Emmanuel Macron, el presidente de Francia, ha confirmado su visita al archipiélago de Mayotte en los próximos días. Esta decisión surge como respuesta a la devastación causada por el ciclón Chido, que ha dejado a la isla en una situación crítica, con escasez de agua potable, alimentos y atención médica.
Mayotte, situada en el océano Índico, es el departamento más pobre de Francia. Tras el paso del ciclón, las autoridades han reportado oficialmente 21 víctimas mortales, aunque se teme que el número real sea mucho mayor debido a las dificultades para acceder a ciertas áreas de la isla.
En una declaración reciente, Macron anunció un luto nacional en honor a las víctimas y expresó su compromiso de apoyar a la población afectada. Además, mencionó la posibilidad de reabrir el tráfico nocturno en el aeropuerto de Mayotte-Dzaoudzi, lo que facilitaría el transporte aéreo de suministros esenciales.
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, describió la situación en la isla como «totalmente devastada», con el 70% de los residentes gravemente afectados. Las infraestructuras de transporte han sufrido daños significativos, complicando la llegada de servicios de emergencia.
Las necesidades más urgentes son agua y alimentos. Las plantas potabilizadoras tardarán al menos una semana en operar al 95% de su capacidad. Mientras tanto, un avión militar A400M transportará agua mineral y comida desde la isla de Reunión, aportando 20 toneladas en cada trayecto.
Para reforzar la seguridad y el orden, se desplegarán 400 gendarmes adicionales, sumándose a los 1,600 ya presentes. A pesar de la gravedad de la situación, el Ministerio del Interior ha asegurado que no se han registrado saqueos.
El ciclón Chido, el más intenso en 90 años, golpeó Mayotte con vientos de hasta 220 km/h. Después de pasar por el territorio francés, la tormenta se dirigió a Mozambique, causando al menos 34 muertes y 319 heridos, según informes de la ONU.
Este fenómeno meteorológico extremo podría estar relacionado con el calentamiento global, ya que las temperaturas superficiales del mar cercanas a los 30°C proporcionan más energía para las tormentas, según informa Efe.