El ex docente acusado de abusos sexuales con menores alumnos ha declarado este miércoles defendiendo que mantenía relaciones de amistad con mucha gente joven, que su psicóloga le dijo “que tenía el síndrome de Peter Pan”, y pidiendo perdón a la denunciante y su familia “si ha interpretado” los chats
Pasadas las 21:00 horas de la tercera jornada del juicio contra el ex profesor del colegio de educación concertada San Agustín, el acusado ha accedido a contestar únicamente a las preguntas que le ha realizado su abogado, guardando silencio a las interpelaciones del Ministerio fiscal y de la Acusación Particular.
El acusado, de 66 años, ejerce la docencia oficialmente en los Agustinos desde el año 81, aunque ha reconocido haber dado clases particulares desde los 17 años y calcula que han podido pasar unos 25.000 alumnos por él. Daba clases en 1º y 2º de la ESO, pero realiazaba más actividades, como excursiones, actividades… “En todo participaba”, ha aseverado el acusado, afirmando que él se encargaba de la organización de los viajes de estudio, aunque se desplazaban tres responsables.
Sobre el laboratorio, escenario recurrente de las fotografías con contenido sexual encontradas en posesión del ex docente, el acusado ha explicado que se trataba del antiguo laboratorio de Ciencias Naturales y “también se utilizaba como botiquín, era una habitación de almacenamiento”, asegurando que “era accesible y todos los niños sabían que podían acceder. Lo que pasa que si lo pillábamos le poniamos un parte”.
En relación a su presencia en los vestuarios del colegio, mientras los menores se cambiaban o duchaban, el ex docente ha declarado que “me obligaba el director a entrar porque es un sitio problemático. Las clases empezaban cuando entraban en el vestuario y terminaban cuando salía. Hubo casos graves donde se rompió un espejo, el director nos obligaba a entrar para mantener el orden”.
Según el profesor, había nueve profesores de gimnasia y “todos tenían las mismas instrucciones”, sin embargo, esta declaración no coincide con las prestadas por los testigos alumnos, que aseguraban estaba prohibido que los adultos entrasen.
“En mi trato fuera del colegio ya cambiaba y era como uno más. Yo hablaba como ellos, pero no tenía ninguna intención, ni ellos tampoco. Es más, ellos me enseñaban a manejar los móviles”, ha destacado el acusado, cuando su abogado le ha preguntado sobre la relación que mantenía con sus alumnos menores.
Su casa, espacio de encuentro
Sobre las visitas a su vivienda el ex docente ha declarado que “venían hijos de amigos míos, yo les daba confianza, no hacían nada. Yo les he dado clase a los padres y he ido a los bautizos de ellos”, pero no ha hecho ninguna referencia a las imágenes encontradas en sus dispositivos en las que se veía a varios menores desnudos o semi desnudos, tumbados en su cama o quitándose y poniéndose ropa interior.
“De muchos de los testigos que han pasado por aquí soy amigo de sus padres”, ha reconocido el acusado, “todos los padres de esos niños son conscientes de la relación que tengo con ellos”.
El Refectorio y el Parador la Muralla: los sitios que frecuenta el acusado
Sobre las numerosas cenas y comidas a las que el profesor invitaba a sus alumnos menores, el acusado se ha excusado en que tiene una vinculación de amistad con los dueños del restaurante El Refectorio. “Tengo la suerte de tener esos amigos y en vez de ir a otros bares voy allí. No cenamos de la carta del Refectorio ellos me ponen pescado que compran en el día. Siempre voy allí. Cuando ellos se van yo me quedo encargado del restaurante llevando la cuenta”, ha asegurado, detallando que allí han ido niños con él porque estaban abajo en el botellón y se subían, “pero normalmente voy con mi pandilla de amigos que son mayores, entre 45-50 años. Hay una cosas que la gente no entiende, que los niños no son tan niños, no son tontos”, ha dicho.
En cuanto a sus visitas al Hotel Parador la Muralla, ha explicado que va desde que -hace 30 años- le diagnosticaron un papiloma en la cara y que debe evitar tomar el sol, “por factor de riesgo de cáncer de piel”, y que por ese motivo, solo podía ir al Muralla, donde asegura que desde que hay que comer para poder bañarse tenía un coste de “12 euros por persona”.
