Tras más de dos meses de ofensiva brutal contra la población civil de Gaza, las cifras de muertes son estremecedoras. Y continúan aumentando, con el beneplácito de una Comunidad Internacional que contempla impasible el exterminio de todo un Pueblo.
Quienes estamos hoy aquí nos oponemos a que el paso del tiempo termine por convertir en asumible lo intolerable. Nos negamos a convivir con la barbarie. Con la matanza. Con el crimen cotidiano. Nos negamos a mirar hacia otro lado mientras se perpetra un genocidio en vivo y en directo.
Nos negamos a perder la humanidad y a normalizar el horror.
El horror de acostumbrarnos a que un Estado racista y criminal asesine, desde la más absoluta impunidad, a cientos de personas inocentes cada día. El horror de que, en todo el tiempo que dura esta mal llamada guerra, Israel haya acabado con la vida de 8.000 niños y niñas.
El horror de callar ante esta herida que no deja de sangrar.
No.
No podemos acostumbrarnos.
Nos negamos a acostumbrarnos.
Hoy queremos poner nombre a las niñas y los niños asesinados por Israel.
Lo hacemos porque no podemos permitir que tantas vidas amputadas se transformen en meras cifras frías, contribuyendo así a la deshumanización de la población palestina. Tenemos que combatir de manera firme y decidida esta lógica siniestra.
Tenemos que decir que Hala, de 13 años de edad, no merecía perecer bajo las bombas de un ejército ocupante y que ese mismo ejército ocupante tampoco tenía derecho a disparar y asesinar a Adam, de 9 años, cuyo delito no fue otro que el de existir.
El mismo delito de Ayman, de un año.
De Janna y de María, 5 años.
De Nada y Ali, 7 años.
De Muhammad, de Siham y de Sally, asesinados los tres con apenas 2 años.
El mismo delito imputado a Abdul, a Karim, a Raghda y a Sama, vidas que no llegaron a cumplir los 12 años. El mismo delito de Rabab, de 4 años. Y de Sarah, de 17.
De Jamal, 6 años; de Maya, 8 años; de Samer y de Lana, asesinados ambos con 10 años.
Así, hasta más de 8.000 casos. Más de 8.000 niñas y niños asesinados.
Más de 8.000 crímenes atroces que no pueden caer en el olvido ni permanecer impunes por más tiempo.
Hoy volvemos a exigir que el primer ministro israelí, el criminal de guerra Netanyahu, sea llevado ante la Corte Penal Internacional.
Volvemos a exigir a nuestro Gobierno la total ruptura de relaciones comerciales y diplomáticas con Israel. No podemos ser cómplices: BASTA DE COMPRAR Y DE VENDER ARMAS A UN ESTADO CRIMINAL.
Exigimos a la Unión Europea la adopción de medidas contundentes que obliguen al agresor a poner fin a su brutal política de limpieza étnica; que se imponga el alto el fuego definitivo, el fin de la ocupación y el apartheid y el cese de la violencia contra hombres, mujeres y niños y niñas inocentes.
Hoy, volvemos a movilizarnos en defensa de la Dignidad y de la Justicia Universal, conceptos que no pueden ser negados por más tiempo a los hijos y las hijas de Palestina.
Una vez más:
NO AL GENOCIDIO
NO AL INFANTICIDIO
VIVA PALESTINA LIBRE