Si quieres que tus hijos de mayor tengan muchas menos probabilidades de ser una persona violenta, un maltratador de ancianos, mujeres, menores, discapacitados, etc., enséñales desde pequeños el respeto por todos los animales y por todas las personas.
Según investigaciones científicas realizas por criminólogos, sociólogos, médicos, etc., las personas que maltratan a los animales en un porcentaje elevado tienden a hacer lo mismo con las personas, incluso tienen más probabilidades de caer en la delincuencia. Esto tiene su lógica, como es obvio la violencia es violencia, y los que ejercen violencia en el trato con los animales tienen más posibilidades de emplearlas en sus relaciones con los animales humanos.
Las personas que ejercen violencia contra los animales tienden a embrutecerse psicológicamente y a perder la capacidad de empatizar, sobre todo, hacía los más desfavorecidos, esos que precisamente necesitan que la sociedad no los margine y se les de las mismas oportunidades que a los demás. Las personas que ejercen la violencia contra los animales se caracterizan porque que suelen ser personas cobardes que se ensañan con los que no se pueden defender.
Un menor que desde pequeño ve como su padre, o cualquier otra persona de su entorno, ejerce violencia contra cualquier animal, lo más probable que termine imitando esa conducta. También puede ocurrir que le cause un trauma por no estar conforme con lo que ve, pues considera injusto que se ejerza violencia contra un ser indefenso. No son pocos los niños y niñas que habiendo vivido con un progenitor que ejerce la violencia hacia los animales han terminado de mayor haciéndose defensores de los animales y renegando de la mala educación que le han dado.
La violencia contra los animales en general (excepciones hay muchísimas) va pasando de generación en generación, pero es ahora cuando cada día hay más personas que defienden que los animales deben de ser tratados bien y no de forma violenta.
No son pocos los individuos que se compran un perro o lo adoptan y los quieren educar a patadas y golpes, utilizando métodos que para nada son efectivos y que lo único que consiguen con ello es que el pobre animal les tenga miedo.
Nadie está obligado a tener un perro o cualquier otro animal, si lo tienen es porque ellos decidieron tenerlo. El ser «propietario» de cualquier animal no da derecho a tratarlo de forma violenta ni a darle una vida indigna.
Si estas pensando en tener un perro o cualquier otro animal, lo primero que tienes que saber es que le tienes que dedicar bastante tiempo, pues su bienestar tanto físico como psicológico va a depender exclusivamente de ti. Para tener un perro, por ejemplo, hay que tomárselo muy en serio, pues necesita de unos cuidados: llevarlo al veterinario cada vez que lo necesiten, sacarlo un mínimo de tres veces al día el tiempo suficiente para que gaste su energía (esto depende de la edad, cuando son jóvenes necesitan más tiempo), hacer sus necesidades y un largo etcétera de cosas que hay que hacer para tenerlo bien.