Hay niños y niñas en este país que no pueden llevar gafas, aunque las necesiten. Otros hacen las tareas del cole con el abrigo puesto porque sus familias no pueden permitirse calentar la casa. Muchos apenas comen verduras, carne o pescado. Viven en hogares de bajos recursos económicos que no reciben el apoyo suficiente del Estado para proteger a los más pequeños, que deberían ser los primeros en recibir atención.
Así lo desvela un informe publicado hoy por Save the Children que ha encuestado a 1.187 familias que acuden a sus programas y que pertenecen a la población más vulnerable social y económicamente. El estudio aporta 47 medidas clave para reducir la pobreza infantil, empleando eficazmente los fondos europeos que ya está recibiendo España para cumplir con la Garantía Infantil Europea. Este mecanismo fue adoptado en la UE en 2021, con el objetivo de asegurar que los niños, niñas y adolescentes en riesgo de pobreza accedan a servicios básicos para su bienestar de forma gratuita o muy asequible. La Garantía Infantil recoge los estándares mínimos obligatorios y aunque hay avances recientes, España está lejos de cumplirla. Otros países lo están consiguiendo, pero nuestro país va a la cola, sólo por detrás de Rumanía, lo que es una anomalía en la cuarta potencia económica europea.
Para que esta situación cambie, la ONG lanza también hoy una campaña bajo el título de «Números que tocan», con la colaboración del colegio público San Ildefonso. «Sabemos que cuesta entender qué rostro tiene la pobreza infantil en nuestro país. Cuesta creer que 2 millones 700.000 niños y niñas malviven en España. Por eso hemos optado por cantar estos números que tocan ya a demasiados niños y niñas; los números que nos deberían tocar a todos, porque este es un problema de toda la sociedad española», relata Andrés Conde, director general de Save the Children.
Con esta campaña, la organización espera despertar conciencias y movilizar a la sociedad para que exija soluciones ante uno de los problemas más graves que vive el país, que debe tratarse como una prioridad política en un momento de grandes oportunidades legislativas.
Perfil de las familias analizadas: bajos ingresos y pocas ayudas
El 64% de los menores residen en familias que sobreviven con unos ingresos medios mensuales inferiores a 1.000 euros. Y a pesar de que menos de la mitad de los progenitores trabajan (47%), más del 70% de las familias no recibe ni el Ingreso Mínimo Vital ni rentas autonómicas. Es decir, que las ayudan no llegan a todos los hogares que lo necesitan, ni siquiera a los que sufren pobreza extrema.
El estudio ha encontrado datos muy llamativos, como que, en un tercio de las familias estudiadas, sus miembros sobreviven con menos de 100 euros al mes -3 euros al día por persona-. Están en pobreza extrema. Casi un 5% no tiene ningún tipo de ingreso.
Por eso Save the Children y otras organizaciones han solicitado una ayuda estatal a la crianza de 100 euros mensuales desde los 0 a los 17 años, puesto que la adolescencia es donde se producen más gastos relativos a la crianza.
Una educación lastrada por la pobreza
La educación infantil está lejos de generalizarse: casi 1 de cada 4 niños y niñas de las familias entrevistadas no va a la escuela infantil, y eso marca ya su vida, porque reciben menos estímulos para su desarrollo. Si miramos sólo a los más pequeños (0-3 años), la mitad no acude a este recurso educativo.
Durante la educación obligatoria, sólo el 44% de estudiantes de las familias analizadas puede permitirse actividades extraescolares, que enriquecerían su aprendizaje. E incluso después de la pandemia, con meses de clases en remoto, el 45% no dispone todavía de ordenador ni de conexión a internet adecuada.
Las propuestas de la organización pasan por garantizar plazas asequibles en escuelas infantiles para todas las familias con menores de tres años que lo soliciten (como ya se hace de 3 a 6) y dar prioridad de acceso por situación económica difícil, y no tanto por el hecho de que los progenitores trabajen. En primaria y secundaria, han de asegurarse actividades complementarias (visitas, excursiones) en todos los centros educativos, así como mejorar patios y comedores escolares y ofrecerlos para su uso fuera de horario escolar.
Bajos ingresos, mala salud
Aunque una buena alimentación es básica para crecer saludablemente, el 58% de los niños y niñas del estudio no toma la fruta y verdura necesaria y el 37% no alcanza el consumo recomendado de proteínas. En cuanto a la atención sanitaria, el 54% de las familias ha tenido dificultades para llevar a sus hijos al dentista y el 26% no ha podido pagarlo. El 40% no ha podido ponerles gafas o prótesis, aunque lo necesitaran, y el 6% no ha logrado pagar los medicamentos, a pesar de haber gastado de media 187 euros al año en salud.
Nuestra propuesta es asegurar dentista gratuito al menos hasta los 6 años en todas las comunidades autónomas y un bono de 100€ por niño/a en pobreza para gafas y lentillas.
Respeto a la salud mental, que es mala o regular en el 17% de los casos, proponemos doblar convocatoria de plazas anuales en psiquiatría (hasta 600) y psicología (hasta 400), dado que el 42% ha tenido dificultades para acceder a los servicios especializados.
Viviendas precarias y sin calentar
De media, las familias atendidas por la ONG dedican más de la mitad de su renta (51%) a pagar la vivienda que ocupan. Entre las más empobrecidas, el esfuerzo llega al 63%. Las condiciones de sus casas perjudican la salud: 1 de cada 3 niños y niñas habitan viviendas sin apenas luz, con humedades o ruido constante. Casi la mitad (47%) vive en hogares en los que no se puede encender la calefacción casi nunca porque la factura de la energía es inasumible.
Ante esta situación, sugerimos aumentar el parque de vivienda social en alquiler y considerar la presencia de niños en la familia como elemento prioritario para conceder el acceso a estos pisos. Además, proponemos unificar al bono social de manera que incluya electricidad y gas y prohibir los cortes de suministro a todas las familias que viven en situación precaria.
Seguir el ejemplo de países que avanzan
La experiencia de otros países europeos nos demuestra que es posible conseguir cambios en poco tiempo. Por ejemplo:
– En Alemania, Suecia, Estonia o Letonia ya garantizan plaza en la escuela infantil cuando acaban los permisos de maternidad/paternidad.
– En Bélgica existe un programa de acceso a las escuelas infantiles para familias vulnerables que consiguió doblar la escolarización en los menores de 5 años.
– En Francia cada estudiante de primaria con dificultades recibe dos horas semanales en un pequeño grupo, fuera del horario escolar.
– Portugal invierte un 1% más en profesorado ha reducido un 13% la repetición de curso.
– Reino Unido ha instaurado la figura del referente de salud mental en las escuelas.
– En Suecia, el sistema público de salud incluye la atención bucodental hasta los 19 años para familias vulnerables
Por eso, esta es nuestra petición al Gobierno, recogida en www.numerosquetocan.org: «Hemos perdido una oportunidad con los Presupuestos Generales del Estado, pero 2023 será un año electoral, lo que abre nuevas opciones de compromiso con la infancia en las comunidades autónomas. Esperemos que estas, que tienen muchas competencias para hacerlo, contribuyan a sacar al país de los puestos de cola en el trato a la infancia», ha concluido el director general de Save the Children.