El reciente referéndum en Moldavia sobre la adhesión a la Unión Europea ha resultado en un rechazo significativo, con un 56,86% de los votantes oponiéndose a la integración. Este evento, boicoteado por candidatos prorrusos, ha puesto de manifiesto las profundas divisiones dentro del país.
La Comisión Electoral Central (CEC) informó que, tras el escrutinio de poco más del 30% de los votos, la mayoría de los moldavos optaron por no avanzar hacia la UE. Esto a pesar de que Bruselas había ofrecido un paquete de asistencia de 1.800 millones de euros para los próximos tres años, en un intento por fortalecer los lazos con Moldavia.
El electorado prorruso, especialmente en la región autónoma de Gagauzia, donde más del 95% votó en contra, tuvo un impacto significativo en el resultado. En contraste, los votantes de Chisinau y la diáspora, más favorables a la UE, no lograron inclinar la balanza.
Moldavia, uno de los países más pobres de Europa, había puesto sus esperanzas en unirse a la UE para 2030. Actualmente, exporta el 65% de sus productos al bloque europeo y recibe más del 80% de sus inversiones directas de allí. Sin embargo, muchos votantes rusoparlantes expresaron su descontento con el gobierno por no aclarar las implicaciones jurídicas de esta aspiración en la Constitución.
El contexto político también influyó en el referéndum. Coincidiendo con las elecciones presidenciales, el evento se vio afectado por la caída del nivel de vida debido al COVID-19, el conflicto en Ucrania y la guerra energética con Rusia. Además, la Fiscalía moldava acusó al oligarca Ilon Shor de intentar influir en el voto desde Moscú mediante la compra de votos.
Para la presidenta Maia Sandu, el resultado es un revés significativo. Aunque ganó las elecciones presidenciales, no logró la mayoría absoluta y deberá enfrentarse al candidato prorruso Alexandr Stoianoglo en una segunda vuelta. Sandu, quien promueve una Moldavia más cercana a Europa, enfrenta ahora el desafío de unir a un país dividido.
Stoianoglo, por su parte, ha prometido trabajar por una Moldavia ‘moderna, pacífica y próspera’, y ha manifestado su intención de visitar la región separatista de Transnistria si resulta elegido. Este enfoque resalta las tensiones geopolíticas que enfrenta Moldavia, atrapada entre las influencias de la UE y Rusia.
En conclusión, el referéndum ha dejado claro que el camino hacia la integración europea será complicado para Moldavia. Con un electorado dividido y presiones externas significativas, el futuro del país en la UE sigue siendo incierto.