En el Día Internacional de las Enfermeras quiero dirigirme a vosotras y a vosotros, haceros partícipes de varios sentimientos que, seguramente, compartimos todos en estos tiempos tan difíciles que vivimos todos; son tres: orgullo, gratitud y reivindicación. Como no estar orgullosos después de meses y meses de tanto trabajo desde distintos frentes. A veces, lo sabemos todos, al límite de las fuerzas, otras veces superados por la rabia y la frustración, pero, desde luego, siempre, con la máxima profesionalidad.
En este sentido se ha reforzado ese eje sobre el que tradicionalmente pivotaba nuestro día internacional que no es otro que el orgullo de ser enfermeras y enfermeros, el orgullo de demostrar al mundo entero que cuidar a los demás y salvar vidas es lo máximo a lo que puede aspirar el ser humano.
Las 316.000 enfermeras y enfermeros sabemos que ni los contratiempos, ni la falta de medios, ni la saturación, ni la muerte de tantas personas minarán nunca nuestras ganas de ofrecer los mejores cuidados a quién los necesita, con pandemia o sin pandemia. Cada día y durante las 24 horas del día y los 365 días del año.
Por ello, tengo que expresar desde el Consejo General de Enfermería, desde todos los colegios provinciales y consejos autonómicos, nuestra inmensa gratitud, gratitud con mayúsculas, por ese esfuerzo en todos los frentes, en hospitales, en primaria, en los colegios, en las empresas, en los servicios de emergencias
También la población ha expresado también su gratitud, así como los políticos, pero en ocasiones estos últimos se han limitado a un mero reconocimiento verbal, elogioso y florido, pero no a abordando los problemas de los cientos de miles de enfermeras que lo habéis dado todo y seguiréis haciéndolo, como decía, orgullosas de lo que hacéis. Aunque también sabéis que es el momento de decir “basta ya”.
Porque los ciudadanos no merecen que las ratios de enfermeras en nuestro país nos sitúen a la cola de Europa, ni que os forméis como enfermeras especialistas para luego no poder ejercer en el ámbito en el que os habéis especializado o que al final tengáis que ofrecer vuestro talento y trabajo en otros países.
Y, por supuesto, también ha llegado el momento de reivindicar lo que no merecéis las enfermeras: no merecéis que los gobernantes ignoren las especialidades y la prescripción, no merecéis que viváis instaladas en la precariedad y la inestabilidad laboral, no merecéis que os pongan techos de cristal para acceder a algunos puestos directivos y desde luego, no merecéis que se os relegue a un nivel profesional que no os corresponde cuando todasy todos deberíais ser A1.
Las enfermeras os merecéis todo esto y mucho más y desde la Organización Colegial de Enfermería vamos a pelear en todos los frentes y trabajar por el máximo desarrollo y reconocimiento profesional.
Muchas gracias a todos y feliz Día Internacional de las Enfermeras.