grupo de trabajadores de las Brigadas Verdes
Resulta curioso cómo algunas figuras públicas parecen tener memoria selectiva, y cuando ya no ostentan cargos de responsabilidad, deciden confesar irregularidades que antes pasaron por alto. Antonio Gil, exsecretario general de UGT en Ceuta, en un programa de Rtvce ha reconocido que se cometieron ilegalidades durante su periodo en la ugt . Sin embargo, en lugar de asumir responsabilidades, parece más interesado en desviar la atención hacia los trabajadores de las Brigadas Verdes, a quienes, según sus propias palabras, no quería ver integrados en ninguna empresa municipal.
Es legítimo preguntarse cuál es el verdadero propósito de estas declaraciones. ¿Se trata de un intento de ajustar cuentas personales? ¿O simplemente de perpetuar el desprecio hacia unos trabajadores que, pese a su esfuerzo y dedicación, siempre han sido tratados como los «patitos feos» de las instituciones?
Gil también mencionaba que una alternativa podía ser Tragsa. Sin embargo, es necesario recordarle que Tragsa Ceuta en ese momento dependía de Cádiz y la mayoria de los integrantes de las brigadas verdes decidieron en votación no incorporarse por miedo a tener que trabajar fuera de ceuta y lejos de sus familiares , por lo que su propuesta parece más una ocurrencia improvisada que una solución realista.
Los trabajadores de las Brigadas Verdes merecen respeto, no ser el blanco de obsesiones personales o estrategias de distracción. Es hora de poner fin a estas actitudes que solo alimentan la precariedad y la marginación de quienes, día a día, se esfuerzan por contribuir al bienestar de nuestra ciudad.