Este martes, Día Internacional de los Derechos Humanos, Caminando Fronteras ha denunciado que han muerto o desaparecido 665 personas intentando llegar a España, y Ceuta es un espectador-protagonista de esta tragedia.
Hablamos con Montse Sánchez, representante del colectivo en la presentación de «Vida en la Necrofrontera» en Andalucía. Nos encontramos en Algeciras, y decenas de personas ocuparán las sillas dispuestas en el Centro Documental José Luís Cano. Minutos antes, repasamos con ella algunas de las partes del informe.
¿Qué es Caminando Fronteras?
Somos un colectivo que principalmente denuncia de la vulneración de Derechos Humanos y hacemos acompañamiento a comunidades migrantes, en lo que es la llamada Frontera Sur, tanto en la parte española como en la parte marroquí. Somos un colectivo bastante horizontal y yo soy un miembro más dentro de él.
Habláis de crisis humanitaria en el Frontera Sur. ¿Por qué la gente de Ceuta o de Algeciras, que están en el epicentro de esta crisis, no la ven?
Hay una realidad de personas que están llegando, hay una realidad de personas que están muriendo y realmente eso en la sociedad civil no cala. Todo parte, en buena medida, de los discursos hegemónicos del «efecto llamada«, del «van a llegar ahí y nos van a quitar el trabajo»…, son cuestiones que habría que contrarrestar porque no tienen ningún sentido.
En el informe acompañáis los datos con historias destacadas en rojo. ¿La gente en Europa es ajena a estas historias de vida?
Supongo que vsí, por eso precisamente queremos darle voz. En muchas ocasiones hablamos de números, de una embarcación que ha perdido a 20 o 30 personas, pero ni se les da voz, ni se ve quiénes son esas personas.
Los números oficiales hablan de la mitad de personas llegadas a España de forma irregular que el año pasado. ¿Dónde está la gente? En estas fechas, el año pasado habían llegado 60.000 personas por mar y por las fronteras terrestres, y este año alrededor de 30.000. ¿Qué ha pasado?
La explicación que encontramos tiene que ver con la externalización de fronteras. Tenemos que preguntarnos si la necesidades han cambiado, si la gente no tiene derecho a migrar o la necesidad de migrar. Creo que no han cambiado tanto las cosas en el mundo como para llegar a la conclusión que hay menos gente con esta necesidad. Tendríamos que mirar más al dinero que se le está dando a Marruecos o se le está dando a otro países vecinos para el control de las fronteras.
Hablamos de que las fronteras no empiezan en nuestro territorio, sino que empiezan en los países vecinos. Estos son lo que están controlando y los que están impidiendo que la gente realmente salga y llegue.
Y, aunque es verdad que hay menos gente que sale, hay muchas muertes. En las políticas de control migratorio prima la ley de extranjería y no el rescate. Ha cambiado el sistema de rescate de Salvamento Marítimo, ahora depende un mando único de la Guardia Civil que se coordina con Marruecos y hay un apagón informativo respecto a este ente. Esta serie de cambios provocan más muertes. Está llegando menos gente pero se siguen produciendo muchas muertes.
Pese a que desde el Ministerio del Interior español afirman haber reducido las muertes, las cifras de Caminando Fronteras confirman que la mortalidad ha aumentado con respecto a 2018. «Las políticas migratorias de la militarización fronteriza y el desmantelamiento de Salvamento Marítimo han reducido en un 50,07% las llegadas de personas migrantes, pero la mortalidad en la zona es incluso mayor» aclara Maleno. «Cerramos otro año con centenares de víctimas en nuestras costas que son responsabilidad de la necropolítica estatal en las fronteras», concluye.
Helena Maleno, para Amecopress
«Ser mujer y migrar es transgredir el orden establecido» y «la maternidad como elemento de control en la Frontera». ¿Nos podrías explicar un poco estas dos frases que aparecen en el informe?
A las personas migrantes se les criminaliza por el hecho de querer entrar en un territorio. Se dice que cometen un delito, cuando no es un delito, es una falta administrativa.
En el caso de las mujeres la criminalización viene por el tema de la sexualidad. Por ejemplo, se dice que todas las mujeres son víctima de la trata de seres humanos o se hace ver que son personas vulneradas y que vienen a ser explotadas sexualmente. Puede ser cierto, pero no en todos lo casos. Estas afirmaciones provocan que en muchas ocasiones a las mujeres se les han retirado a sus hijos y a sus hijas en una patera porque no podrán cuidar de sus ellos y ellas «porque son pobres», «porque han metido a sus hijos en una patera», «porque van a ser explotadas» o «porque los niños van a sufrir». Al final se les retira preventivamente a los hijos y se les dice que son malas madres, cuando no hay ninguna prueba de ello.
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