Un nuevo y mortífero ataque ruso ha sacudido la capital ucraniana durante la madrugada de este jueves, dejando al menos 12 muertos —incluidos seis niños—, una decena de desaparecidos y más de 80 heridos, según las autoridades locales. Se trata del tercer gran bombardeo masivo lanzado por Moscú en menos de un mes y el más letal desde el verano pasado.
La ofensiva, que comenzó alrededor de la 1:00 a.m., incluyó el lanzamiento de al menos 70 misiles y 145 drones, la mayoría dirigidos contra Kiev. Cinco barrios de la capital fueron alcanzados, provocando incendios, destrucción de viviendas y escenas de pánico entre la población civil.
«Rusia, no Ucrania, es el obstáculo para la paz», declaró el ministro de Exteriores ucraniano, denunciando los ataques como una clara señal del desprecio de Moscú hacia los intentos de negociación en curso con Estados Unidos.
El ataque se produjo en un momento especialmente delicado, en plena fase de conversaciones indirectas entre Washington y Moscú para explorar vías de desescalada en el conflicto. En este contexto, el enviado especial estadounidense Steve Witkoff, considerado el negociador de mayor confianza de Donald Trump, tiene previsto visitar Moscú por cuarta vez esta semana.
El propio expresidente Trump, figura central en los actuales diálogos diplomáticos y abiertamente crítico con el respaldo estadounidense a la plena soberanía de Ucrania sobre Crimea, reaccionó con inusitada dureza en redes sociales:
«¡Vladimir, PARA! No estoy contento con los ataques rusos a Kiev. No son necesarios y tienen un pésimo timing», escribió Trump, quien también ha exigido a Volodimir Zelenski aceptar las ganancias territoriales rusas como parte de un acuerdo de paz.
Zelenski, por su parte, ha interrumpido su gira diplomática en Sudáfrica, donde se encontraba reunido con el presidente del G-20, Cyril Ramaphosa, y ha anunciado su inmediato regreso a Kiev tras la masacre. «Ucrania no va a atravesar su línea roja: una Crimea oficialmente rusa no será reconocida», reafirmó el mandatario ucraniano, en respuesta a las crecientes presiones internacionales.
Mientras tanto, un alto funcionario europeo ha asegurado al Financial Times que los países de la Unión Europea no reconocerán la anexión rusa de Crimea bajo ninguna circunstancia, marcando una clara distancia con la posición de Trump.
La guerra en Ucrania cumple hoy 1.155 días, y la escalada de violencia parece alejar, una vez más, cualquier posibilidad inmediata de paz.
