Cuenta la leyenda que, en las aguas ceutíes, aun subyace la engalanada esencia de la ninfa Calipso, quien enamoró a Ulises en su odisea. Dicen también que mece con su húmedo manto a todo aquel que se aventura más allá de la mujer muerta, bajo la oposición de la atenta vigilancia de las columnas de hércules. “La que oculta” … dicen que significa su nombre. Pero, ¿qué oculta Calipso en esta tierra de héroes, quemada durante milenios bajo el abrasador sol africano y el peso de la más temprana historia que, desde tiempos inmemoriales, copan versos y prosas sobre nuestra tierra? Puedo estar seguro de qué es lo que oculta hoy. Oculta una sinergia humana que se enroca en torno al amor a una bandera común. La más diversa, y la más patriota. Creo que esta frase merece una lectura más escrupulosa. La más diversa, y la más patriota. Un punto de confluencia de historias personales con dispares orígenes y prismas que, en esencia, han tenido un resultado positivamente sinérgico. Lejos de despersonalizar y aculturizar a este rincón de nuestra patria, le ha dado más carácter y más fuerza, en un proceso que, en el resto de los países europeos, y en el resto propiamente de la misma nación a la que pertenecemos, parece haber sido antagónicamente opuesto.
En Ceuta no tenemos petróleo, como Ayoluengo o el golfo de Valencia. Puede que tampoco tengamos minas de oro, como en las médulas de León. Tal vez no podamos perder la vista en los interminables campos de olivo de Andalucía. Pero tenemos algo que no tiene ninguna otra villa de la patria. Un modelo de convivencia exportable. Esa es nuestra riqueza, y, como el coloso de Rodas bajo el ataque de un terremoto inmisericorde, se tambalea con peligro bajo nuestros pies anunciando que su fin se acerca si no somos capaces de recoger el testigo del trabajo bien hecho que nos legaron nuestros padres en tiempos mucho más difíciles.
La invasión que hemos recibido debería ser leída con firmeza, pero también con lógica y constructividad. ¿Invasión? ¿ha dicho invasión? ¡fascista! Respuestas fáciles. Tan cierto es que ha sido una invasión, como que la palabra invasión no siempre viene precedida de tanques y rifles. Ni siquiera tiene por qué venir precedida de un sentimiento destructivo ni belicoso, lo cual confiere a la palabra una cualidad semántica a considerar. No lo digo yo, lo dice la RAE: “irrumpir. Entrar por la fuerza”. No alimentemos el lenguaje orwelliano… ha sido una invasión, pero reducir eso a la mera palabra es más falso que los maquillajes de “antes y después” de Instagram o tik tok. Populismo low cost. “Una turba de invasores han invadido Ceuta”. Esa frase puede ser cierta, en tanto que una turba es una muchedumbre de gente confusa, y una invasión ya hemos visto lo que es. Pero hay que ahondar más en la cuestión. Esa turba que ha invadido Ceuta. Pero es una turba enviada miserablemente por un psicópata multimillonario que aumenta una fortuna que nunca consiguió con el sudor de su frente a costa de mantener su pesada bota sobre el cuello de sus “súbditos”, como acción punitiva a los actos de un gobierno del que en Ceuta estamos mayoritariamente de acuerdo en que son, uno tras otro, despropósitos que también sufre el propio pueblo de España. Los actos de Pedro Sánchez y su socio Podemos.
Los que cruzaron la frontera son principalmente víctimas, lo cual no es óbice para que sean a la par, alguno de ellos, verdugos. Unos por naturaleza, y lo más por contexto. Eso no los convierte ni en seres de luz como defienden unos, ni en diablos como defienden otros. Lo principal es preservar la vida humana y los derechos, y proteger nuestra frontera. Estamos de acuerdo.
