Y luego dicen que parte de la sociedad no es machista. Lo es, y lo es en el primer momento que buscan minimizar la violencia de género y justificar un intento de asesinato. Estoy cansada de escuchar excusas y motivos que intentan disfrazar lo que ha ocurrido en Ceuta. Porque quieran o no un hombre ha intentado, delante de su hijo, acabar con la vida de su mujer. Él se ha creído con la potestad suficiente como para lanzar contra ella cuatro disparos que, como he llegado a leer, únicamente fueron dirigidos hacia las piernas.
¿Pero qué sociedad enferma es capaz de reproducir que la intención de él no era la de acabar con su vida, porque los disparos no fueron hacía las partes más peligrosas del cuerpo?
¿Pero qué clase de sociedad enferma es capaz de convocar una concentración en memoria de un hombre que ha creído que con la violencia se puede solucionar cualquier problema? El dolor de esa familia es normal. ¡Claro que hay una familia destrozada por una pérdida! Pero, ¿Qué buscan las personas con la concentración? ¿Qué pretenden reivindicar?
Para la gente parece ser que ella era la guarra que se quedó con todo y él un pobre desgraciado sometido a tanta ansiedad, que no le quedó más remedio que sacrificar su vida para no tener que seguir soportándola. Eso sí, no sin antes advertirle con un pequeño susto de nada, a modo de vaquero, que la culpa era de ella. Y todo eso, mezclado con lo que describen su círculo más cercano, hace que la gente lo esté condecorando en las redes con la medalla del honor. ¿Y si por alguna casualidad fuera verdad lo que cuentan? ¿Eso valida lo que hizo? ¿Nos compramos todos y todas pistolas y nos ponemos a pegar tiros por ahí?
Pues lo siento, lamento ser tan tajante, pero ante la violencia siempre hay que tener tolerancia cero. Y el dato objetivo es que la Policía Nacional y la Delegación del Gobierno ha contabilizado este caso como un suceso enmarcado dentro de la violencia de género. El resto son » peros y conjeturas» del mundo patriarcal en el que vivimos, que es lo único que condeno. Un mundo patriarcal que hace que a diario una mujer sea maltratada.
El único problema que hay aquí es que van 1000 mujeres asesinadas desde el 2003. El único problema que hay aquí es que seguimos teniendo una sociedad que no ha entendido qué es la violencia de género y que ésta no consiste en una lucha entre hombres y mujeres, no. La violencia de género, distinta a cualquier otra violencia ejercida también por una mujer, porque las feministas sí reconocemos que las mujeres no siempre tienen la razón ni la verdad absoluta y que también son capaces de hacer daño, es la que se ejerce contra el género femenino por ser mujer, por una relación de desigualdad y con el único fin de controlar. El poder.
Y no, no insultan, coaccionan, amenazan, intimidad, agreden, manipulan o asesinan porque están presionados, porque han bebido, por cultura, por la edad, porque ellas se desmarcan más de la cuenta, no. Maltratan porque son unos machistas. Machistas escoltados por una sociedad que me asquea y me avergüenza.
Es frustrante salir a la calle o sumergirse en las redes y ver cómo la ponen a ella de culpable y a él de víctima.
¿Y por qué lo hacen? Porque de repente han descubierto en Ceuta que un hombre que es capaz de intentar asesinar a su mujer no es un loco que va por la calle con el cartel de maltratador, no. De repente han descubierto que ese hombre tenía una vida, tenía amistades, unos familiares. De repente han descubierto que incluso hasta puede ser «una persona normal» capaz de tener relaciones maravillosas con todo el mundo y que no lo convierte, por ello, en un damnificado, ni a ella en una mentirosa. Bienvenidos al mundo de la realidad, porque en la mayoría de los casos es así, el maltratador está en nuestro entorno y puede ser el que menos te lo espera.
Y por último, por supuesto que hay que hablar de Vox cuando se contabiliza un caso de violencia de género. Ya hubo que hacerlo en el mismo momento que propuso quitar la Ley Integral contra la Violencia de Género y perseguir a quienes trabajan para erradicar esta lacra. Hubo que hacerlo desde el mismo momento que pretendieron terminar con el presupuesto de igualdad, atacar a las feministas y potenciar las denuncias falsas. Y había que hacerlo ayer, cuando se condenó lo sucedido en Ceuta, al pactar con el Partido Popular y Ciudadanos convertir en Andalucía la violencia de género en intrafamiliar, cuando son dos violencias distintas y, por tanto, necesitan tratamiento diferenciado.
Cuando se hizo el referéndum ilegal en Cataluña, ¿tampoco había que usarlo como modelo para exigir el no pactar con los partidos independentistas? ¿Cuándo hemos sufrido los atentados de ETA, tampoco hay que hablar de ello para no acordar nada con Bildu? ¡Ah! Es que eso sí daña la integridad territorial y el honor de España.
Y no os confundáis, no estoy haciendo culpable a Vox. Estoy hablando de política y la política debe de servir para potenciar la igualdad, no para acabar con ella. Por eso recalco que hay que poner un cordón sanitario a quienes quieren acabar con los derechos consagrados de años de lucha.
Si hay límites y no hay que sentarse con quienes quieren romper la unidad de España o con quienes han justificado un terrorismo, ¿por qué hay que hacerlo con quienes no han entendido que también existe el terrorismo de género? Quizás porque, como dice un amigo mío, hace falta mucha pedagogía.