Martín Casariego, nació en 1962, es madrileño de nacimiento aunque sus orígenes familiares radican en Asturias, y por encima de todo, escritor. Lleva publicando de manera ininterrumpida desde 1989 y en sus propias palabras «no se puede quejar». Una docena de novelas, guiones cinematográficos, cuentos infantiles, ensayos, relatos y artículos de prensa avalan su trayectoria. Esta tarde ha tenido un encuentro con sus lectores en la Biblioteca del Estado.
Cada novela constituye según el autor «un nuevo reto, por lo que «nunca se aburrirá mientras sigan surgiendo nuevas historias a las que enfrentarse». Recomienda a los futuros escritores que no se desanimen, que insistan frente a los reveses y lean mucho como han hecho todos en la profesión.
¿Cómo es tu faceta de articulista?
A partir de la publicación de mi primera novela he colaborado como articulista por épocas, tuve una sección en ABC cultural, en Diario 16, en Público, en el País Semanal y en El Viajero de El País. Ahora estoy aprovechando que visito Ceuta por primera vez para escribir un artículo sobre ella. En Melilla sí he estado en un par de ocasiones. Mis últimos artículos fueron sobre Berlín y Salamanca.
¿Qué te ha llamado la atención de Ceuta?
Las Murallas por supuesto; el conjunto en general, tanto mar, tanto cielo y el Parque Marítimo aunque con las piscinas llenas seguro que está más bonito.
¿Cómo llevas tu relación con el séptimo arte?
Hace tiempo que no hago guiones, empecé a raíz de «Qué te voy a contar», mi ópera prima. Con Martínez-Lázaro colaboré en el guión de «Amo tu cama rica» y a partir de ahí surgieron otras colaboraciones. Un par de novelas mías como «Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero», «La Fuente amarilla» o «Días Azules» co-escrita con Miguel Santesmases también acabaron convirtiéndose en películas. Hace tiempo escribí un guión pero tampoco salió.
Siempre me ha pasado lo mismo, en las películas en que he participado hay cosas que me gustan y otras que no, es ambivalente. Con las novelas al final lo que se publica es lo que quiero, cuando haces un guión es más difícil de controlar, hay muchos factores.
¿Te inspiras en las realidad?
No he hecho novelas políticas sino que transcurren en el momento o aparecen cosas actuales, no suscribo esa teoría aunque hay excelentes novelas políticas, pero no es el fondo de la cuestión ni es lo que más me interesa. De cualquier manera siempre que escribes algo, también estás retratando algún componente social, se desprende necesariamente.
¿Para qué sirve un escritor?
No lo sé. Se podría decir lo de Valery, «la poesía es muy importante pero nadie sabe para qué sirve» pues igual, la literatura y la novela sirven para reflejar una época. Hay gente que dice que la refleja de una forma mucho más fiel que los libros de historia, que si quieres saber como fue el XIX leas a Galdós.
Creo que la novela explica el tiempo en que está escrita y tiene que ser una forma de contar y entretener. El pecado de una novela es que sea aburrida
¿Cuál es tu próximo proyecto?
Estoy escribiendo una novela de tipo negro, continuación de «Mi precio es ninguno», ahí estoy, peleando con ella.
¿Malos tiempos para la lírica?
No son tiempos muy buenos para la supervivencia de los escritores porque ahora la gente tiene muchas formas de entretenerse pero si te gusta leer y escribir debes mantenerte ajeno a eso. Es un camino que nunca ha sido fácil. La cultura en España nunca ha sido muy mimada, las ayudas son escasas pero estamos en una Biblioteca Pública y eso es bueno.
Hay noticias muy tristes, cada vez que cierra una librería por ejemplo, aun así se sigue publicando en papel, pasó aquella sensación de catástrofe del e-book y continúan comprándose libros aunque con la crisis ha bajado mucho. La clave para el futuro es que siga habiendo labores de promoción y se sigan sumando lectores jóvenes porque leer vale la pena.