Y es aquí donde la historia acaba de legarnos una oportunidad de oro para que Ceuta extraiga su gran riqueza. Aquella que no abunda en nuestra patria y que es a la vez la joya de la corona caballa. Lo que ya citara al principio del artículo. La más diversa, y la más patriota. He podido ver como nuestro pueblo, mayoritariamente ceutíes, y algunos más compatriotas de otras ciudades, regalándonos en bandeja de plata una vez más en actos lo que nuestras palabras siempre llenan nuestras bocas. Y no podemos dejar de estar a la altura. Una vez más he visto a guardias civiles, he visto a la cruz de la legión y a la media luna de regulares, enseñarle al gobierno marroquí cual es la esencia de Ceuta. Cual es su fortaleza. Puño de hierro. Guante de plata. Todos bajo la misma bandera, la de una nación vertebrada sobre su gloria pasada y sus libertades presentes. Algunos eran Mohamed, o Bilal. Otros Pepe, o Manuel. Otros Simón. Otros Chandan. Pero todos ellos clavaron su bota en la arena del Tarajal para defender la frontera de su patria hasta las últimas consecuencias. Pero la verdadera grandeza de sus actos ha radicado en que no han perdido ni un ápice el equilibrio entre tenacidad y humanidad. Creo que todos debemos hacer lectura de eso. Las imágenes de nuestros guardias civiles y militares frenando a los que asaltaban la frontera cuando era necesario, abrazando a los niños y salvándolos cuando era de recibo mientras trataban con juegos infantiles de hacerles recordar lo que su propio rey les había hecho olvidar horas antes. Que son personas. Que son niños. Ellos han estado a la altura una vez más, y han dejado el nivel alto.
Sacar el lado positivo de la desgracia, ¿verdad? Ahora viene lo peor. La clase política. Veo con estupor. Con desasosiego. Casi con desesperanza, como nuestra clase política, como ya es menester en este país, esta deshaciendo todo lo que nuestros cuerpos de seguridad acaban de defender. Y eso que nuestros guardias y militares lo tenían mucho más difícil. Nosotros solo teníamos que sonreír desde el calor de nuestra casa. Solo teníamos que constatar lo que ellos han definido con sus actos. Esta es la grandeza de Ceuta. Pero no… una vez más la devaluada y deplorable clase política de Ceuta está demostrando por qué no son más que un virus que corroe las entrañas de la ciudad. “invasión islamista”, han llamado algunos. Como si a una sola de las personas, fuera cual fuera el lado del convoy en el que estaban, tuvieran la religión en mente. Otros han visto a los asaltantes como seres de luz imbuidos de la bondad infinita cuyo único anhelo es el de pagar pensiones. Ni uno, ni otro. Los extremos han visto su agosto para sacar rédito de los acontecimientos. Un VOX que, a nivel nacional, no parecen darse cuenta de que en Ceuta sus representados no solo han represaliado a la práctica totalidad del partido por haber hecho de la guerra contra el islam su única obsesión (incluso yendo en contra de las propias disposiciones de su partido). Una izquierda que, por lo que además está circulando en redes, esta señalando negocios de personas afines a VOX en un acto más propio del gobierno de Hitler, que de personas que se dicen amantes de la libertad, por mucho que los de VOX Ceuta hicieran lo mismo en su día con el negocio de un familiar de una consejera del gobierno de Ceuta. Ahora veo con estupor y vergüenza como ambos extremos intentan incendiar unas calles que nunca buscaron fuego. Una guerra que nunca tuvo guerreros afines en nuestra ciudad. Unos extremos que quieren jalear a un conflicto que solo está en sus cabezas, simplemente porque saben que este conflicto llenará las urnas con sus papeletas, y a su vez esto llenará sus arcas. NO PODEMOS PERMITIRLO.
Ahora es el momento de recoger el testigo que con tanta honra han dejado nuestros cuerpos de seguridad y nuestros militares. Es el momento de honrar nuestra bandera y proteger nuestras libertades. Es el momento de recoger el testigo de nuestros padres y abuelos y gritarles que NO QUEREMOS UNA GUERRA QUE NO EXISTE en esta ciudad. Esto no es la cruz contra la media luna. Esa es la riqueza de Ceuta. Tenemos un modelo exportable a toda la patria. En nuestras manos está asesinarlo, o protegerlo. Estamos a un paso de continuar el legado de nuestros padres, y proteger nuestra joya, o de conseguir lo que ni el asedio más largo de la historia ha podido conseguir y que, como Calipso con la marcha de Ulises, perezcamos ante la marcha de la gran joya que atesora la ciudad. Y la cuenta atrás ya termina para tomar una decisión. Viva la Guardia Civil. Viva la Legión. Viva Regulares. Viva Ceuta. Y por supuesto, Viva España!
… Y viva el pueblo que no se deja manipular por los feriantes aunque vivamos rodeados por las proclamas de los vendedores de humo Ceuta debe de seguir siendo un pueblo sabio que no se deja manipular por intereses mercantilistas,los que tratan de imponer esas viejas rencillas del oscurantismo estan perdiendo el tiempo porque antes de las banderas y lo muros ya existian los pueblos y sus gentes hermanadas por la tierra…