La delegación de Manos Unidas Cádiz ha presentado esta mañana, en la sede del Obispado de Cádiz y Ceuta, la 65º edición de su campaña contra el hambre. Bajo el lema El Efecto Ser Humano, la organización de la Iglesia en España para la cooperación al desarrollo en los lugares más empobrecidos y excluidos del planeta, denuncia cómo la desigualdad medioambiental, provocada por el hombre, está afectando a millones de personas, sobre todo del Sur global, mermando sus derechos más básicos.
Se estima que entre 3.300 y 3.600 millones de personas -cerca de la mitad de la población mundial- viven ahora en contextos considerados “altamente vulnerables” al cambio climático, Manos Unidas se propone el reto de alcanzar «un planeta sostenible, sin pobreza, hambre, ni desigualdad»; es decir, una casa común en la que podamos vivir con dignidad todos los seres humanos.
La vicedelegada de Manos Unidas Cádiz, Rosalina Segovia; el consiliario de la delegación en Cádiz, P. José María Bravo; y la misionera de María Inmaculada, la Hermana María de los Ángeles García, que lleva más de 20 años colaborando con Manos Unidas en el continente africano, han dado cuenta del último informe publicado por la ONG.
El padre José María Bravo ha asegurado que el objetivo de esta edición de la campaña “es la sensibilización de la personas que vivimos en los países más ricos y desarrollados del mundo. Las personas de los países más desarrollados consumimos mucha energía y generamos también mucha basura. Se trata de que tomemos conciencia de que no hay recambio para nuestro planeta. Debemos ser conscientes de nuestra realidad y empezar a cambiarla, porque nosotros, los seres humanos, somos los únicos que podemos revertir esta dinámica y esta situación”.
Por su parte, Rosalina Segovia ha afirmado que “el punto de partida es la evidente desigualdad, tanto en las causas como en las consecuencias, del cambio climático. Mientras que las causas del cambio climático están, sobre todo, relacionadas con la creciente actividad económica de los países más desarrollados, sus riesgos, impactos y consecuencias más severas las sufren los países en vías de desarrollo, que poco han participado en originar el problema”.
Un aumento de la temperatura global por encima de 1,5° tendrá gravísimas consecuencias en el clima; sin embargo, si seguimos ignorando el calentamiento global llegaremos a un aumento de 2,8° a finales de siglo, con unos efectos catastróficos para la humanidad y para el planeta.
No todos contaminamos igual. El 10% de la población más rica del planeta consume alrededor del 39% de toda la energía que se produce en el mundo y es responsable del 48% de las emisiones globales, mientras el 10 % más pobre utiliza un 2% de la energía total y, junto al otro 40% más pobre, son responsables del 12% de las emisiones. Pero esta cifra está aumentando debido, sobre todo, al creciente fenómeno de la externalización de la contaminación.
La Hermana María de los Ángeles ha recordado que, a diferencia de otras ONGs, más del 90% de los ingresos por las donaciones van destinados a proyectos de Manos Unidas, debido a que más del 95% de las personas que trabajan en Manos Unidas son voluntarias.
De esta manera, la misionera en Malí ha dado su testimonio sobre la labor que realiza en el país africano y los proyectos que llevan a cabo gracias a Manos Unidas. “Cuando llegué a Malí iniciamos el proyecto de una pequeña escuela con cuarenta alumnas y en la actualidad contamos con más de novecientas alumnas. Todas las instalaciones han sido construidas gracias a Manos Unidas. Tenemos una escuela de alfabetización para niñas, ya que la situación de la mujer en Malí es muy desigual. Otra escuela de corte y confección, en la que las alumnas estudian y cuando acaban sus estudios se les da una máquina de coser para que puedan ganarse la vida. También contamos con una escuela de educación primaria y secundaria y una escuela de técnicos de Salud de primer grado y de enfermería. No tengo palabras para agradecer lo que hace Manos Unidas con estos países que no son pobres, son empobrecidos”.
La religiosa también ha afirmado que Manos Unidas les ayuda con proyectos de agua, con la compra de molinos, huertos y la instalación de placas solares.
Por todas estas razones, para Manos Unidas, la verdadera lucha contra el cambio climático debe partir de la convicción, tantas veces evidenciada por el papa Francisco, de que existe una auténtica “deuda ecológica” entre los países del Norte y los del Sur.
La experiencia y testimonios de las comunidades locales, en las que apoyan proyectos, les ayudan a establecer esa relación entre la pobreza y el hambre que padecen con la inequidad climática planetaria, fomentada por la falta de respuesta de la Comunidad Internacional.
“Urge una conversión ecológica: una transformación personal y comunitaria, derivada de la convicción de que no somos los dueños de la creación, sino solo sus custodios, lo que supone ‘una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático’ (LS, 111). Por eso, en 2024, desde Manos Unidas, apelamos al compromiso personal con los ‘descartados climáticos’, y reclamamos una implicación de la política global en la lucha contra el cambio climático que, para ser justa, debe centrarse en los más vulnerables”.
Actos de la Campaña de Manos Unidas en su diócesis
Durante toda esta semana la delegación de Manos Unidas Cádiz está desarrollando una serie de acciones para difundir el contenido de la campaña. Además del testimonio y la experiencia misionera de la Hermana María de los Ángeles en distintos medios de comunicación, parroquias y colegios de la diócesis, el viernes, 9 de febrero, se celebrará el Día del Ayuno Voluntario, y el domingo 11 de febrero tendrá lugar la colecta en todas las parroquias de la diócesis con motivo de la Jornada de Manos Unidas.
El compromiso de Manos Unidas con los más pobres
Manos Unidas lleva 65 años luchando contra el hambre, la miseria y las causas que las provocan. Más del 95% de las personas que trabajan en Manos Unidas son voluntarias. El 90% de los ingresos van destinados a proyectos de la organización. Se han destinado más de 34 millones de euros a luchar contra el hambre, la pobreza y la desigualdad en África, América y Asia, para un total de 488 proyectos en 55 países. Por todo ello, Manos Unidas sigue necesitando donaciones y personas voluntarias que colaboren en las distintas delegaciones. Además, de los primeros 150 euros donados se puede deducir el 80%.