Después de la tragedia de Melilla y que cada año mueran miles de personas intentando llegar a Europa, no es suficiente con los mensajes de condolencias para las familias o con mostrar preocupación por lo hechos. No es suficiente porque se puede hacer más. Porque si tantas y tantas personas se lanzan al mar o se exponen a la violencia en las fronteras es por la falta de vías legales y seguras para pedir protección internacional.
Prueba de ello, son algunos de los jóvenes que sobrevivieron, procedentes de Chad o de Sudán, a quienes en el 80% de los casos les reconocen la protección internacional. Sin embargo, no pudieron solicitar la protección sin antes jugarse la vida, aunque a pocos metros de donde sucedió la tragedia hay una oficina de asilo. De ello se encargan las fuerzas del orden marroquíes con un uso indiscriminado de la violencia y total impunidad.
Esta tragedia es el coste de la externalización de fronteras y de poner el control de las mismas en manos de un país como Marruecos, que no respeta los derechos humanos. Y desgraciadamente, si no hay un cambio de rumbo en las políticas migratorias, puede volver a pasar. Por eso no es suficiente con mostrar preocupación, porque para evitar tragedias como esta solo hace falta voluntad política.
La acogida dada a las personas afectadas por la guerra de Ucrania ha demostrado que otra manera de actuar es posible. Lamentarse no es suficiente cuando se puede hacer más. En CEAR no nos rendiremos ni nos cansaremos de decirlo. Es necesario que se activen VÍAS LEGALES Y SEGURAS para solicitar asilo.
Lamentarse no es suficiente. Otra política migratoria es posible.