Este jueves, 13 de mayo, la Guardia Civil cumplió 177 años de su creación, para conmemorar este aniversario, desde la asociación de Antiguos Alumnos de Colegios de la Guardia Civil ‘Polillas Ceuta’, ha organizado una exposición fotográfica que recorre la historia de la Benemérita desde su creación por el Duque de Ahumada en 1844 hasta el día de hoy, con especial reconocimiento a la historia y presente del Instituto Armado en Ceuta. Las visitas son abiertas al público, en el Casino Militar que se puede visitar hasta el 23 de mayo de 10:00 a 20:00 horas
Alfonso Vega Ponce, presidente provincial de la asociación de Antiguos Alumnos de Colegios de la Guardia Civil, conocidos como ‘polillas’, nos recibe en la sala de exposiciones de Casino Militar, donde su asociación ha creado una muestra fotográfica para enseñar la historia de la Guardia Civil. Vega está acompañado de su compañero, ya jubilado, juntos nos adentran orgullosos en el mundo de la Benemérita desde sus orígenes hasta el presente que viene cargado de futuro.
La exposición está disponible hasta el próximo 23 de mayo, y quienes deseen visitarla podrán hacerlo entre las 10:00 y las 20:00 horas, ininterrumpidamente. Nosotros tenemos la suerte de ser guiados por sus creadores, que nos cuentan con pelos y señales cada detalle de las imágenes que estamos viendo. Sus padres, amigos, abuelos y las nuevas generaciones, llenan los paneles de esta exposición que, además, recuerda especialmente la llegada y el desarrollo hasta hoy de la Guardia Civil a Ceuta.
Con esta exposición intentan «dar a conocer a la ciudadanía qué es la Guardia Civil desde su creación hasta nuestros días, cómo ha ido evolucionando en esos 177. Hay fotografías naciones pero también hemos querido introducir un apartado referente a la asociación, hay un panel sólo para los miembros de la asociación y otro panel con fotografías de Ceuta, que creemos que es interesante que la gente vea como ha evolucionado la Guardia Civil, aquí», nos asegura Alfonso Vega.
¿Por qué polillas?
Vega nos explica que «sobre el origen del apelativo cariñoso de ‘polilla‘, con el que se identifica a todos los alumnos y alumnas de guardias jóvenes Duque de Ahumada de Valdemoro, un colegio exclusivo para los hijos e hijas de guardias civiles, ya sean colegiados o ex-alumnos, hay varias versiones, pero que hay una especialmente bonita».
«Se cuenta que, hace muchísimos años, con motivo de una revista al Colegio, el General Inspector del Cuerpo observó un diminuto agujero en el pecho del uniforme de un jovencísimo alumno, casi un niño. Cuando le preguntaron por las causas del desperfecto, el chiquillo respondió con desparpajo: «Señor, debió ser alguna polilla; lo digo porque anoche no lo tenía». A lo que añadiría el General, con infinita ternura: «Tú sí que estás hecho un buen polilla». Al finalizar la revista fue recibido por jefes, profesores y resto de compañeros con el mayor entusiasmo y apremio. Este joven alumno, aunque nunca pudo imaginar las consecuencias que tendría al conjurar aquellas palabras, es merecedor de todo nuestro reconocimiento, al habernos patentado, con su feliz idea, con ese apelativo “polilla”», asegura el guardia civil.
La Guardia Civil en Ceuta
La Guardia Civil llegó por primera vez al norte de África en el mes de noviembre de 1859 para servir de apoyo como policía militar en la Guerra de África. Posteriormente, en Guerra de Melilla (1893) también sirvieron de apoyo, pero en esta ocasión, «finalizado el conflicto una sección se quedó destacada en dicha plaza española prestando el servicio peculiar del Instituto», explican.
A continuación transcribimos el texto de la exposición:
«Viéndose el buen rendimiento de dicha Sección en Melilla se decidió, con ocasión de un aumento de 3.461 hombres en los presupuestos del año económico 1898-99 para la Guardia Civil, que alcanzaba así una plantilla de 18.970 hombres, la creación mediante Real Orden circular del Ministerio de la Guerra de 1 de julio de 1898, una Sección fija en la plaza de Ceuta.
Dicha unidad, mandada por el Primer Teniente D. José Leardi de los Santos Reyes, se componía de 1 Sargento, 2 Cabos, 2 Guardias 1º y 30 Guardias 2º de Infantería. Pasó a depender de la Comandancia de Cádiz.
