Una chica de 16 años de Guinea Conakry conseguía entrar hace dos días. Y ayer, otra joven de 19 años del Congo también ingresaba en el CETI.
Hasta el 15 de mayo, han conseguido entrar en Ceuta 338 personas vía terrestre, sólo 22 menos que el año pasado por las mismas fechas. En Melilla, este 2019 han entrado 1.762 personas, 111 menos respecto al año anterior.
El gobierno de Pedro Sánchez ha seguido la línea de sus predecesores en el endurecimiento de las políticas contra las personas migrantes. A pesar de una retirada «humanitaria» de las concertinas, que aún no ha empezado, las negociaciones con Marruecos se han traducido en la ya real colocación de una valla con cuchillas en territorio aluita, así como una persecución constante y sistemática contra las personas subsaharianas en el norte de Marruecos.
Aun así, la agencia europea de fronteras, Frontex, ya avisaba que estas políticas represivas no consiguen parar las salidas desde los países de origen. La agencia calculaba en su Análisis de Riesgo que este 2019 podríamos volver a ver un récord en el número de personas que se lanzan a llegar a España. La situación infrahumana de Líbia, la crisis marroquí y el no efecto disuasorio de las fronteras europeas, entre las claves que apunta la Frontex.
Y así está siendo: han entrado «irregularmente» en el Estado español, vía marítima y terrestre, 1.320 personas más que el año pasado en las mismas fechas.
En Ceuta la migración se convierte en lujo
Aunque sigue habiendo quién se atreve en solitario o en pequeños grupos a saltar la valla, las personas de origen subsahariano están llegando a territorio español en un cuentagotas incesante mediante la Frontera del Tarajal. La práctica de entrar escondido en vehículos, previo pago de un dinero que elitiza el proceso migratorio, está siendo la vía más usada para la población subsahariana.
Son muchas las personas argelinas que entran con pasaportes marroquíes, según fuentes de la Delegación del Gobierno. Y decenas de personas marroquíes, sobretodo jóvenes con perspectivas de encontrar trabajos y estudios en España, entran gracias a la excepcionalidad Shengen de la ciudad caballa.
Puesto a pagar, directo a la Península
La presión europea y marroquí a los migrantes en el norte de África y el Estrecho de Gibraltar está redundando en negocio para quienes se lucran con el movimiento de personas. Y puestos a pagar para intentar entrar en Europa, las pateras que llegan directamente a la costa peninsular aumentan, porque pasar por Ceuta y Melilla solo alarga el viaje. O lo para, si eres marroquí o argelino, puesto que serás expulsado directamente.