El principio de acuerdo entre Israel y Hamás para un alto el fuego pende de un hilo. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha paralizado la votación de su gabinete tras acusar a la organización palestina de querer modificar el pacto con exigencias de última hora. Mientras tanto, en Gaza, los palestinos lloran a las víctimas de los recientes bombardeos, que han continuado incluso después del anuncio de la tregua.
La reunión del gabinete israelí, que estaba prevista para esta mañana, ha sido pospuesta de forma indefinida. Netanyahu enfrenta la presión de los sectores más ultraderechistas de su Gobierno, que rechazan el alto el fuego por considerarlo una concesión a Hamás. Estas facciones insisten en mantener la presencia militar israelí en la Franja de Gaza, una de las tres fases contempladas en el acuerdo.
Por su parte, Hamás niega las acusaciones y asegura estar “comprometido al 100%” con el pacto. Sami Abu Zuhri, portavoz de la organización islamista, acusó a Israel de intentar “crear tensión en un momento crítico” y pidió a Estados Unidos que garantice el cumplimiento del acuerdo mediado internacionalmente.
Una tregua en suspenso
El acuerdo contempla la liberación de rehenes en manos de Hamás como una de sus medidas iniciales. Según fuentes citadas por medios internacionales, de los 94 rehenes identificados, al menos 30 habrían fallecido. En la primera fase del pacto se prevé la entrega de 33 personas, incluidos 10 cuerpos.
Mientras tanto, Gaza sigue siendo testigo de una devastación continua. Tras 15 meses de conflicto, el anuncio del alto el fuego despertó esperanzas entre los gazatíes, que celebraron la noticia en medio de escenas de duelo por las decenas de muertos causados por los últimos bombardeos israelíes.
Tensiones internas en Israel
La decisión de Netanyahu de retrasar la votación ha generado protestas tanto dentro como fuera de su gobierno. Los sectores más duros de su coalición amenazan con abandonar el Ejecutivo si se aprueba el acuerdo. A estas presiones se suman las manifestaciones de familiares de los rehenes, que claman por la liberación de sus seres queridos.
En este delicado contexto, el futuro del alto el fuego sigue siendo incierto. Netanyahu mantiene que su gabinete no se reunirá hasta que los mediadores confirmen que Hamás acepta todos los términos del acuerdo, mientras las tensiones políticas y sociales en Israel aumentan.
La comunidad internacional, por su parte, observa de cerca este momento crucial, que podría marcar el inicio de una tregua duradera o el recrudecimiento de un conflicto que ya ha dejado miles de víctimas.