La violencia que azota Haití alcanzó este fin de semana un nuevo nivel de horror. Integrantes de la pandilla Wharf Jeremie asesinaron al menos a 180 personas, la mayoría mayores de 60 años, en Cité Soleil, un barrio marginal de Puerto Príncipe. Naciones Unidas confirmó los hechos este lunes, calificándolos como una de las peores atrocidades recientes en un país que vive sumido en el caos y la delincuencia.
La matanza fue ordenada por Monel Mikano Félix, líder de la pandilla, tras acusar a las víctimas de provocar la enfermedad de su hijo mediante rituales de brujería. Según la organización humanitaria Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH), el niño falleció el sábado, lo que desató la furia de Félix. Un chamán vudú habría señalado a los ancianos del vecindario como responsables de la tragedia.
Un baño de sangre sin precedentes
Los ataques comenzaron el viernes y se prolongaron hasta el sábado. Según la RNDDH, al menos 60 personas fueron asesinadas el primer día y otras 50 al día siguiente, principalmente con machetes y armas blancas. Los cuerpos fueron abandonados en las calles del barrio, un lugar densamente poblado y asfixiado por el control de las bandas criminales.
El acceso a información sobre la masacre ha sido limitado debido a la prohibición de usar teléfonos móviles en la zona, una medida impuesta por los pandilleros para evitar filtraciones.
Una crisis humanitaria sin respuesta
Monel Mikano Félix es uno de los líderes más temidos de Haití. Su grupo, Wharf Jeremie, cuenta con unos 300 miembros y opera en varias zonas de Puerto Príncipe, incluidas Fort Dimanche y La Saline, esta última escenario de otra masacre en 2018 que dejó 71 muertos. Félix, al igual que otros líderes criminales como Jimmy “Barbecue” Cherizier, ha sido señalado por Naciones Unidas y tiene prohibida la entrada a República Dominicana.
Esta nueva masacre ocurre en un contexto de creciente violencia en Haití, donde las bandas armadas controlan gran parte del territorio. En octubre, al menos 115 personas murieron en Pont-Sonde, en la región de Artibonite, en otro ataque atribuido a la pandilla Gran Grif.
Un país sin ley ni apoyo internacional
Haití lleva años pidiendo ayuda internacional para combatir a las bandas armadas, especialmente tras el magnicidio del presidente Jovenel Moïse en 2021. Sin embargo, los esfuerzos para establecer una fuerza de paz respaldada por la ONU han fracasado debido a la oposición de potencias como China y Rusia en el Consejo de Seguridad.
Mientras tanto, el Gobierno haitiano, fragmentado por luchas internas, parece incapaz de frenar la espiral de violencia. La policía local, con recursos limitados, no ha logrado contener el avance de las pandillas, que han sustituido al Estado en amplias zonas del país.
Esta masacre en Cité Soleil es un trágico recordatorio de la profunda crisis que enfrenta Haití, donde la vida de cientos de personas queda a merced de líderes criminales y un sistema internacional paralizado.