En el Día Mundial de las Personas Refugiadas recordamos a Madina, una niña afgana de seis años muerta en la frontera de Europa en noviembre de 2017. Hace pocas fechas el tribunal constitucional de Croacia rechazaba inculpar a la polica de Croacia por la muerte de Madina Hosseini, una niña refugiada afgana que murió cuando fue devuelta a Serbia después de conseguir llegar a Croacia por la policía. Esta es la historia que avergonzó a Europa pocos meses después de que el cadáver de otro niño refugiado sirio, Aylan Kurdi, apareciera en una playa turca. En el día Mundíal de las Personas Refugiadas recordamos la historia de Madina y el calvario de su familia.
Madina Hosseini, así se llamaba la niña afgana refugiada que murió arrollada por un tren en los límites fronterizos entre Croacia y Serbia en noviembre de 2017 cuando la policía fronteriza croata, una vez que habían cruzado, les obligó a ella y a su familia a caminar por las vías del tren para devolverlos a Serbia. Tan solo tenía seis años. Muslima, la madre, y Rahmat, el padre, junto con cinco de sus nueve hijos habían llegado a Serbia hacía casi un año.
La familia Hosseini quería ir a Hungría pero la imposibilidad de conseguir cruzar de forma legal y seguir su viaje y la desesperación por estar bloqueados en Serbia hizo que el grupo intentara cruzar a Europa por Croacia a pie.
Ataviados con lo mínimo, con cuatro niños menores de diez años, se arriesgaron a atravesar alambradas y campos embarrados de noche a 5 o 7 grados bajo cero. Milagrosamente llegaron a salvo. Poco les duró la alegría de haber llegado a Europa. Enseguida fueron localizados por una patrulla de la policía croata cuando descansaban de el viaje en un parque. Según relató la madre de Madina esperaban que los agentes les condujeran a la comisaría para poder solicitar asilo, tal como estipulan las leyes europeas. No fue así. Muslima declaró que los oficiales los llevaron a las vías del tren y les ordenaron que caminaran de regreso. Los habían devuelto a Serbia.
Las devoluciones en caliente (Push-Back) son ilegales, sin embargo, son comunes en la Ruta de los Balcanes. Las organizaciones en defensa de los Derechos Humanos, locales e internacionales denuncian los abusos que las policías fronterizas de Hungría, Croacia y Serbia cometen contra las personas refugiadas, incluidas niñas y niños, mientras intentan avanzar hacia Europa occidental. La violencia con la que actúan los policías en las vallas que rodean todo el perímetro fronterizo de Hungría se ha convertido en la práctica habitual para disuadir a las personas migrantes y frenar los intentos de cruzar las vallas. Alambradas electrificadas, concertinas y vigilancia electrónica y policías acompañados de perros de presa convierten el perímetro fronterizo en una fortaleza inexpugnable, la Europa Fortaleza.
Ante los ruegos de la madre de Madina para que los dejaran pasar la noche en Croacia por la corta edad de los niños, el cansancio y el frío, la policía no cedería. La familia se vio obligada a caminar en la oscuridad a lo largo de las vías sin que se les advirtiera que los trenes todavía estaban en funcionamiento. Uno de esos trenes sorprendió y golpeó a la pequeña con tanta violencia que fue arrastrada varios metros quedando malherida. El padre recogió el cuerpo de la niña y lo llevó ante los agentes de la policía croata para pedir asistencia médica. Todos ellos fueron introducidos en una furgoneta junto a Madina, que unos kilómetros más adelante fue transferida a una ambulancia donde le esperaba un equipo médico que nada pudo hacer por ella. No dejaron a ningún familiar acceder a la ambulancia. La madre y el resto de la familia fueron deportados a Serbia esa misma noche sin saber si la niña seguía con vida y sin darle el derecho a la madre a estar junto a su hija en esos duros momentos.
En Serbia estuvieron recluidos en una comisaría de policía durante la noche. La madre y la hermana mayor, Nilab, llevaban sus ropas aún cubiertas con la sangre de la niña. Nadie les confirmó si Madina estaba muerta, nadie les dio detalles de dónde la habían llevado e incluso les negaron cualquier contacto con algún representante del hospital donde trasladaron a la pequeña. El silencio hizo cómplice a la policía serbia de una muerte producida por la sinrazón de las políticas migratorias de la UE. Los agentes croatas que los expulsaron aquella noche fueron los ejecutores de la política de fronteras de Europa.
