Marjane Satrapi, reconocida por su obra Persépolis y su activismo en favor de los derechos humanos, recibió el Premio Princesa de Asturias 2024 en la categoría de Comunicación y Humanidades. Durante la ceremonia, Satrapi pronunció un discurso que resonó profundamente con el público, abordando temas de humanidad e inhumanidad.
Satrapi comenzó su intervención recordando que, entre los mamíferos, el ser humano es el único que mata a su pareja, un acto que calificó como ‘bestial’, subrayando la paradoja de que ninguna otra bestia lo comete. Este comentario sirvió como punto de partida para explorar la complejidad de la naturaleza humana.
La autora también habló sobre aquellos que sacrifican sus vidas para proteger a otros, destacando que este acto de valentía y sacrificio es la verdadera esencia de la humanidad. Como activista, Satrapi ha sido una figura clave en la movilización de artistas para apoyar causas como la revolución del velo en Irán.
En su discurso, Satrapi utilizó la metáfora de la música y las guerras para ilustrar la dualidad humana. Por un lado, están los músicos que crean belleza a través de la sinfonía, y por otro, aquellos que orquestan conflictos bélicos, siendo recompensados por la destrucción que causan. Esta comparación invita a reflexionar sobre cómo la sociedad a menudo aplaude tanto a los creadores de belleza como a los perpetradores de violencia.
Satrapi expresó su esperanza de que la benevolencia prevalezca sobre la violencia, aunque admitió que durante mucho tiempo creyó que la educación era la clave para erradicar la brutalidad y la humillación. Sin embargo, recordó que incluso personas educadas, como Goebbels y Mengele, cometieron atrocidades, lo que la llevó a cuestionar la verdadera solución para alcanzar una sociedad más justa.
La galardonada enfatizó la importancia de enseñar a las nuevas generaciones valores como la ética, el civismo y la compasión, en lugar de enfocarse únicamente en el éxito económico y social. ‘El verdadero éxito radica en el humanismo’, afirmó, subrayando que la sociedad solo puede existir si cuidamos de nuestros semejantes.
Para cerrar su discurso, Satrapi recitó un poema del poeta iraní Saadi, que encapsula la esencia de su mensaje: ‘Los seres humanos son parte de un mismo cuerpo, y tienen un mismo origen. Cuando la vida causa dolor a un miembro, los demás no descansan. Tú que eres indiferente al sufrimiento de los demás, no mereces llamarte humano’.