El 8 de septiembre es el Día del Cooperante y desde el Partido Socialista queremos manifestar nuestro reconocimiento y apoyo a los hombres y mujeres españolas que, en un contexto tan adverso y cambiante como el actual, dejan una huella positiva en este mundo tan roto como hambriento de justicia social. Hoy son más de 2800 profesionales de la cooperación de origen español quienes trabajan para atajar las múltiples y diversas brechas de desigualdad a lo largo y ancho del planeta.
A día de hoy, la crisis global provocada por la pandemia de la COVID-19 ha quebrantado la mínima expresión de duda sobre lo global e interconectado de este mundo y ha subrayado la necesidad de abordar los problemas desde una perspectiva integral, coordinada a nivel internacional, para dar una respuesta inclusiva más allá de nuestras fronteras. Somos, en efecto, una comunidad global en la que los riesgos, miedos y sufrimientos son compartidos en cualquier latitud. En consecuencia, somos conscientes de la necesidad de enfatizar nuestros esfuerzos en aquellos lugares del planeta que cuentan con menos recursos y capacidades para superar la propagación del virus. Hoy existe un riesgo real de perder décadas de progreso en la lucha contra la pobreza y contra las desigualdades. Por este motivo, el Gobierno de España ha impulsado la Estrategia de la Cooperación Española de Respuesta a la Crisis de la COVID-19 con el fin de no dejar a nadie atrás.
En este contexto, la labor de las y los cooperantes españoles es crucial, pero el ruido de la pandemia también ha silenciado otros grandes retos en los que, y a menudo en condiciones precarias, han seguido trabajando en primera línea. El VIH o la malaria siguen causando estragos en las sociedades más empobrecidas; el hambre en el mundo aumenta por tercer año consecutivo y alcanza a 821 millones de personas; la desigualdad y la injusta distribución de la riqueza donde las 62 personas más ricas atesoran los mismos recursos que la mitad más pobre de la población mundial; la emergencia climática; los feminicidios, la corrosiva desigualdad de género que afecta a mujeres y niñas en todo el planeta; los delitos de odio contra personas racializadas y LGTBI o la exclusión de las personas con discapacidad.
Afrontar todos estos retos con éxito exige la necesaria y profunda actualización de nuestro sistema de cooperación, tanto en su normativa reguladora, como en su arquitectura institucional. España ha de situarse en el lugar de referente mundial que nunca debió abandonar en lo que a cooperación para el desarrollo se refiere y aprobar un nuevo consenso sobre el desarrollo sostenible que refleje la solidaridad que tantas veces nos ha identificado como pueblo.
Por ello, desde el Partido Socialista reforzamos nuestro compromiso con la reforma de un sistema que ha de responder a los retos marcados por la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas e impulsar la coherencia de políticas y la gobernanza multilateral. Esta reforma ha de ser ampliamente consensuada y debe partir de una reflexión participada por las diferentes fuerzas políticas, los agentes sociales y entidades privadas, las ONG de desarrollo, universidades, instituciones, territorios y, por supuesto, las propias y propios cooperantes.
Asimismo, ha de ser relevante el refuerzo de instituciones clave como la AECID, que recientemente nombró al reconocido cooperante Magdy Martínez Solimán como su nuevo director. El mismo, durante su alocución a los diferentes retos de la Agencia, ha asegurado que tratará de mejorar “significativamente, las condiciones de trabajo en la cooperación, empezando por la AECID, y continuando con todo el colectivo profesional de la cooperación española” para superar “una situación que se ha descrito como de precariedad”.
Con todo ello, nuestro compromiso es el de recuperar el liderazgo con una política pública de cooperación fuerte y de calidad, feminista y adaptada a los retos actuales, en la que participen los actores que actúan en ella y supere los duros años de recortes dejando atrás la situación de absoluta excepcionalidad dentro de los países de la Unión Europea.
Las y los socialistas apostamos por la justicia social y el internacionalismo porque forman parte de nuestros principios, están en nuestro ADN y nuestro objetivo no ha sido otro que situar la política de cooperación como parte imprescindible e
intrínseca del corazón de la acción exterior de nuestro país. Sabemos, que recuperar la política de cooperación como política de Estado no es una opción, es una de las mejores cartas de presentación de un país que se erige garante de los derechos humanos y la solidaridad universal. Nada de esto sería posible sin los hombres y mujeres cooperantes que desde hace décadas ha dado lo mejor de sí, incluida su propia vida, por una solidaridad internacional, una visión igualitaria del mundo que nos hace sentirnos orgullosas y orgullosos como país. Hoy y siempre, desde el Partido Socialista, queremos trasladarles nuestro apoyo y profunda gratitud.