“Siempre he sido muy de regalar a cambio de nada”
Otra de las cuestiones de las que se acusa al profesor es de haber realizado múltiples regalos a los menores, entre los que los testigos han reconocido haber recibido bañadores tipo “turbo”, colonias, calzoncillos e incluso tangas, sobre lo que el profesor ha dicho que “he sido siempre muy de regalar a cambio de nada. El otro día en el Valle -una iglesia- llegó un inmigrante y les regalé unas zapatillas de 120 euros, al tío más desgraciado que pasaba por allí”. Pero no ha hecho referencia a los regalos a los niños, excepto para asegurar que “no eran regalos del otro mundo, eran detalles” y que estos no los hacía “a cambio de nada” y ha asegurado que “los niños me han regalado mucho más. Lo que los niños me regalan no sale”.
Fotografías, vídeos y conversaciones
La Policía Científica de la Guardia Civil encontró en los dispositivos de almacenamiento en casa del acusado -discos duros, pendrives, CD’s, teléfono, Ipad y ordenador de sobremesa- más de 200 imágenes de contenido sexual, además de visitas a páginas porno en las que se simulaban a menores de edad, sin embargo, el ex profesor ha dicho que “podía tener unas 200.000 fotos” aparte de las de la cámara grande, que la utilizaba para la Semana Santa de Sevilla.
En lo relativo a los grupos de WhatsApp, asegura que tenía muchos, aunque no ha hecho referencia los chats privados que tenía con los alumnos, “podía tener 15 chats y todas las fotografías se descargaban en el teléfono”. Además ha explicado que en el colegio no estaba permitido el móvil para los alumnos, intentando justificar el libre acceso a su teléfono que los testigos, en ese momento menores de edad. “Le dejaba el móvil -a los alumnos- si alguno se ponía malo o si se le olvidaba el libro. No he puesto nunca pegas a que me cogieran el móvil. Si estaban en el laboratorio recogiendo cosas se lo dejaba y se hacían fotos”.
Pero, ha afirmado que él no realizó ninguna foto de carácter sexual, pese a que los testigos no recordaban quién las había hecho y algunos, además del denunciante, aseguraban que era el profesor. “Las fotos se las pasaban ellos mismos porque yo no sabía cómo se utilizaba, ahora sí lo sé”, ha dicho el acusado.
Otra de las cuestiones sobre las que ha sido interpelado por su propio abogado y que la Fiscalía le ha reprochado en varias ocasiones, es la forma de hablar “muy cariñosa” con los alumnos por el WhatsApp, a lo que el acusado ha respondido: “Yo me adapté a la forma de hablar de ellos. Yo no soy un profesor normal, en la clase soy rígido y no se me sube nadie a las barbas, pero en la calle soy otro”.
Según el ex profesor, “en los WhatsApp no se cogen las emociones ni la intención. Si tú coges trozos y los sacas de contexto… las emociones no se interpretan” y ha asegurado estar “harto” de ir por la calle saludando con términos como “hermano te quiero, hermano te amo”. En lo relativo a los emoticonos ha dicho que “con la gente joven los corazoncitos y eso se ponen, se lo pongo a mis hermanas y a mi sobrino… Un emoticono no tiene sentimientos”.
Problemas de espalda, alzas y crema para masajes
El ex docente ha seguido defendiendo su inocencia ante el Tribunal asegurando que los alumnos no le daban masajes sexuales “como se ha insinuado”, si no que se trataba de ponerle una crema recetada por el médico cuando tenía dolores de espalda, que sufre por una diferencia en el largo de sus piernas.
Para demostrar esta dolencia, el acusado se ha descalzado frente al Tribunal, mostrando el alza de 5 milímetros que calza y señalando la diferencia de altura entre las piernas. “Esto me genera mucho dolor en las cervicales. Lo peor no es el dolor, son los mareos”, ha dicho.
“Yo sigo yendo a mi fisioterapeuta, que es un alumno mío, estuvo conmigo desde los 10 años. No necesito que los niños me den masajes. Si yo estaba en mi casa y tenía dolor me echaban la crema y me estaban dando un masaje. No es un masaje sensual. A eso le llamaban ellos masaje. Ellos me veían mal y me lo hacían”, ha expresado el acusado, que ha negado que él diera masajes a los alumnos, “nada de masajes sexuales que se han insinuado”.