El trato inhumano recibido por la familia tras el atropello no hizo más que maximizar el sufrimiento y la frustración. Cuando su cuerpo finalmente fue devuelto, el barro y la sangre todavía manchaba su rostro. «La trataban como un animal, como un perro», dijo Nilab, con lágrimas en los ojos, «un cuerpo tan pequeño y no lo trataron como a un ser humano».
El entierro de Madina fue otro capítulo obsceno de la trágica historia. A la familia no se le facilitó el tiempo ni los medios suficientes para llevar a cabo los ritos funerarios que manda la religión musulmana y se les ordenó enterrar de inmediato a la niña. Frente a las protestas de la familia las autoridades serbias amenazaron con la deportación.
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) y la croata Are you Syrious (AYS) se interesaron del caso de la muerte de Madina y prestaron toda la colaboración a la familia para intentar resolver los trámites burocráticos que se les presentaba.
Denuncia contra la policía croata ante la Fiscalía
El 21 de diciembre de 2017 la familia de Madina presentó una denuncia por la vía penal en la Fiscalía del Estado croata. La misma señala que los policías no identificados que interceptaron y obligaron a volver a la familia de refugiados a Serbia, fueron los culpables de la muerte de Madina por negligencia. El escrito presentado ante la fiscalía acusaba a estos agentes de violar gravemente los derechos de la niña, de abusar de su posición y poder ante la condición de vulnerabilidad causando, mediante un trato inhumano, un estado de sufrimiento psicológico a la familia. Asimismo, se pone de manifiesto que la familia ya estaba en Croacia antes del terrible suceso y habían solicitado pedir asilo, pero que la policía vulneró el derecho a pedir protección internacional y los condujo a las vías del tren animándolos a regresar a pie a Serbia.
Según el testimonio de la madre, Madina no fue la única niña que la policía croata devolvió a Serbia: iba acompañada de cinco menores más, sus hermanos y hermanas de entre dos y quince años. La niña que huía de la violencia en su país de origen perdió la vida en un país que se suponía que la protegería.
La abogada de la familia, Sanja Bezbradica, explica: «La policía encontró a la familia con seis menores en la frontera croata donde solicitaron asilo y protección. La policía se negó a cumplir la normativa y les obligó a que volvieran a Serbia por las vías del tren. Desoyeron la petición desesperada de la madre para que les dejaran dormir allí, pues los niños estaban cansados y tenían frío, y ello tuvo consecuencias mortales». Una decisión ilegal y mortal.
Regreso a Croacia
La noche del 21 de marzo de 2018 los familiares de Madina Hosseini contactaron con los activistas de Are You Syrious (AYS) informándoles que estaban de nuevo en Croacia y que su intención era volver a pedir asilo en el país. AYS informó inmediatamente a la policía, al abogado de la familia y al ACNUR. Los activistas se desplazaron hasta la frontera para encontrarse con la familia de la pequeña en la comisaría donde se entrevistaron brevemente con la policía para advertirles el deseo de la familia de pedir protección internacional y que se registrara esa petición para que el siguiente paso fuera su internamiento en el centro de recepción de Porin, un centro con mejores garantías que los campos, situado a las afueras de Zagreb. Nada más lejos de la realidad. Al día siguiente fueron llevados al centro de Tovarnik, que es un centro de tránsito en su mayoría para readmisión, en la frontera con Serbia. Uno de los tantos intentos de la familia Hosseini de solicitar asilo en Croacia. El primero de sus intentos acabó en tragedia, al devolverlos en plena noche. Aún hoy, el gobierno croata niega que la policía les devolviera, a pesar de las pruebas aportadas en el proceso.
Falta evidencia clave
Los agentes de policía croatas, sin embargo, afirmaron que la familia Hosseini no entró Croacia esa noche, que las cámaras de la policía de imágenes térmicas los filmaron a unos 300 metros dentro de territorio serbio y que se les impidió entrar por medios de disuasión como luces desde los vehículos policiales e incluso agentes plantados en el borde fronterizo.
Tras la investigación realizada a petición de la Fiscalía del Estado, los órganos de investigación croatas descartaron las sospechas de omisiones de la policía croata. La familia Hosseini asumió entonces un proceso privado en el que acusó a tres policías croatas de Tovarnik de abuso de poder, trato inhumano con consecuencias fatales y violaciones de los derechos del niño. Tras la investigación, los jueces de instrucción competentes rechazaron sus demandas por infundadas.
