La vida es una consecución de momentos de los cuales conseguiremos recordar tan solo algunos cuando llegue el final. La mayoría de las personas no somos capaces de adelantarnos a la escena por mí descrita y cuestionarnos lo realmente relevante de la existencia ante de estar frente al ocaso de nuestro ciclo vital.
Si deseas hacerlo debes analizarte con cierta profundidad y, por supuesto, honestidad. Si así lo haces llegarás a descubrir con gran objetividad la estructura emocional construida para mantener un constante comportamiento de auto frustración, en vez de desterrarlo. Porque la mayoría de los seres humanos, por desgracia, somos pura auto frustración.
En psicología este comportamiento está más que estudiado, básicamente es más cómodo, a la par que nos proporciona cierta seguridad, aferrarse a una respuesta conocida negativa, demoledora y a fin de cuentas, autodestructiva que abrirse a experiencias desconocidas. Algo parecido al refrán de “Más vale pájaro en mano que cientos volando”.
Comparto plenamente la visión de aquellos psicoterapeutas que consideran que la secuenciación de una sesión de psicoterapia; es la siguiente: “un estudio del problema y su exteriorización, unexamen del comportamiento negativo; una percepción introspectiva y profunda del “porqué” del comportamiento; y, por último, la formulación de estrategias concretas que eliminan la zona
conflictiva”
No creo que nadie deba llevarse a engaño, la infelicidad está ahí ¡esperándote! pero como a los vampiros debes invitarla a entrar. La infelicidad, en otras ocasiones, nos viene de serie, es decir la traemos con nosotras desde algún recóndito lugar de nuestro pasado. En este caso suele ir unida a la procrastinación y a la externalización de todos los males. La culpa es del otro, sin ninguna duda y siempre. Lo que no me gusta de mi vida es responsabilidad del otro. Cuando se convive en pareja podemos imaginarnos quien
es el otro.
Sin embargo hay que tener muy claro que las decisiones sobre nosotros mismos las tomamos, evidentemente, nosotros mismos. Condicionadas a veces, no lo niego, pero la decisión es nuestra. Examina tu trayectoria vital en función de las decisiones que has tomado, o que decidiste no tomar. Sé consciente de esto te acercará inmensamente a la concepción de lo que eres y de lo que sientes. Antes de culpar al otro intenta descubrir que parte de responsabilidad hay en ti.
Y por supuesto las opciones son fundamentales, están ahí, solo tienes que verlas. Éstas nos proporcionarán oportunidades. ¿Oportunidades de qué? Oportunidades de alejar a la infelicidad, y atraer a la felicidad, desde el autoconocimiento.
Responsabilidad, opciones, autocritica, el mosaico que conforma la existencia en armonía ya posee varias teselas. El elemento que nos falta para compactar estas piezas es “el ahora”. El instante más importante de tu vida es el que está sucediendo ahora mismo. No dejes que tu pasado te impida disfrutar de tu presente ni que tu futuro te robe el oxígeno. “La felicidad en gente inteligente es la cosa más rara que conozco” dijo Ernest Hemingway, aunque la realidad es que es una rara avis que pocos llegamos a reconocer aunque se pose en nuestro regazo.
Desde que nacemos tenemos una compañera junto a nosotros, la muerte. Por eso disfrutemos al máximo de las otras compañías fugaces que aparecen hasta que volvemos a ser inexistencia.
Como expusiera Soul Etspes: “El único instante es el presente, al que el dolor intenta acercarse pero nunca lo debiera conseguir por pertenecer al futuro”
Ramón Rodríguez Casaubón