Como cada año, el 22 de septiembre celebramos el Día Europeo sin Coches; una jornada establecida por la Comisión Europea para sensibilizar sobre las consecuencias negativas del uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente, y concienciar de los beneficios de otros modos de transporte más sostenible.
El tema elegido por la Comisión Europea para la campaña de este año es “Por una movilidad sin emisiones” contemplando el ambicioso objetivo de alcanzar la neutralidad de emisiones de carbono para el año 2050, recogido en el Pacto Verde Europeo.
Según Naciones Unidas, el 55% de la población mundial vive en áreas urbanas; una proporción que puede aumentar hasta el 68% en 2050.
Aunque los desplazamientos en coche vienen reduciéndose paulatinamente en las grandes ciudades, las emisiones del sector del transporte han venido aumentando; en concreto, un 28% entre 1990 y 2018.
La Agencia Europea de Medio Ambiente estima que la mala calidad del aire provoca cada año en Europa alrededor de 400.000 muertes prematuras; de éstas, 7.000 son en España.
No faltan los datos que justifican la exigencia de trabajar por la sostenibilidad de nuestras ciudades. Aunque ciertamente también estamos en un momento propicio para promover unas ciudades más habitables y saludables.
La pandemia de COVID-19 ha golpeado duro a la sociedad, pero también ha mostrado el camino para corregir el rumbo y hacer las cosas de otra forma.
Las medidas de prevención -de confinamiento y limitación de la movilidad- adoptadas en los meses de explosión de la pandemia motivaron una importante reducción de la contaminación. En Madrid, se estima que dicha reducción se situó en un 68-73% y en Barcelona en un 65-70%. Para el conjunto de España fue de un 55-60% y valores similares se dieron en otras zonas de Europa.
La pandemia de COVID-19 ha supuesto un toque de atención, pero tal vez, también, una oportunidad para construir sociedades y ciudades mejores y más sostenibles.
La neutralidad de carbono para 2050 se puede alcanzar, entre otras medidas, con la aplicación de soluciones que generen bajas emisiones y emisiones cero en el transporte particular y público, además de la movilidad activa con el uso de la bicicleta y los desplazamientos a pie. Así, en este tiempo de nueva normalidad muchas ciudades ya han comprendido que se puede adoptar una estrategia nueva y más sostenible para el transporte urbano. Y en esta línea, el Gobierno acaba de presentar la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030.
Puede ser el momento de convertir una trágica emergencia en un gran catalizador para un cambio a mejor. Puede ser el momento de las políticas en las que la salud, la ecología, la economía y la ética estén unidas.