Según la tradición de Ceuta la Iglesia del Valle fue una mezquita, y el día 15 de agosto de 1415 se celebró en ella el santo sacrificio de la misa, y allí mismo y en el mismo día se hizo la ceremonia de armar caballeros a los más distinguidos portugueses que formaron parte en la conquista de la Ciudad. Si bien puede haber algo de cierto en ello, no es verídico que los actos mencionados se realizaran en aquella mezquita, sustituida por la mencionada iglesia, pues no hemos encontrado datos ciertos referentes a ella anteriores al siglo XVIII.
Así pues, ese mismo día también fue traída a nuestra Ciudad la escultura religiosa más antigua de Ceuta, la Virgen del Valle. Debido a llegar con la conquista lusa liderada por Juan I de Portugal es conocida como la “Portuguesiña” o “La Virgen Capitana”.
Esta afirmación sobre su origen también es sostenida por Alejandro Sevilla en el libro “La Imagen de Nuestra Señora del Valle y su histórica Ermita” donde dice: “Una imagen de Ntra. Señora de la Asunción, traída de Lisboa con toda devoción, fue con gran pompa introducida en una pequeña ex mezquita existente junto a la ciudad y después se fue llamando entre otros nombres Iglesia de Nuestra Señora del Valle, porque un pequeño valle les pareció el lugar”.
Respecto a la iglesia del Valle, durante la peste bubónica que azotó Ceuta desde junio de 1743 a septiembre de 1744 fue hospital de mujeres, una especie de lazareto. Posteriormente, bajo el pontificado de D. Manuel Fernández de Torres fue ocupada por la artillería, y dispuso que la imagen fuese trasladada a Nuestra Señora de África, donde estuvo durante cinco años. Tiempo después, al retornar a su correspondiente iglesia se asegura que ocurrieron dos hechos milagrosos de los cuales se desconoce si hubo proceso canónico: Josefa Martínez, de 90 años de edad, sorda hacía ya cuatro años, oró a la Santísima Virgen y recobró el oído instantáneamente y además el badajo de la campana cayó sobre una niña de once años, llamada Sebastiana y no le causó daño alguno.
A instancia del Ilmo. Sr. Solano, el Papa Pío VI por Breve de 5 de abril de 1775, concedió indulgencia plenaria perpetua a cuantos visitaran la ermita de Ntra. Señora del Valle desde las primeras vísperas del 8 de septiembre hasta la puesta del sol del mismo día 8.
Esta escultura gótica ha sufrido varias intervenciones que han modificado su aspecto original de forma alarmante. A mediados del siglo XX, según fuentes documentales y fotográficas, fue “restaurada”. En dicha intervención fue policromada, ya que hasta entonces la escultura presentaba un aspecto pétreo más propio de su momento de creación. Parece ser que en dicha restauración fue modificada la mano derecha de la titular que en su origen levantaba los dedos índice y corazón en actitud de bendición y le modificaron su morfología colocándole un cetro en dicha mano.
Posteriormente sobre 1973, al parecer tras una aparatosa caída de la imagen en la cual sufre numerosos desperfectos, fue trasladada a Sevilla y el restaurador D. José Pérez Delgado interviene la obra, donde vuelve a ser policromada. Las partes dañadas son reconstruidas y la mano derecha vuelve a cambiar su configuración, colocándole una manzana. La imagen regresaría a la ciudad en el año 1976, colocándose en un altar lateral de la catedral hasta su traslado a la Iglesia del Valle una década más tarde, presidiendo el altar mayor de la Iglesia.
Con la celebración del VI Centenario de la llegada de la imagen de Nuestra Señora del Valle a Ceuta se realizo un elaborado proceso de restauración. Así pues, fue trasladada cuidadosamente a la clínica militar donde le hicieron una serie de radiografías para ver las causas internas que producirían los desperfectos ya visibles en el exterior. Tras observarlos por rayos X se localizó el principal problema: durante las anteriores reparaciones de la Virgen le habían introducido en su interior varios pernos de acero y fueron recubiertos con cemento blanco para reconstruir el volumen perdido. Con la presencia de humedad el acero se oxida e hincha lo que provoca el rompimiento del cemento y las consiguientes grietas exteriores y quebradura de la piedra. Resuelto este problema (retirando dichos pernos, limpiando esa zona interior y sustituyéndolos por pernos de acero inoxidable), se retiró la policromía a base de bisturí y con ayuda de decapantes químicos. A continuación, se reintegraron las zonas volumétricamente perdidas, se reconstruyó el nuevo brazo y la mano y colocaron las piezas originales sueltas en su lugar de origen. Finalmente, se realizó un tratamiento de desalado y limpieza de la superficie de la imagen y se reconstruyeron varias partes apoyándose en documentos fotográficos ofreciendo el aspecto que vemos en la actualidad.
BIBLIOGRAFÍA
– Domínguez Bernal, Álvaro, “Nuestra Señora del Valle. Procesos de restauración y conservación”.
– Salvador Ros y Calaf, “Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta”.