La reciente decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de anular los acuerdos agrícolas y pesqueros con Marruecos ha puesto en jaque las relaciones comerciales entre ambos. Marruecos, lejos de ceder, busca nuevos socios comerciales, como Rusia, mientras España se posiciona como el país más afectado por la pérdida de licencias pesqueras.
Las relaciones comerciales entre España y Marruecos han sufrido un golpe tras la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que ha declarado ilegales los acuerdos agrícolas y pesqueros entre la UE y Marruecos. El tribunal ha dictaminado que dichos acuerdos fueron firmados sin el consentimiento del pueblo del Sáhara Occidental, territorio en disputa que Marruecos considera como propio.
Esta decisión, que es vinculante para todos los Estados miembros de la UE, impide que se renueven los acuerdos en sus actuales términos. Se plantean dos escenarios: que Marruecos acepte etiquetar los productos de la región sur como procedentes del «Sáhara Occidental», o que busque nuevos socios comerciales. La primera opción ha sido rápidamente descartada por las autoridades marroquíes, quienes aseguran que no comprometerán su soberanía sobre el Sáhara Occidental.
En consecuencia, Marruecos ha comenzado a buscar alternativas comerciales fuera de Europa. Según el economista Mohamed Jedri, los acuerdos con la UE han permitido a los países europeos aprovecharse de los recursos pesqueros marroquíes a bajo coste, lo que sugiere que Marruecos puede encontrar fácilmente otros socios interesados en sus productos. En esta línea, el país ya mantiene acuerdos de pesca con potencias como Rusia y Japón, y también tiene tratados de libre comercio con naciones como Estados Unidos, Egipto y Turquía.
De hecho, Marruecos ha renovado recientemente su acuerdo pesquero con Rusia, lo que incluye el acceso a la costa del Sáhara Occidental. Esta prórroga refuerza la capacidad del país para sustituir el mercado europeo y minimizar el impacto económico de la sentencia del TJUE.
Sin embargo, el país más perjudicado por esta situación es España, que dependía en gran medida de las licencias pesqueras otorgadas por Marruecos. De las 138 licencias concedidas a la Unión Europea, 92 pertenecían a barcos españoles, lo que representa un duro golpe para el sector pesquero español.
Marruecos, con esta maniobra, podría estar preparando un «golpe» comercial hacia España y otros países europeos que quedarán fuera de sus acuerdos preferenciales. La búsqueda de nuevos socios comerciales como Rusia y Japón podría significar la exclusión de la UE en un área en la que España tenía una posición dominante, lo que agrava aún más el impacto de la decisión judicial.