 migrantes. La mayoría de los delitos cometidos por los menores que migran solos eran peleas entre ellos.
CCOO ha llevado a debate «la encrucijada» en la que se encuentran actualmente los menores migrantes en las ciudades de Ceuta y Melilla. Para ello, ha constituido una mesa en la que han participado Julio Rodríguez, director de «La Esperanza«; José Palazón, presidente de PRODEIN; y Javier Romo, periodista.
Julio Rodríguez en su intervención ha aprovechado para señalar la injusta criminalización a la que se somete a los menores migrantes. Según Rodríguez, en 2018 se condenaron a 163 menores en Ceuta por haber cometido diversos delitos. 81 de esos menores eran nacionales y el resto, 82, eran migrantes. Además, Rodríguez ha puntualizado que la mayoría de los delitos cometidos por esos 82 menores corresponden a peleas entre ellos que se habían producido en el propio centro de «La Esperanza». Además, Rodríguez se ha hecho eco de unas declaraciones recientes del superintendente de la Policía Local que sostienen que el índice de criminalidad que registran los menores migrantes es mínimo.
Palazón sorprendido con el «cambio» de Vivas
José Palazón, que lleva décadas trabajando con menores migrantes en la ciudad hermana de Melilla, ha sido muy critico con la reciente postura adoptada por Juan Vivas, presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, con respecto a los menores y al fin del comercio atípico.
Vivas ha declarado en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas que Ceuta vive una situación de «urgencia» y «emergencia» debido a la llegada «masiva de menores marroquíes» y al cese unilateral del comercio atípico que ha propiciado Marruecos.
Actualmente, según datos aportados por Rodríguez, Ceuta tutela a 451 menores en el centro de La Esperanza a los que hay que añadir a aquellos menores que están en situación de calle. En cualquier caso, para Palazón es insostenible el argumento de que «400 niños estén llevando a Ceuta la ruina» y se ha mostrado muy sorprendido por el cambio de postura que percibe en Vivas. «Siempre ha sido un hombre prudente y muy educado con este tema» ha dicho Palazón sobre el presidente de la Ciudad.
El porteo y los menores migrantes guardan estrecha relación
En relación al comercio atípico, Palazón entiende que no es otra cosa que «contrabando» y que basar el modelo económico de una ciudad en ese «contrabando» es algo insostenible y que tenía que acabarse tarde o temprano. «Marruecos es un país muy corrupto, pero para un vez que quiere atacar la corrupción, las ciudades de Ceuta y Melilla se quejan porque hasta ahora su actividad económica principal era el contrabando» ha señalado Palazón criticando la planificación de los gobiernos de ambas ciudades.
Además, Palazón sostiene que hay una estrecha relación entre el porteo y los menores migrantes. Según el de PRODEIN, muchas de las mujeres porteadoras son madres que crían solas a sus hijos y cuando tienen que pasarse todo el día fuera de casa para dedicarse al porteo, estos hijos se quedan completamente desatendidos. Es por ello, que muchas de estas mujeres optan por dejar a los niños en Ceuta o Melilla para que sean internados en los centros de realojo temporal. «Queremos a las más de 3.000 trabajadoras que vienen a practicar el contrabando en condiciones de esclavitud, pero luego a sus hijos no los queremos» ha lamentado Palazón.
Aporofobia primero, xenofobia y racismo después
Para el periodista Javier Romo, las noticias relacionadas con el fenómeno de los menores migrantes han pasado de etiquetarse en las secciones de «sociedad» o «sucesos«, para pasar a formar parte de la actualidad política, e incluso en algunos casos de ser el principal protagonista de la misma. Algo que sería impensable si se tratase de menores nacionales, pero que se consiente en el caso de los menores extranjeros, vulnerando de este modo sus derechos como menores y la protección especial a la que tienen derecho, según la Convención de los Derechos del Niño -Convención de la que España es garante-.
Asimismo, Romo ha lamentado el tratamiento mediático que desde algunos medios se hace sobre cualquier suceso que esté relacionado con menores migrantes: titulares sensacionalistas que buscan crear una alarma social exagerando datos y cifras; o, por contrapartida, el empleo eufemismos para noticias de acciones llevadas a cabo contra los menores migrantes (en este caso, Romo echa de menos que cuando alguien arrojó una granada al Centro de Hortaleza en Madrid ningún medio hablase de intento de atentado, cuando de haberse producido en otro lugar probablemente si se hubiese hecho).
Además, el periodista ha hecho hincapié en que el rechazo generalizado que hay hacia la población migrante y, en concreto, hacia los menores, responde más a la aporofobia que al racismo o la xenofobia. Es decir, el rechazo y la criminalización surgen porque los menores son pobres, no porque vengan de otro país.