El 6 de abril se conmemora un hecho histórico: la inauguración de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna realizados en la ciudad griega de Atenas, en 1896. Pero no fue hasta 1978 cuando la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) reconoció el deporte y la educación física como un «derecho fundamental para todo el mundo».
Desde el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) nos sumamos a este Día Internacional del Deporte para expresar la importancia de este derecho y la repercusión que tiene el deporte, las actividades físicas y los juegos en la salud y el bienestar de las personas y también su importancia en el conjunto de una sociedad.
Por esta razón creemos que es necesario esforzarnos en motivar a las generaciones emergentes mediante el apoyo público necesario ya que esta inversión se convierte en una apuesta segura por el futuro de la sociedad. Una sociedad en la que todas las personas tengan la misma oportunidad de acceso y la participación en los deportes. Dónde cada barrio tenga la misma oportunidad de ofrecer a sus jóvenes y mayores ese acceso.
En este sentido, en el Pleno Ordinario de marzo, recientemente y a propuesta del MDyC, la Asamblea aprobó por unanimidad que el precio de las instalaciones deportivas municipales se adecue a los niveles de ingresos de los y las ceutíes. Son pequeños avances de la política que debe realizarse en pro de un deporte inclusivo e igualitario y por la que el MDyC apostamos: Una política que amplíe la oferta deportiva pública de la ciudad y que atienda como se merecen nuestros y nuestras deportistas.
La victoria en el juego es oportunidad, la derrota es aprendizaje.
Oportunidad para el Desarrollo y la Paz de las comunidades donde las y los jóvenes son la esperanza de las sociedades.
Oportunidad para reivindicar una igualdad tan necesaria como urgente entre hombres y mujeres en un campo restringido hasta hace bien poco para el sexo femenino. Reivindicamos motivar sin tregua el auge del deporte femenino.
Oportunidad para una inclusión victoriosa mediante el aprendizaje del respeto al oponente, tolerancia al contrario en un juego donde las reglas son ley de convivencia y la disciplina es un valor ético irrenunciable. Un deporte inclusivo en todas sus formas.
Aprendizaje para saber que podemos y debemos ser cada vez mejores personas. En el MDyC estamos convencidos de que el deporte, tal y como indica la Organización de Naciones Unidas, es una arma poderosa para la sociedad, teniendo el poder de acabar con la intolerancia y la violencia y dando paso a la fraternidad y la solidaridad. Y por tanto, subrayamos que el deporte es un lenguaje universal que sirve para promover la paz y la tolerancia saltando fronteras y culturas que llevan a una cohesión social deseada.