Las múltiples competencias que empezó a asumir en Ceuta y su extenso campo exterior al suprimirse la Sección de Guardabosques, motivaron que poco tiempo después se convirtiera en Compañía, que mandada por el capitán Eugenio Moro Pacheco, veterano de Cuba, pasó a ser la 40 de la Comandancia de Cádiz. Así por real orden circular de fecha 23 de abril de 1900, se fijó su plantilla en 1 capitán, 2 primeros tenientes, 1 segundo teniente, 5 sargentos, 4 cabos, 4 guardias 1º y 50 guardias 2º.
Por real orden de 30 de marzo de 1901, confirmada por otra de 3 de junio, se estableció que a partir de la revista del mes de abril, la plantilla del personal de tropa de la Compañía de Ceuta aumentara ligeramente, quedando fijada en 2 sargentos, 8 cabos, 3 cornetas, 4 guardias 1º y 48 guardias 2º, manteniéndose el mismo número de oficiales.
Sin embargo poco después y como consecuencia de las necesidades de aumento de plantilla surgidas en las Comandancias de Huelva, Jaén y Orense se dictó una real orden circular de 12 de octubre de 1901, mediante la que se reducían drásticamente los efectivos del Instituto en Ceuta, a una Sección de Infantería que quedó con una plantilla compuesta por 1 primer teniente, 1 sargento, 2 cabos, 1 corneta, 2 guardias 1º y 24 guardias 2º.
A pesar de ello la presencia de la Guardia Civil en Ceuta, se siguió mostrando muy eficaz tanto en el mantenimiento de la seguridad pública como en la represión del contrabando de armas y cualquier otra actividad ilegal, prestándose asimismo el servicio de policía militar a las unidades del Ejército que allí se encontraban.
Ejemplo de ello es la constancia en 1911 de dos felicitaciones por parte del Teniente General D. Vicente Martítegui y Pérez de Santa María, Director General de la Guardia Civil, por otros tantos servicios relevantes que tuvieron por principal protagonista al Primer Teniente D. Arturo Blanco Horrillo, quien acompañado de dos de sus Guardias, se internó en territorio enemigo para recuperar varias cabezas de ganado que le habían sido sustraídas al Ejército volviendo a Ceuta con ellas, así como por la detención de un indígena que se dedicaba a falsificar moneda española de dos y una peseta.
La expansión hacia el Protectorado
En 1912 y tras reiteradas peticiones del Comandante General de Ceuta ante el Ministerio de la Guerra, la situación creada por las operaciones militares llevadas a cabo en la región del Kert y la inminente implantación del Protectorado de España en Marruecos, se concedió por una Real Orden Circular de 1 de junio, un aumento de 40 Guardias Civiles más de Infantería para prestar servicio en aquella plaza. De esta forma volvió a constituirse en Ceuta una compañía de la Guardia Civil, que pasó otra vez a ser la 4ª de la Comandancia de Cádiz.
La plantilla de dicha unidad quedó fijada en 1 Capitán, 2 Primeros Tenientes y 1 Segundo Teniente, siendo todos ellos plazas montadas, así como 3 Sargentos, 6 Cabos, 3 Cornetas, 4 Guardias 1º y 54 Guardias 2º, es decir en total 74 hombres, efectivos todavía insuficientes para las misiones y competencias encomendadas. Los dos nuevos oficiales fueron el Capitán D. Juan Vara Terán y el Primer Teniente D. Isidoro López de Haro.
Dicho aumento no implicó variación en la plantilla presupuestaria general del Instituto Armado sino que motivó la disminución de las plantillas de otras unidades. Concretamente estos dos nuevos oficiales se obtuvieron del Negociado de incidencias de Ultramar mientras que el resto de las clases y guardias se dedujeron de las comandancias peninsulares.
El Capitán Vara, con su plana mayor y una de las tres secciones, estableció su residencia en la misma ciudad de Ceuta. Dicha sección pasó a encargarse de la seguridad pública de la plaza y su campo exterior mientras que las otras dos procedieron a distribuirse en destacamentos por los campamentos del Ejército al objeto de prestar el servicio de campaña.
Mientras en la Península continuaban las agitaciones sociales, constantemente ensangrentadas por atentados terroristas de los anarquistas que habían asesinado el 12 de noviembre de 1912 al Presidente del Gobierno, D. José Canalejas Méndez, las tropas ceutíes del General de División D. Felipe Alfau Mendoza, entraban pacíficamente el 19 de febrero de 1913 en Tetuán, capital del nuevo Protectorado, siendo la Guardia Civil testigo de excepción al constituir la escolta personal de dicha Autoridad Militar.