“Parece que tengo una esteticien”
Muchos de los testigos han declarado que el acusado les practicaba depilaciones con crema en su domicilio, en las piernas e incluso en sus genitales, sin embargo el acusado ha asegurado que puede haber realizado “tres o cuatro depilaciones” a “cuatro o cinco” alumnos, “porque tenían partido, o por lo que sea” y que esta depilación era “de las piernas para abajo, porque querían. Tenían problemas para depilarse las piernas por detrás”, pero que por las declaraciones realizadas “parece que tengo una esteticien”.
“Los elegidos”, los afines al profesor
En cuanto a las relaciones de confianza y afinidad que mantenía con algunos alumnos, ha explicado que “como todo el mundo en su vida había con quien tenía más afinidad”. Su abogado le preguntaba por estos menores llamándoles “los elegidos” y él reconocía que tenía muy buena relación con muchos.
“Puede parecer extraña la relación con personas de edad muy inferior”, le ha dicho el abogado. “Sí, me llegó a decir una psicóloga que parece que tenía el síndrome de Peter Pan. Que tengo una actitud joven… no he tenido nunca problemas para ir a fiestas ni nada”, ha contestado el acusado.
También ha explicado que la afinidad con los menores viene desde una relación que tuvo con una mujer de Sevilla con la que le hubiera gustado tener hijos. “Pero murió y me quedé un poco tocado”, ha dicho. Desde entonces, ha relatado, que se refugió en el colegio y la cofradía. “El colegio era mi única vida. Y la cofradía y el Refectorio. La vida en esos sitios, estoy rodeado de niños”.
El joven denunciante, “de lo mejor que ha pasado por el colegio”
El ex profesor ha catalogado al hijo de los denunciantes como “un niño de lo mejor que ha pasado en el colegio. Es un estudiante bueno y trabajador. Lo hacía todo y muy bien”. Y ha aprovechado para exponer que el niño “llevaba unas zapatillas morunas falsas, me dio pena y pensé que a un tío trabajador le iba a regalar unas. Dile a tu madre si no te importa que te regale unas zapatillas”, le dijo al alumno.
En ese momento, la madre se ha levantado de la sala y ha abandonado la misma, negando con la cabeza.
En este momento, el acusado ha asegurado que “en absoluto” cree que haya hecho nada malo, pero, que “si por las interpretaciones de los chats los padres se han molestado les pido perdón, pero podrían haber hablado conmigo. Lo han interpretado y es normal, pero a los demás padres de 500 niños que yo hablo con ellos no pasa nada… yo les pido perdón si les he hecho daño en ese sentido”.
“A pesar de lo que ha pasado es un chaval que se merece triunfar en la vida y es excelente. Se merece lo mejor”, ha dicho el que fuese su profesor que hoy se sienta en el banquillo acusado de de varios delitos sexuales como abuso a menores, tenencia y elaboración de pornografía infantil o inducción a la prostitución.
El acusado ha insistido en que no cree que “en ningún momento me haya excedido con los menores” y ha negado haber accedido a páginas de pornografia en las que se simulaban a menores: “primero porque no sé cómo buscarlo. Sé que tenía que tener mucho cuidado cuando me iba de clase y dejaba el ordenador porque ellos se metían”.
“Se le ha presentado como un monstruo, un depredador de niños” ha dicho su abogado, a lo que el acusado, entre sollozos y un llanto incipiente “no tiene nada que decir, después de tantos años en Ceuta y después de esto soy el leproso de la ciudad. Me echan del colegio, de la cofradía, mi padre se muere…” ha concluido con un llanto amargo el acusado, que ha tenido que beber agua y parar para coger aliento: “no me han dejado vivir y me han destrozado la vida a mí y a mi padre, que se ha muerto”.
Tras la declaración del único acusado en el Caso San Agustín, el juicio ha quedado suspendido por la imposibilidad de declarar de un perito por encontrarse hospitalizado en Madrid. Además, faltan las conclusiones para que el caso quede visto para sentencia.
El tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta retomará la última sesión del juicio el próximo 27 de enero.
Por Dios que suelten a este hombre que es un santo!! Madre mia que maldad la de la gente y esos niños del demonio… ahora en serio.. en la vida he visto que una persona sea capaz de mentir tan descaradamente delante de un tribunal..sinvergüenza
Menudo personaje. A este le van a poner fino en la carcel. jajajajaja