Cuando hablamos de salazón y ahumados me refiero a las dos técnicas más antiguas respecto a la conserva de alimentos. Este arte de la conservación del pescado llegó a nuestro país en el siglo VII antes de Cristo, traído por los fenicios y los griegos a las costas valencianas y catalanas. Todas estas factorías fueron fuente de riqueza y progreso y un manjar en aquellos tiempos, así que porqué dejar que se pierda en nuestra ciudad esta tradición que llegó a Ceuta hace 3000 años.
Durante la época del Imperio Romano, la salazón era tan importante que dejó la palabra salario hasta nuestros días como la cantidad de sal que se le daba a cada trabajador para conservar sus alimentos. En Maragatería, en la provincia de León, se comercializaba con estos manjares desde las mesetas castellanas a las costas del noreste.
Por el año 1848 se inaugura la primera línea de ferrocarril en nuestro país, dando lugar al mercadeo de pescado continuo avanzando por todo el territorio español siendo Cataluña una de las pioneras en salazón de pescados.
¿Acaso Ceuta reniega de sus tradiciones? ¿Qué está pasando con la ejecución del plan de sostenibilidad turística que trata sobre el desarrollo industrial del mercado de salazones? ¿Dónde ha ido a parar la inyección de dinero público de casi dos millones de euros? Observando las muchas y diferentes argucias de estos gobernantes, no es de extrañar que hayan ido directos a seguir manteniendo ese hotel que no da beneficios, solo cuesta dinero, algo que no entendemos. A cambio de conseguir votos, son capaces de cualquier cosa, de hecho han triplicado el presupuesto en temas judiciales. Todo apunta a que saben que van a tenerlos y bastantes. Para eso sí hay dinero público, pero para mantener a un sector que sí beneficia a la ciudad, para eso no. Es que se les ve el plumero de lejos. En lugar de ser un equipo de gobierno parece un club social de amiguetes venidos a menos, donde aumentan sus cuotas de ego.
Un proyecto tan importante como este que dependa de desalmados que con sus brindis al sol han permitido que transcurra la friolera de seis años y no se haya hecho absolutamente nada, solo mentir a un sector que, si nadie lo remedia desaparecerá. María Isabel Deu ha ido prometiendo y llevando en palabras engañosas a la Asociación de Antiguos y Nuevos Maestros Salazoneros.
Quisiera hacer una sugerencia y es que en la próxima asamblea se estudie la manera de hacer realidad todo lo que se solicitó en su momento y que estas salazones tengan denominación de origen, que cuenten con un sello de calidad e indicación geográfica, de esta forma apoyaríamos al sector no solo económicamente (que lo necesita y de manera urgente). La iniciativa daría lugar a que estos productos se promuevan con altos niveles de calidad.
Es la obligación de los que gobiernan el dar a conocer estos productos únicos, ya que gracias al clima cálido y a la brisa marina que tenemos en Ceuta, los convierten en exquisitos y son un deleite y disfrute de cualquier paladar.