Días después por Real Orden de 27 de febrero, fruto de las reiteradas peticiones de seguir aumentando la plantilla del Instituto así como consecuencia de la ocupación de Tetuán y el inicio del despliegue en el Protectorado, se dispuso que la plantilla de la 4ª Compañía de la Comandancia de Cádiz aumentase en 40 Guardias Civiles de Caballería y 36 caballos.
La vigilancia de la compleja orografía del campo exterior de Ceuta hicieron imprescindible poder contar con fuerzas montadas, ya que hasta entonces allí sólo los Oficiales disponían de caballos para vigilar el servicio, realizándolo a pie las clases y tropa. El mando de la nueva sección de Caballería fue encomendado al Primer Teniente D. Bernardo Sánchez Visaires.
La Compañía Mixta de Ceuta
La Guardia Civil ceutí pasó a partir de entonces a estar integrada por 114 hombres: 4 Oficiales (1 Capitán, 2 Primeros Tenientes y 1 Segundo Teniente), 70 clases y tropa de Infantería (3 Sargentos, 6 Cabos, 3 Cornetas, 4 Guardias 1º y 54 Guardias 2º) y otros 40 de Caballería (2 Sargentos, 4 Cabos, 1 Trompeta, 3 Guardias 1º y 30 Guardias 2º).
Asimismo y por primera vez se hizo constar en la mencionada Real Orden, que «la voluntad de S. M. era que todos los individuos que se destinaran a dicha Compañía Mixta, fueran solteros o viudos sin hijos, a excepción de los Sargentos, Cabos y Guardias 1º, que podían ser casados, si no los hubiera solteros». Tan curiosa disposición, estaba motivada por la dificultad que existía en Ceuta y su entorno para poder albergar a las familias y para propiciar una mayor permanencia en la Unidad, ya que el personal casado al no poder llevarse allí a la familia terminaba solicitando el regreso a la Península.
Aunque la misión principal de la Guardia Civil ceutí no era la de combatir en primera línea, no dejó de distinguirse en los hechos de armas. Así por ejemplo, por su valerosa conducta en la ocupación de unas posiciones próximas a Ceuta, se concedió por Real Orden Circular de 15 de abril de 1913, la Cruz de Plata del Mérito Militar con distintivo rojo al Sargento D. Miguel García Herrera; Cabos D. Antonio Crespo Valdivielso y D. José León Fardán; Guardia 1º D. Victoriano García Romera; y Guardias 2º D. José Torres Barca, D. Alfonso Díaz Brosard, D. José Escoto Orozco, D. José Bailac Rodríguez, D. Juan Lopera Ruiz, D. Miguel Vázquez García, D. Tomás Alonso Figueroa, D. Francisco Ponce Gil, D. Jerónimo Caracuel Auñón y D. Ramón Peña Martín.
Poco después, uno de los cuatro Cabos de Caballería moría a consecuencia de las heridas sufridas el 21 de mayo en una emboscada cuando prestaba servicio nocturno de vigilancia en la carretera que unía la plaza de Tetuán con el destacamento de «El Rincón» (M´Diq), distante de aquella 12 kilómetros. Se trataba del Cabo D. Tomás Martín Sierra, un veterano y condecorado héroe de las campañas de Cuba en donde se había distinguido en numerosos combates por su acreditado valor cuando formaba parte del escuadrón de caballería de la Comandancia de la Guardia Civil de Vuelta Abajo.
Tres meses después, en la madrugada del 2 de agosto, moría en otro enfrentamiento armado el Guardia Civil D. Andrés Orellana Zamudio, quien por Real Orden de 30 de julio de 1914 fue ascendido al empleo de Cabo por su valor acreditado. No habían transcurrido más que quince años desde la implantación del Instituto en esa plaza africana, perteneciente a la corona española desde 1581, y ya formaba parte indisoluble de la misma».
13 años de la fundación de la asociación «Polillas Ceuta»
En el año 2008 se constituía en Ceuta la delegación regional de la asociación de Antiguos Alumnos de los Colegios de la Guardia Civil. Vega nos cuenta que «es una asociación benéfica, cultural y social que no tiene nada que ver con la Guardia Civil, somos independientes y se creó en el año 1949, hace 71 años, y lo único que intentamos es fomentar el compañerismo, la ayuda a las personas que lo necesiten…».
Esta asociación está formada tanto por antiguos alumnos del colegio de guardias jóvenes Duque de Ahumanda, el Infanta María Teresa -colegio de chicos huérfanos- y el Marqués de Juncarejo -colegio de chicas huérfanas-, así como por numerosos miembros y simpatizantes del Cuerpo de la Guardia Civil.