El 22 de febrero es el Día por la Igualdad Salarial. En esta fecha, el PSOE reitera su firme compromiso con la erradicación de la brecha salarial existente entre hombres y mujeres, que es consecuencia de la histórica discriminación que las mujeres han tenido y aún siguen teniendo y que repercute en todos los ámbitos, incluido el laboral.
La brecha salarial, junto con las dificultades para acceder un puesto de trabajo, lograr promocionar y, en muchas ocasiones, mantener el empleo, impide a miles de mujeres alcanzar una independencia económica. Y sin independencia no hay ni libertad, ni igualdad.
La defensa de la igualdad entre hombres y mujeres es el eje de la agenda política del PSOE. Avanzar en igualdad es una responsabilidad compartida en la que deben implicarse todas las fuerzas políticas y sociales. Y por supuesto, es obligación de los poderes públicos remover los obstáculos que impiden que la igualdad sea real y efectiva. Por desgracia, ni todas las formaciones políticas, ni todos los Gobiernos, lo han entendido así.
La llegada del PSOE al Gobierno hizo posible que pasáramos del “no nos metamos ahora en eso” (de Mariano Rajoy) al “queremos hacerlo, debemos hacerlo y vamos a hacerlo”.
Las políticas de igualdad han dado un enorme giro. El Gobierno de Pedro Sánchez es socialista y feminista. Y esto se tradujo en hechos desde el primer momento.
Cuando los socialistas llegamos al Gobierno, en junio de 2018, nos encontramos con un Parlamento bloqueado por una doble vía. Primero, por los vetos de la Mesa y del Gobierno del PP a la tramitación de iniciativas. Y, segundo, por la utilización torticera, injustificada e ilimitada, de la ampliación de los plazos de enmiendas de las iniciativas tomadas en consideración.
El Grupo Parlamentario del Congreso había registrado, antes de la Moción de Censura, dos Proposiciones de Ley, una sobre igualdad en materia retributiva y otra para garantizar la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación. Estas iniciativas, como tantas otras, se encontraban paralizadas. El nuevo Gobierno levantó los vetos de inmediato. Terminar con las ampliaciones de plazos de enmiendas fue más difícil, dado que la mayoría en la Mesa del Congreso estaba en manos del PP y Ciudadanos. Aún así, conseguimos dar luz verde a la tramitación de la Ley de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación y que fuera tomada en consideración por unanimidad de la Cámara. Logramos también que se acordara tramitar por el procedimiento de urgencia y que se cerraran los plazos de enmiendas. En poco tiempo, conseguimos situar la tramitación en fase de ponencia.
Paralelamente a esta actuación en el Parlamento, el Gobierno decidió impulsar el Diálogo Social como cauce de negociación idóneo con los agentes sociales, dentro del cual, impulsamos una Mesa de Igualdad que se encuentra trabajando a buen ritmo. Uno de sus principales objetivos es combatir la brecha salarial.
El Gobierno socialista ya ha recorrido buena parte del camino necesario para conseguir una norma con actuaciones concretas para terminar con la brecha salarial que, además, cuente con medidas para garantizar la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en otros aspectos relacionados con el empleo y la ocupación.
Este Gobierno hará todo lo posible para que, en el tiempo del que dispone, esta norma sea aprobada. Además, lo haremos recabando el máximo grado de consenso.
Es una cuestión de calidad democrática. No podemos seguir hablando de mejorar la democracia si no mejoramos las condiciones de vida de las mujeres como ciudadanas y como trabajadoras. Nadie debería quedar indiferente ante la realidad que reflejan las cifras:
• La brecha salarial de género se sitúa, según la Encuesta Anual de Estructura Salarial del año 2016 (últimos datos disponibles), en el 22,35%
• La ganancia media anual de una mujer es 5.793 euros inferior a la de un hombre (año 2016).
• En el año 2008, la brecha salarial de género era del 21,87%. Por tanto, la crisis ha aumentado la citada brecha.
La situación del empleo de las mujeres se caracteriza por la mayor precarización, menor tasa de actividad, menor tasa de ocupación, mayor tasa de paro, mayor temporalidad y parcialidad. Todo ello incide en una menor protección social en general y en particular, en pensiones más bajas. En un año electoral, como este, el PSOE se compromete que esta lucha sea el eje central en todos los ámbitos, europeo, nacional, autonómico y local.