El Gobierno de Marruecos ha establecido estrictas condiciones para la reapertura de las aduanas comerciales terrestres con Ceuta y Melilla, basándose en acuerdos bilaterales firmados con España durante la dictadura de Francisco Franco. Según informa El Español, Rabat solo permitirá el paso de productos originarios de las ciudades autónomas y destinados al consumo interno o a la transformación por los fabricantes del país importador.
Restricciones al comercio con la península y otros países
Marruecos ha dejado claro que no permitirá la circulación de productos procedentes de la península, ni de terceros países como China o India, a través de las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla. Esto limita significativamente la actividad comercial, dejando fuera a mercancías que históricamente han transitado por estos pasos.
La situación actual también permanecerá sin cambios en otros aspectos: el porteo sigue prohibido y el régimen de viajeros continúa restringido, impidiendo a los ciudadanos transportar productos en sus entradas o salidas.
Un regreso a los acuerdos de los años 50
La política de Marruecos se basa en los convenios bilaterales firmados en 1957 entre el dictador Francisco Franco y el sultán Mohamed V. Estos acuerdos regulaban el comercio, la agricultura y otros aspectos económicos entre ambos territorios. En ellos, se establecieron listas de productos que podían circular en cada dirección, como alimentos y materias primas por parte de España, y textiles, maquinaria y productos químicos desde Marruecos, siempre con licencias de importación específicas.
Esta estrategia responde a un interés de Marruecos por ejercer mayor control económico sobre las ciudades autónomas, restringiendo su independencia comercial y favoreciendo la entrada de mercancías a través de los puertos de Tánger Med y Nador Med West, donde se aplican aranceles que benefician al país vecino.
La apertura de las aduanas sigue sin fecha oficial
Aunque el Gobierno español y Marruecos firmaron en 2022 una hoja de ruta para normalizar las relaciones comerciales, dos años después no se ha concretado la reapertura de la aduana en Melilla ni la instalación de una en Ceuta. Desde la Delegación del Gobierno en Ceuta han señalado a El Español que “se sigue trabajando para que la aduana comercial sea una realidad”, pero admiten que “no hay fecha definida”.
Por otro lado, en Marruecos reina el silencio respecto a este asunto, mientras que los empresarios de ambas ciudades autónomas permanecen en la incertidumbre. En Melilla, se ha programado una reunión con la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, para el 9 de enero, a fin de aclarar el futuro de las aduanas.
Una estrategia conocida desde 2018
La política de Marruecos de limitar el comercio terrestre con Ceuta y Melilla no es nueva. En 2018, Rabat cerró unilateralmente la aduana comercial en Melilla, y en 2020 reforzó esta estrategia durante la pandemia de Covid-19. Desde entonces, ha priorizado el tránsito marítimo de mercancías hacia las ciudades autónomas, buscando reducir su dependencia del comercio terrestre y aumentar los ingresos por aranceles.
Un futuro incierto para el comercio en las fronteras
Mientras continúan las negociaciones entre España y Marruecos, el comercio en las fronteras de Ceuta y Melilla sigue siendo un tema sensible y lleno de incertidumbre. Los empresarios, por su parte, deberán esperar a las próximas reuniones para determinar cómo adaptarse a las condiciones impuestas por Rabat y afrontar los desafíos que estas restricciones representan para las economías locales.