La final del Mundial 2030 en Casablanca no sería fruto de la planificación ni del mérito deportivo, sino de una oscura operación de espionaje y sabotaje liderada por Marruecos contra España. Fuentes internas revelan que altos responsables de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y departamentos clave de la candidatura conjunta, como Gestión de Presupuestos, Patrocinios y el Comité de Competición, habrían sido objetivos de una sofisticada red de inteligencia diseñada para obtener información estratégica y neutralizar a España como competidor.
Espionaje y sabotaje a la carta
La trama marroquí incluiría la presunta interceptación de correos, pinchazos telefónicos y acceso ilegal a documentos internos que detallaban las propuestas logísticas y presupuestarias españolas. Este conocimiento permitió a Marruecos adelantarse en negociaciones cruciales con la FIFA, garantizando que la final del Mundial terminara en Casablanca, mientras relegaban a Madrid a un papel secundario.
Pero Marruecos no se limitó a obtener información: según las filtraciones, habría lanzado una campaña de desprestigio contra España dentro de la FIFA. Esto incluyó informes manipulados sobre supuestas deficiencias organizativas y presiones directas para retrasar aprobaciones clave relacionadas con las infraestructuras propuestas por España.
Comisiones millonarias y lobbies empresariales
La maquinaria marroquí habría operado con el respaldo de un poderoso grupo empresarial liderado por figuras como Karim Mezouar, magnate inmobiliario, y Nadir El-Haddad, vinculado a contratos de telecomunicaciones. Estos empresarios habrían asegurado la compra de voluntades mediante promesas de comisiones millonarias y contratos vinculados al desarrollo del Mundial en suelo marroquí.
Las inversiones prometidas incluyen proyectos de infraestructuras deportivas y urbanísticas en Casablanca y Rabat, así como la concesión de lucrativos acuerdos publicitarios. Fuentes internas señalan que algunos altos cargos de la FIFA habrían recibido pagos directos o indirectos en este proceso.
La FIFA bajo sospecha
El espionaje de Marruecos no es un hecho aislado, sino un eslabón más en una red de corrupción que podría alcanzar los niveles más altos de la FIFA. La elección de Casablanca como sede de la final ha sido cuestionada por numerosos analistas, que señalan cómo Marruecos utilizó su influencia económica y política para distorsionar un proceso que debería ser transparente.