Por Yaiza Majarín
Han tenido que pasar más de 200 años, desde que el poder judicial se desvinculará del monarca y se fijarán las bases del Tribunal Supremo en las Cortes de Cádiz, para que una mujer sea nombrada jueza en uno de los altos cargos.
Este hecho, además de ser noticia por ser la primera jueza del Supremo, ahonda en una realidad que cada vez refleja más la justicia y el estado patriarcal. En activo, hay mayoría de juezas (54,3%), en cambio, como pasa en muchas o en la mayoría de las profesiones, los altos cargos están en manos de hombres. Ha sido elegida, con 19 votos a favor como Presidenta de la Sala de lo Social. Destaca que, de los seis nombramientos del Tribunal, solo uno haya sido para una mujer, que corresponde al 16%.
El techo de cristal
El motivo de esta desigualdad tan profunda, además de un mero hecho costumbrista, (las mujeres han podido acceder a la carrera jurídica y fiscal a a partir del 1996), es, como comenta la propia María Luisa Segoviano en una entrevista para El País, la responsabilidad familiar, la conciliación. Es una de las claves de toda desigualdad entre géneros. El estar en un alto cargo conlleva mucho más tiempo o dedicación, algo que para muchas mujeres es imposible compaginar siendo madre.
Las estadísticas muestran que aunque hay un cambio, es bastante lento. El porcentaje de representación de la mujer en el tribunal ha variado de 2013 (12,3%) a la actualidad, con el 20,8%. El propio CGPJ, asumió que adoptaría medidas para aumentar el número de mujeres en los altos cargos, pero a fecha de hoy, de momento no se ha cumplido. Una de las justificaciones era por no presentarse más mujeres a esos puestos. Este año, en cambio, sí había un número considerable de candidaturas femeninas, pero solo ha sido nombrada una. Se muestra a través de los datos, que el Tribunal Supremo está configurado solo por 16 magistradas de un total de 80 y que en la Sala Civil y Militar solo figura una mujer.
Es verdad, que al ser nombrada rompe con el techo de cristal y abre el camino o por lo menos, incentiva a las mujeres a pelear por esos puestos. Pero no todo es la imagen, hacen falta más cambios legislativos. La ausencia de las mujeres conlleva a una omisión de la realidad social, ya que solo cuentan con una perspectiva y es la masculina. Es hora de que ese compromiso del CGPJ pase a llevarse a cabo y deje de ser una mera dialéctica.
La jueza
El nombre de María Luisa Segoviano está en tendencia y no solo por llegar a uno de los altos cargo jurídicos, sino, también ha sido la jueza que ha determinado que los “riders” son trabajadores y no autónomos. Están siendo semanas convulsas para la jueza, como ella mencionaba, los ERTES, la crisis debida a la pandemia va a conllevar mayor movimiento de despidos, además de nuevos retos legislativos para los que está preparada asumir.
Su carrera le avala y su nombramiento es una apertura para el camino en la igualdad real en la sociedad.