«Un silencio sepulcral». Así ha definido el director del centro educativo, Francisco Javier Rodríguez, el homenaje que han dedicado al alumno menor que perdía la vida este fin de semana en Ceuta. El instituto ha querido hacer reflexionar al alumnado y hacer un llamamiento a la no violencia citando a Ghandi
La Dirección del IES Almina ha convocado esta mañana un minuto de silencio y la lectura de un manifiesto para despedir a Ibrahim, el alumno fallecido este fin de semana de un disparo en la cabeza en Ceuta. El Claustro ha acudido de forma masiva a este llamamiento tras el suceso ocurrido en periodo vacacional y que ha pillado el centro educativo cerrado. Ya el sábado publicaron un comunicado trasladando todo el apoyo a la familia.
El director del centro educativo, Francisco Javier Rodríguez Rodríguez, aclara que el acto de hoy ha ido dirigido en dos direcciones: una lectura del manifiesto para manifestar su repulsa ante cualquier tipo de violencia y que este no es el camino, así como un minuto de silencio para transmitir una reflexión al alumnado, y trasladar el respaldo a los padres y madres, donde se ha señalado que es un pilar muy importante junto al colegio.
Rodríguez ha reseñado el «silencio sepulcral» entre el alumnado, que se encontraba muy impresionado ante este suceso que ha pillado más de cerca al profesorado y a los compañeros más directos de Ibrahim. Aunque la asistencia ha sido masiva, según apunta, de dos terceras partes del centro. El centro reitera que continuarán trabajando en la línea de la no violencia, y así lo refuerzan con una cita del propio Gandhi.
Manifiesto del IES Almina en homenaje a, Ibrahim, el alumno fallecido de un disparo en Ceuta
“Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”, Mahatma Gandhi
En el instituto pasamos un mínimo de seis años de nuestra vida, nueve meses al año, cinco días a la semana y seis horas al día. Nuestro instituto debería ser, por tanto, el lugar seguro construido por todos y todas, donde nos unamos contra las injusticias y la violencia no sea el camino ni la solución.
Actualmente se ha registrado un aumento del maltrato, en particular en los centros educativos. Los adolescentes empezamos a experimentar sentimientos, emociones intensas y nuevas sensaciones que nos conducen a la rabia y que a veces, no sabemos gestionar. Todos vivimos en un mundo individualista, donde consideramos continuamente que todo gira a nuestro alrededor y donde se nos ha inculcado que no debemos dejar que nos pisen, pero en esa tarea hemos mal aprendido que nosotros debemos pisar primero. Y no, no se trata de marcar nuestro territorio, ni dejar claro que somos los más fuertes, que “no nos toca nadie”. Debemos construir, no destruir.
La violencia es el virus de la sinrazón. En multitud de ocasiones la violencia puede parecer la única salida, pero realmente es la entrada a un círculo que nunca se acaba. Es muy difícil contener la violencia: la conocemos desde pequeños, lo contamina todo, y cuando la situación nos supera, es difícil acudir a la razón para entender que no es la solución, sino el origen de más conflictos.
Por eso, compañeros y compañeras, acudamos a la comunidad educativa: a nuestros profesores, al equipo de orientación y a todos aquellos que trabajan por nosotros; para hallar respuestas pacíficas entre todos y todas desde el principio, antes de que todo vaya a más.
Confiemos en que, todos unidos por la misma causa, podamos crear un ambiente donde la violencia no tenga lugar.