Sin derechos
El personal del centro de detención no les proporcionó información alguna, ni sobre su caso, ni sobre el tiempo que permanecerían detenidos. Estaban encerrados en tres salas distintas y solo les permitía verse durante las comidas, según informó el Centro de Estudios para la Paz.
La familia solicitó ponerse en contacto con el abogado que les representa en el proceso penal contra el Ministerio del Interior croata en el caso de la muerte de Madina, pero se les denegó alegando que ya habían firmado un contrato con su abogado en Serbia.
Además, obligaron a la familia a firmar documentos que no entendían. La hermana de Madina explicó que las autoridades croatas les amenazaron con enviarles a Serbia si no las firmaban, a pesar de que habían solicitado asilo en Croacia. Ni siquiera tuvieron la posibilidad de establecer contacto con ninguna organización ni se les permite visitarlos ni proporcionarles la asistencia jurídica legalmente garantizada.
Madina se convirtió en víctima de un régimen fronterizo que depende en gran medida de los rechazos y la continua negación del acceso al sistema de protección internacional. Su muerte no fue la primera en la Ruta de los Balcanes. La pérdida innecesaria de vidas es causa tanto por la falta de rutas seguras y legales para refugiarse, como por las acciones ilegales de las policías fronterizas. Mientras la impunidad continúe reinando en las vallas de Europa, seguirán muriendo personas inocentes. La muerte de la pequeña niña refugiada representará para siempre la injusticia de los regímenes fronterizos actuales que cerraron las puertas de la seguridad humana a quienes más la necesitan.
Las devoluciones ilegales en las fronteras de Europa
Desde 2017 numerosas organizaciones han advertido sobre los rechazos ilegales y la violencia que se producen en las fronteras croatas. Años después, está claro que incluso los grupos más vulnerables, como los niños y los niños no acompañados, no están excluidos de convertirse en víctimas de los rechazos y la violencia policial. El quinto informe sobre rechazos y violencia de la República de Croacia ofrece un análisis detallado de la ilegalidad de los rechazos y expulsiones colectivas en términos generales.
Mediante la jurisprudencia del TEDH, el contenido de la prohibición de la tortura y los tratos o penas inhumanos o degradantes se convirtió en una norma absoluta de no devolución. El carácter absoluto de esta norma significa que siempre está prohibido devolver a cualquier persona a un país donde pueda ser sometida a tortura, tratos o penas inhumanas o degradantes, independientemente de las circunstancias. Esto presenta la obligación de los Estados de evaluar si el país de retorno es seguro para una persona interesada, haciendo tales evaluaciones caso por caso. Durante tales rechazos, las autoridades no proporcionan ninguna evaluación de este tipo y, por lo tanto, incumplen esta obligación, lo que abre las puertas para violar el principio de no devolución.
El largo proceso judicial
El Centro de Estudios para la Paz apoyó a la familia a través de procedimientos judiciales. Hasta el día de hoy las instituciones croatas no se responsabilizaron por la muerte que es una consecuencia directa de las devoluciones que ocurren a diario en las fronteras croatas.
La familia presentó una denuncia ante el Tribunal Constitucional alegando que una investigación ineficaz sobre las circunstancias de la muerte de Madina. Su abogada señala en la denuncia constitucional que la prueba clave que arrojaría luz sobre el curso de los hechos de la noche crítica del 21 de noviembre de 2017, una grabación de la cámara termo gráfica policial, ha desaparecido en la investigación y que la policía ha dado explicaciones completamente poco convincentes. También afirmó que la investigación contra los policías no podía ser considerada objetiva y que la familia Hosseini no pudo contactarla como su abogada desde finales de marzo hasta el 7 de mayo de 2018, en un momento en que ella estaba solicitando determinar qué policías eran los responsables de la desaparición de las imágenes de las cámaras termográficas, por lo que no se ha realizado una investigación para determinar qué pasó con esa prueba.
La familia de Madina Hosseini no tiene suerte con el poder judicial croata. Cinco miembros del Tribunal Constitucional presidido emitieron recientemente la decisión de rechazar la denuncia que presentó la familia. El Alto Tribunal dictaminó que no se violaron los derechos constitucionales de la familia Hosseini porque la investigación se llevó a cabo de manera eficiente y objetiva. «El hecho de no presentar un registro de imágenes térmicas no afectó la minuciosidad de la investigación» admitió un portavoz de la Corte Constitucional que a su vez añadía que la investigación fue objetiva porque la dirigió la USKOK, un cuerpo adscrito a la Fiscalía del Estado especializado en investigaciones relacionadas con la corrupción y el crimen organizado y no por la policía.