Pese a estar vacunados contra la COVID-19 no se puede comenzar a hacer vida normal. Las mascarillas, las limitaciones en las relaciones sociales y la distancia social seguirán formando parte de nuestras vidas, estemos o no vacunados, al menos, hasta que se consiga la inmunidad de rebaño
España ha administrado más de un 60% de las dosis de la vacuna contra la COVID-19 distribuidas a finales de diciembre entre las comunidades y ciudades autónomas, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad. En base a esos mismos datos, Ceuta ha administrado el 75,4% de las 1.005 vacunas recibidas, lo que se traduce en 758 dosis, aunque el consejero de Sanidad, Consumo y Gobernación de la Ciudad Autónoma, Javier Guerrero, elevaba la cifra a 820 dosis, lo que significaría un 81,6%, en declaraciones a la Televisión Pública local el pasado martes.
Además de las vacunaciones a los residentes y trabajadores de las Residencias de Ancianos, en Ceuta, INGESA ha vacunado ya a todo su personal sanitario y se espera que, si todo va según lo previsto, el próximo día 20 lleguen las segundas dosis de la vacuna de Pfizer a la ciudad.
También están aquí ya otras vacunas, tal y como ha confirmado el director territorial de INGESA, Jesús Lopera, las del laboratorio Moderna, que empezarán a aplicarse pronto.
Cada vez son más las personas vacunadas y la intención es que la gran mayoría de la población lo esté para conseguir la inmunidad de rebaño y acabar, por fin, con las restricciones derivadas de la pandemia. No obstante, aún no se puede bajar la guardia. Aunque una persona haya sido vacunada debe guardar todas las medidas de prevención contra la COVID-19, exactamente igual que antes de vacunarse.
La inmunidad al virus no se consigue hasta después de haberse vacunado de las dos dosis y, además, hasta que no se consiga la ansiada inmunidad de rebaño, hay que seguir protegiendo a los demás. Cierto es que, tal y como se explica desde el Gobierno, «cuantas más personas se vayan inmunizando, menor probabilidad habrá de que el resto de las personas, en particular las más vulnerables, padezcan una enfermedad grave cuando se expongan al virus, o al menos a altas cargas víricas», pero hay que seguir cuidándose, no se puede empezar a hacer vida normal al estar vacunado, al menos, de momento.
Debemos seguir usando la mascarilla, limitando nuestras relaciones sociales y manteniendo la distancia interpersonal. Siempre que nos relacionemos, además, se deben elegir siempre actividades al aire libre o espacios bien ventilados y no se puede prescindir del lavado de manos constante.
Por último, recordar, que aunque se nos haya administrado la vacuna hay que quedarse en casa si se tienen síntomas compatibles con el coronavirus, se está esperando el resultado de una prueba diagnóstica o se ha tenido contacto con alguna persona con COVID-19.