Natalia Ginzburg nació el 14 de julio de 1916 en Palermo, un hecho que simbolizó su compromiso con la libertad de pensamiento. Desde joven, mostró una inclinación hacia la escritura, influenciada por su entorno familiar y sus experiencias personales. Educada en casa, Natalia desarrolló una perspectiva única sobre el mundo, lo que se reflejaría más tarde en su obra literaria.
En 1955, Ginzburg escribió una carta a Giulio Einaudi, expresando su esperanza de alcanzar el éxito literario. Ocho años después, publicó Léxico familiar, una novela autobiográfica que capturó los recuerdos de su familia antifascista. En este libro, las frases de su infancia se convirtieron en un código secreto que unía a los miembros de su familia.
De madre católica y padre judío, Natalia fue la menor de cinco hermanos. Su educación en casa le provocó sentimientos de soledad, pero también le permitió desarrollar una imaginación rica. A los once años, comenzó a escribir cuentos, inspirada por autores como Moravia y Chéjov.
En su juventud, conoció a Leone Ginzburg, quien se convertiría en su esposo. Durante la Segunda Guerra Mundial, la pareja fue desterrada a Pizzoli debido a las leyes raciales. Allí, Natalia escribió El camino que va a la ciudad bajo un seudónimo, ya que no podía usar su apellido judío.
La tragedia golpeó cuando Leone fue arrestado y torturado en 1943, muriendo en prisión. A pesar del dolor, Natalia continuó trabajando en la editorial Einaudi y se sometió a psicoanálisis para enfrentar sus traumas. Su vida estuvo llena de pérdidas, pero también de momentos de resiliencia y creatividad.
En 1964, participó en la película El Evangelio según Mateo de Pier Paolo Pasolini, una experiencia que compartió con su segundo esposo, Gabriele Baldini. Aunque la muerte de Baldini la dejó sola nuevamente, Natalia encontró consuelo en su familia y en su trabajo literario.
Ginzburg fue una defensora de los derechos humanos, oponiéndose a la Guerra del Golfo y abogando por la legalidad del aborto. Su última obra fue la traducción de Una vida de Maupassant. Natalia Ginzburg falleció en 1991, dejando un legado perdurable en la literatura italiana.