El pasado 9 de junio explotó la situación entre los trabajadores de la empresa de Autobuses Hadú-Almadraba S.L. Los impagos de las nóminas llevaron a la huelga a estos asalariados, llegando ese mismo día, el gerente de la entidad privada, a un acuerdo con la Ciudad Autonómica con una inyección dineraria de 125.000 euros, que se suman a los 350.000 euros con los que la administración local subvencionó el pasado año a este servicio de interés público. Otra inyección del consistorio ceutí de gran importe se realizó en el año 2015, otros 240.000 euros. Y no son las únicas aportaciones de esta década que demuestran el gran coste y la nimia eficiencia de esta importante gestión. Pero existe un indicador positivo que ofertan a la ciudadanía, el precio del billete, bonificado también por la ciudad autonómica. Entonces, si el servicio es deficitario en la gestión económica aún siendo regado con ciclópeas cantidades de dinero, incluyendo la bajada de precios del billete de viaje, las paradas carecen de información de trayectos, llegada de autobuses, incluso de horarios, los trayectos no cubren eficientemente las diferentes barriadas, con pocos o ningún servicio diario, la flota de autobuses no parece estar diseñada para mejorar la salud ambiental de la ciudadanía, y existen problemas por impagos de los trabajadores de la empresa, no me queda claro para cuándo empieza la gestión del gobierno local para municipalizar el servicio de transporte .
Parece que un sistema de transporte eficiente y sostenible es también sinónimo de desarrollo económico y bienestar, así como un termómetro cualificado sobre el grado de avance de una sociedad. El transporte y la energía están asociados de manera estructural y, en el presente siglo, la movilidad y la energía son dos caras de la misma moneda, entre otras, por tres profundas razones. La primera, por el impacto de las políticas internacionales, europeas y domésticas en materia de descarbonización, con el acervo jurídico consecuente referente a la movilidad urbana. La segunda, por la revolución digital que estamos viviendo y que está afectando el modo y la manera de organizar y vivir en las sociedades urbanas modernas. La tercera, por la evolución tecnológica que está transformando energéticamente la movilidad y la gestión de la energía en el hábitat urbano. Es conveniente también, no perder de vista que el transporte es parte de la transición energética lanzada por la Unión Europea, emprendida por países como Alemania o Francia y otros como Noruega, cuya riqueza, por cierto, está asociada a los combustibles fósiles.
Podemos Ceuta, además de pedir la municipalización del servicio de transporte no contaminante, pide educar para valorar el desplazamiento colectivo junto con la mejora de más espacios verdes en el territorio conectados con carriles bici, así como mejorar la peatonalización y conseguir ofertar una ciudad de futuro que priorice la salud.
Municipalizar es una obligación moral, social, política y legal