María Eugenia Gay, decana del Colegio de Abogacía de Barcelona, ha sido la primera ponente de las X Jornadas Jurídicas de Ceuta. Su intervención trataba sobre igualdad en la abogacía. Historia de la mujer en la abogacía, brecha salarial, techo de cristal… han sido algunos de los temas que ha expuesto.
Cuando una persona es dominadora de la materia sobre la que diserta, la audiencia lo agradece. Este ha sido el caso de María Eugenia Gay. Elocuente, pedagógica, sin ahondar en grandes tecnicismos pero sin pasar nada por alto. La decana del Colegio de Abogacía de Barcelona ha relatado la evolución de los distintos roles que ido asumiendo la mujer (o los que les han dejado asumir) en el mundo del derecho, para detallar a continuación cuáles son las principales causas de la desigualdad que aún existe en este ámbito entre hombres y mujeres.
Calpurnia, primera y última abogada en Roma
Según explicaba María Eugenia Gay, para hallar a la primera abogada de la historia, o al menos la primera de la que se tiene constancia, hay que remontarse hasta el Imperio romano. Se trata de Calpurnia (Calfurnia según qué versiones se consulten). Además de ser la primera, también fue la última. Al parecer, las formas de ejercer la abogacía de Calpurnia causaban estupor entre los hombres que constituían el foro romano. Hay que recordar el contexto: Los romanos, en cuanto a cultura y concepción del mundo se refiere, fueron grandes herederos de los griegos. Pues bien, los grandes pensadores del mundo helénico eran tremenda y abiertamente machistas. De hecho, en algunas polis, las mujeres estaban al mismo nivel en cuanto a derechos que los esclavos.
Que una mujer, en una sociedad estrictamente dominada por hombres, tuviese el arrojo de alzar la voz y enfrentarse a aquellos que ostentaban un gran poder dentro del Imperio romano, no gustó nada en absoluto. No en vano, la historia cuenta que esta fue la razón de que los romanos prohibiesen que las mujeres ejerciesen la abogacía. Calpurnia fue la primera y la última abogada de Roma.
Olympe de Gouges
Posteriormente, y saltando por el gran paréntesis que supuso la Edad Media (época en la que en Occidente todo, derecho y justicia incluidos, lo acaparaba la Iglesia), llegamos a la Revolución Francesa en 1789. Sin embargo, con ella no llega la mejora de la situación de la mujer en la sociedad y mucho menos en el mundo jurídico. En palabras de María Eugenia Gay «seguíamos sin existir». Para muestra un botón: Olympe de Gouges, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791) fue guillotinada. No fue está la razón por la que la ajusticiaron (se opuso a la decapitación de los reyes y la tacharon de traidora) pero se intuye que no debía ser una mujer que resultase «cómoda» para los hombres de la época.
De nuevo, hay que ponerse en contexto: el mundo de la Ilustración, de alguna manera, desplazó del eje central a la figura de «Dios» y la reemplazó por la del Hombre. Entendiendo «Hombre» no por un genérico para referirse a toda la humanidad, sino como un específico para referirse en exclusiva al varón de la raza humana. Como bien decía Gay, la mujer seguía sin existir en la vida pública.
Nace el principio de Igualdad
No fue hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos cuando se reconoció la necesidad de establecer criterios de igualdad y no discriminación entre personas independientemente de su sexo, color piel, credo religioso, ideología política, etc. Se considera la dignidad de las personas como un derecho jurídico superior e inalienable. María Eugenia Gay concibe como «imprescindible» entender que la dignidad humana es un derecho jurídico superior para avanzar en igualdad.
La mujer y la abogacía en España
La actual decana del Colegio de Abogacía de Barcelona, explicaba que en la historia de España hay grandes ejemplos de mujeres que lucharon por la igualdad de derechos, la participación de las mujeres en la vida pública y, dentro de esta, la posibilidad de ejercer dentro del ámbito jurídico.
Concepción Arenal
El primer ejemplo que ha querido destacar María Eugenia Gay ha sido el de Concepción Arenal. Una historia que parece sacada de un guión de cine, como la misma letrada comentaba. Concepción Arenal (1820-1893) se disfrazó de hombre para poder acceder a la Universidad. Luchó de forma incansable por promover la participación de la mujer en la vida pública y «defendió como nadie» el papel que debería desempeñar la mujer en el futuro. Además fue una precursora del derecho penitenciario que legó frases que han pasado a la posteridad.
Victoria Kent
La siguiente referencia nacional que ha destacado Gay, ha sido Victoria Kent, la primera mujer que ingresó al Colegio de Abogados en Madrid y la segunda de España tras Ascensión Chirivella Marín . Entre otras cosas, fue un estandarte en la defensa de los derechos de las personas más vulnerables. Además, en 1931 fue nombrada directora general de Prisiones, cargo desde el que promovió la reinserción y trató de dignificar la vida de los/as presos/as. Un hecho anecdótico en su trayectoria como directora de Prisiones fue el de eliminar las cadenas y grilletes que usaban los/as presos/as que posteriormente mandó fundir para hacer una estatua de Concepción Arenal.
Clara Campoamor
Estaba claro que, si María Eugenia Gay hacía un repaso por las figuras femeninas que han luchado por la igualdad en nuestro país, en algún momento iba a tener que hablar de Clara Campoamor. Para la letrada, Campoamor marcó un antes y un después «en el mundo de la abogacía y en el mundo de las mujeres. Tuvo el valor de reclamar en las Cortes un derecho tan fundamental como el fue el derecho a voto».
