Molins, una de las empresas cementeras más importantes de España, ha anunciado el retorno de su sede social a Sant Vicenç dels Horts, en Cataluña. Esta decisión se produce después de que la compañía trasladara su sede a Madrid en 2017, en respuesta a la incertidumbre política generada por el referéndum independentista catalán.
El anuncio fue realizado por la empresa a través de un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), donde se detalló que el domicilio social, previamente ubicado en el paseo de la Castellana de Madrid, volverá a su ubicación original en Cataluña.
En octubre de 2017, en medio de un clima de inestabilidad política y social, Molins decidió trasladar su sede a Madrid para proteger los intereses del grupo y asegurar su operativa normal. Este movimiento fue parte de una tendencia más amplia que vio a numerosas empresas, como CaixaBank y Naturgy, reubicar sus sedes fuera de Cataluña.
Sin embargo, a mediados de 2019, la posibilidad de regresar a Cataluña fue discutida en una junta de accionistas, aunque en ese momento no se aprobó el retorno. Ahora, con un entorno político más estable, Molins ha decidido dar este paso, convirtiéndose en la mayor empresa en regresar a Cataluña tras el ‘procés’.
El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, celebró la noticia en la red social X, destacando la importancia de la estabilidad política y la seguridad jurídica para fomentar la prosperidad y el empleo en la región.
El regreso de Molins coincide con un período de éxito financiero para la empresa, que cerró 2023 con beneficios récord de 151 millones de euros, un aumento del 35% respecto al año anterior, y unas ventas de 1.349 millones de euros, lo que representa un crecimiento del 6%.
Desde el gobierno catalán, se ha sostenido que la salida de sedes sociales no afectó significativamente la economía regional, ya que no implicó el traslado de centros productivos. Sin embargo, el retorno de Molins podría ser visto como un indicador positivo de confianza en el futuro económico de Cataluña.
Este movimiento estratégico de Molins podría inspirar a otras empresas a considerar un regreso a Cataluña, siempre que se mantenga la estabilidad política y económica necesaria para garantizar un entorno empresarial favorable.