Mohamed al Bashir, quien hasta hace poco era el primer ministro del Gobierno de Salvación Nacional en la provincia de Idlib, ha sido designado para liderar el gobierno de transición en Siria. Esta tarea llega tras el derrocamiento de Bachar al Asad, un evento que marca un punto de inflexión en la historia reciente del país.
Al Bashir, nacido en Jabal Zawiya en 1983, se graduó en Ingeniería Eléctrica y Electrónica en la Universidad de Alepo y más tarde en Sharía en la Universidad de Idlib. Su formación académica se complementa con conocimientos avanzados de inglés y certificaciones en gestión de proyectos y planificación administrativa.
Su incursión en la política comenzó en 2021, una década después del inicio de las revueltas contra Al Asad. Abandonó su puesto en la Compañía de Gas Siria para unirse a las filas revolucionarias, desempeñándose como ministro de Desarrollo y Asuntos Humanitarios bajo la administración de Ali Keda en Idlib.
Durante su gestión en Idlib, Al Bashir se enfocó en modernizar la región y atender las necesidades humanitarias de sus habitantes. Sin embargo, enfrentó protestas que exigían reformas económicas y el fin de las violaciones de derechos humanos. En respuesta, emitió un decreto de amnistía general para calmar las tensiones.
El nuevo gobierno de transición, respaldado por Mohamed al Golani, líder de Hayat Tahrir al Sham (HTS), y el primer ministro saliente, Mohamed Gazhi al Jalali, tiene hasta marzo de 2025 para establecer un nuevo régimen político. Este proceso debe considerar la diversidad étnica y religiosa del país, incluyendo grupos como cristianos, kurdos, drusos, suníes y alauitas.
La comunidad internacional observa de cerca los avances del nuevo gobierno. Geir Pedersen, enviado especial de la ONU para Siria, ha enfatizado la importancia de acuerdos inclusivos y ha destacado los mensajes positivos enviados por HTS y otras facciones armadas al pueblo sirio.
El éxito de esta transición depende en gran medida de la capacidad de Al Bashir para unificar a los diversos grupos rebeldes y obtener el respaldo de la comunidad internacional. Mientras tanto, el gobierno ya ha comenzado a implementar medidas de seguridad, como la disolución de autoridades de seguridad y la anulación de leyes de terrorismo, otorgando inmunidad a varios grupos rebeldes.
En conclusión, el futuro político de Siria está en manos de Mohamed al Bashir, quien debe navegar un complejo panorama político y social para lograr una transición pacífica y estable.