La repatriación de los marroquíes comenzaba a primeras horas de la mañana en medio de un tenso ambiente. Los listados elaborados en la ciudad no han sido atendidos por el país vecino que ha remitido su propia relación de seleccionados, generando la desesperación entre los que se han visto obligados a continuar en la ciudad
Desde primera hora de la mañana de este viernes, las cientos de personas bloqueadas se han acercado hasta la explanada de Loma Colmenar, alentadas por el anuncio del país vecino de repatriar a los ciudadanos y ciudadanas marroquíes que quedaron atrapados tras el cierre de la frontera por la pandemia del Covid-19. Pero lo que en principio era una noticia esperanzadora por el regreso al hogar, a medida que transcurrían las horas se iba convirtiendo en desesperación y crispación. Y es que no todos los que esperaban impacientes por regresar a su país de origen podrán hacerlo, al menos esta mañana.
Luna Blanca elaboró un listado de las personas atrapadas en la ciudad, un total de 500 marroquíes, que remitió a Delegación del Gobierno. Por otra parte Al-Ambar también recopiló los nombres de las personas atrapadas en Ceuta aunque, finalmente, Marruecos no ha atendido ninguna de las listas y ha remitido su propia relación de personas, solo 300 marroquíes que podrán regresar. Al parecer, y según relata uno de los responsables de Luna Blanca, «entregamos un listado a la Delegación del Gobierno, pero después nos dijeron que no era necesario e informamos a estas personas de que no hacía falta estar en ninguna lista».
Ante las propias instalaciones del polideportivo Santa Amelia, la Policía Nacional ha comprobado el listado que marca la diferencia entre regresar al país vecino o continuar en Ceuta, en el caso de aquellas personas que no hayan sido seleccionadas y así, decenas de personas han visto como la posibilidad de volver a Marruecos se iba esfumando, mientras los seleccionados iban subiendo al autobús que los trasladaría hasta su país de origen.
La tensa situación ha sido la nota predominante, precisamente por lo que les espera a muchas de estas personas detrás de la frontera. Una joven rompió a llorar ante la Policía Nacional suplicando que dejaran cruzar a su madre al necesitar regresar urgentemente «porque allí tiene su médico y necesita que la vean porque aquí no le han prestado asistencia sanitaria».
Un joven se quejaba de que «las listas de las asociaciones no ha servido de nada» mientras observaba, desalentado, como solo los que aparecían en el listado de Marruecos iban subiendo a los autobuses tras cumplir con las medidas obligatorias de seguridad, entre las que se incluyen la obligación de llevar mascarilla.
Otra mujer, que sí ha tenido la suerte de aparecer en las listas, relataba que había quedado atrapada en Ceuta donde trabaja en el servicio doméstico, aunque fue despedida cuando comenzó la pandemia, por lo que, ante la imposibilidad de volver a su hogar se vio obligada a «irme a casa de mi hermana que vive aquí», mientras que en el otro lado de la frontera le esperan «mis tres hijos, la pequeña de cuatro años«.
La otra cara de la moneda la protagonizaban las personas que se han visto obligadas a continuar atrapadas en Ceuta. «Tenían que haber empezado por la Libertad y no por los que están en casas particulares. Tienen que dar prioridad a personas como esa señora que tiene cáncer y en unos días tiene cita en Rabat con el médico o a la gente con niños. Esto no es justo, es un golpe muy bajo».
Alegría para unos, decepción para otros que deberán permanecer en la ciudad a la espera de que su país de origen vuelva a abrir la frontera y puedan reencontrarse con los familiares que han dejado en el otro lado.