Según Gay, Campoamor con este hito histórico no solo reclamó la participación activa de las mujeres en la vida pública, sino que implícitamente, estaba demandando que las mujeres dejasen de ser «objetos de protección» para ser sujetos de pleno derecho y protagonistas de la vida pública. Gay ha rescatado parte de un discurso pronunciado por Campoamor en el Congreso de los Diputados:
«¿Es qué tenéis derecho a hacer esto? ¿A negarnos el voto? No, tenéis el derecho que os ha dado la ley. Una ley que habéis hecho vosotros. Pero no el derecho natural fundamental de todo ser humano que requiere la dignidad de todos. Dejad que la mujer se manifieste y veréis como este poder que detentáis no podréis seguir detentándolo»
Leyes hechas e interpretadas por hombres
En este momento, María Eugenia Gay ha hecho suyas las palabras de Campoamor y «humildemente» ha reprochado que a día de hoy, en pleno s.XXI, las leyes por las que nos regimos fueron redactadas por hombres y, por tanto, carecen de la «perspectiva de género que requiere una ley para poder ser interpretada con esta perspectiva de género por parte de ustedes, los jueces/as».
Pongamos ahora en contexto la intervención de María Eugenia Gay: se estaba dirigiendo a un público en el que se encontraban personalidades tales como el presidente de la Audiencia Nacional. Decirle al respetable que sus leyes están, como poco, obsoletas y sesgadas, requiere de mucho coraje. Más, si cabe, cuando estamos ante un momento crítico en la lucha por la igualdad en nuestro país. Dependiendo del resultado de las inminentes elecciones generales, podemos vivir una época de involución institucional en cuanto a feminismo se refiere.
Lenguaje inclusivo
La decana del Colegio de Abogacía de Barcelona ha explicado que el órgano al que representa decidió cambiar su nombre de «Colegio de Abogados» por «Colegio de Abogacía» para que las mujeres que forman parte de él se pudiesen sentir totalmente integradas. María Eugenia Gay decía que el nombre se cambió cuando el órgano alcanzo la paridad entre sus integrantes. En aquel momento había un 48% de hombres y un 52% de mujeres. Bromeaba Gay con que podrían haberle puesto «Colegio de abogadas» y en ese momento se podía sentir en el ambiente la incomodidad que el simple hecho de pensarlo producía entre algunos de los «hombres de leyes» allí presentes. Puede que esa fuese la intención de la «broma«. Acto seguido y sin dejar tiempo para encajar el golpe, argumentaba que «habiendo terminologías equilibradas es importante usarlas para que las mujeres se sientan parte del colectivo«.
Brecha Salarial y Techo de cristal
María Eugenia Gay denunciaba que las abogadas en España cobran de media un 18% menos que los abogados. Esto se traduce en que las mujeres que se dedican a la abogacía tienen que trabajar un mes y medio más que los hombres. Además, también criticaba que es un hecho constatado que el 63% de las abogadas cobran menos que los abogados. Para Gay esto es inaceptable. De hecho, el Colegio de Abogacía de Barcelona ha abierto un canal de denuncias para combatir esa situación.
Según comentaba la letrada, el 60% de las incorporaciones al mundo de la abogacía son mujeres. Si a esto le sumamos que el 52% de mujeres dentro de las personas que forman parte del Colegio de Abogacía de Barcelona, no se entiende cómo solo el 16% de abogadas son socias de despechos de abogados. Lo mismo ocurre con la judicatura. Solo el 27% de las mujeres juezas ocupan puestos de responsabilidad .«Por tanto, estamos en dos profesiones, la abogacía y la judicatura, que deben ser conscientes de este problema de igualdad y combatirlo y tomar medidas», argumentaba la letrada. Gay incluso animaba a sus oyentes a que en las «ternas para seleccionar candidatos para ocupar puestos de responsabilidad intenten progresar hacia la paridad. Se intente equilibrar y buscar estar igualdad que permitirá tener, sin duda, una justicia muchísimo más justa».
María Eugenia Gay no pide limosnas cuando habla de paridad. Cree que las leyes de paridad ayudan pero recuerda que las mujeres exigen tener de igualdad de oportunidad para acceder a estos puestos de trabajos porque se saben «perfectamente capacitadas«.
Discriminación laboral
Por último, María Eugenia Gay, se postulaba contra lo que ella denomina «carencia de visibilidad del talento femenino«. «Los despachos apuestan por promocionar las carreras de los hombres. Esto suele darse a raíz de la maternidad de las mujeres», explicaba la decana.
El 88% de los abogados cree que los hombres tienen mejor situación para conciliar su carrera con su hogar. Esto se debe a que todavía hoy los hombres no asumen la crianza del mismo modo, o con el mismo grado de responsabilidad, que las mujeres.
Gay propone «formación en corresponsabilidad«, flexibilidad de horarios y equidad en permisos de maternidad y paternidad (siendo obligatoria la «baja por paternidad»). También comentaba que el Tribunal Superior de Justicia de Barcelona tiene aprobado un protocolo para posibilitar la interrupción de vistas orales por motivos de maternidad o paternidad.
La sentencia de «La Manada»
Por último. La abogada ha opinado sobre la carencia de perspectiva de género en la legislación española. Un punto de inflexión fue el caso de «La Manada». Entiende Gay que la reacción social tras conocerse la sentencia tiene que hacer reflexionar a la Justicia sobre la necesidad de introducir la perspectiva de género en las leyes «para valorar las situaciones en las que se producen estos hechos». Considera necesaria la participación de las mujeres en el ámbito legislativo para que las leyes se impregnen de la perspectiva de género y luego el ámbito judicial sea capaz de aplicarla.