Informar desde zonas de conflicto y áreas de inestabilidad civil es también una oportunidad para que las mujeres contribuyan a cambiar la narrativa sobre los conflictos
Diez mujeres han muerto ejerciendo el periodismo en 2022, la mayoría de ellas mientras informaban desde zonas de conflicto. Las mujeres periodistas se enfrentan a desafíos extremos cuando informan sobre el terreno, desde ataques y amenazas militares hasta intimidación policial, vigilancia y violencia de género. Sin embargo, informar desde zonas de conflicto y áreas de inestabilidad civil es también una oportunidad para que las mujeres contribuyan a cambiar la narrativa sobre los conflictos.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) y su Consejo de Género centran su campaña en las mujeres periodistas que cubren zonas de conflicto, en el marco de una serie de entrevistas que ponen de relieve los retos diarios a los que se enfrentan, sus necesidades en materia de seguridad y la importancia de que los gobiernos de todo el mundo adopten instrumentos internacionales que prohíban por ley la violencia y los ataques contra periodistas.
Desde la cobertura de guerras a los movimientos de protesta, las mujeres periodistas que trabajan en zonas de conflicto asumen inmensos riesgos en nombre de la libertad de información. La lucha contra la censura gubernamental, las represalias y la deconstrucción de la desinformación son un reto diario para muchos.
«Podemos cubrir historias sobre la pobreza, la inflación e incluso las críticas de la opinión pública a cuestiones políticas y a los políticos, pero informar sobre los responsables de estas guerras -cuyas políticas han sido la razón por la que estallaron estas guerras- es extremadamente difícil», señala Farzana Ali, jefa de la oficina de Aaj News TV en Peshawar, ciudad situada en el noroeste de Pakistán, quien subrayó cuántas historias humanas no se publican por miedo a la represión.
«Los periodistas de Kharkiv, incluidos los que dirigen los canales locales de Telegram, hemos llegado a un acuerdo para no difundir información sin verificar bajo ninguna circunstancia,» explica la periodista ucraniana Hanna Chernenko.
La seguridad es una de las preocupaciones principales de las reporteras que cubren zonas de conflicto. Algunas profesionales se enfrentan diariamamente a los riesgos de secuestro, desaparición, maltrato físico o encarcelamiento. En muchos territorios donde hay violencia e inestabilidad, ser periodista no garantiza no convertirse en objetivo, a pesar de los convenios internacionales. Asimismo, la falta de equipos de protección adaptados los cuerpos de las mujeres y la ausencia de protocolos de seguridad en los medios de comunicación ponen aún más en peligro a las mujeres periodistas.
«El asesinato de Shireen Abu Akleh ha duplicado el miedo de los periodistas a cubrir historias sobre el terreno. El asesinato de una periodista tan destacada como Shireen ha hecho que el trabajo del resto de nosotros sea aún más difícil y aterrador, porque nos hemos dado cuenta de que ninguno de nosotros estaa a salvo,» afirma Areen Amleh, periodista palestina y formadora de la FIP en materia de seguridad.
Las reporteras han compartido algunos consejos sobre seguridad con la FIP: tener una imagen clara de cuál es la situación sobre el terreno, evitar revelar ubicaciones, contar con colegas cerca para que puedan ayudar en caso de que haya problemas, adoptar códigos de emergencia con la redacción y trabajar en un plan B antes de informar.
«Mi detención ha servido de ejemplo para que la agencia de noticias donde trabajo y mis colegas periodistas extremen las precauciones en materia de seguridad a la hora de informar,» ha declarado la periodista birmana Naw Betty Han.
La precariedad laboral es otro problema creciente. En muchas partes del mundo, la ausencia de contratos de trabajo o de pólizas de seguros, así como las brechas en la seguridad digital y los retrasos en el pago de los salarios, obligan a muchas periodistas a asumir riesgos adicionales para llegar a fin de mes.
Sin embargo, informar desde zonas de conflicto y de tensiones es también una oportunidad para que las mujeres periodistas cambien la narrativa del conflicto, desafíen los estereotipos de género e informen de forma diferente. A veces, ser mujer se convierte incluso en una ventaja para acceder a determinados lugares y hablar con ciertas fuentes.
«Es posible que las mujeres estén mejor capacitadas para desempeñar tareas periodísticas, ya sea en la cobertura de la guerra o de otro tipo, dado el doble impacto de la naturaleza, la cultura y las tradiciones de la sociedad yemení», afirma Thuraya Dammaj, editora del medio de comunicación en línea Yemen Future.
En vísperas de las celebraciones del 8 de marzo, la FIP insta a los gobiernos de todo el mundo a luchar contra la impunidad de la violencia perpetrada contra las mujeres periodistas mediante la ratificación del Convenio núm. 190 de la OIT contra la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, y a apoyar la Convención liderada por la FIP sobre la seguridad y la independencia de los y las periodistas y los y las trabajadores/as de los medios de comunicación.