El cansancio y el aburrimiento de estar encerrados en casa hacen que nos veamos atrapados en las redes sociales estos días más que nunca, muchas veces llegando a perder la cordura a la hora de publicar algo o sobrepasando los límites al hacer cierto tipo de comentarios.
Unos aprovechan para cocinar y otros para hacer deporte, pero creo que la sociedad en general debería de utilizar estos días de confinamiento para hacer una autoreflexión crítica, saber en qué podemos mejorar cada uno o si en algún momento le hacemos mal a los demás.
Como ya dije mi objetivo era mostrar públicamente comentarios racistas y de odio hacia estos chavales, comentarios que por desgracia no son la primera vez que leo en las redes sociales. En esta ocasión desde el “qué vergüenza con la que está cayendo”, “y después hay gente que defiende a esta mierda… mejor no digo lo que pienso porque me cierran la cuenta”, “hijos de puta”, “escoria de mierda”, “¿y no hay una mínima casualidad de que eso salga ardiendo?”. No se alejan mucho de los que leí hace 3 días: “malnacidos”, “gentuza”, “que se mueran del asco”, “que los pongan en una jaula y los tiren al mirador”, “no, mejor que la jaula la tiren al fondo del mar”.
He llegado a la conclusión de que hagan lo que hagan nunca van a ser bien vistos por la sociedad: si bailan, ¿por qué bailan?, si están en la calle, ¡que se vuelvan a su país!, si los mandan para confinarlos en el pabellón, ¡hay otras personas con más necesidades!
Y es que, como todos, estos días ellos también intentan amenizar las horas de encierro, divirtiéndose y bailando, porque al fin y al cabo son jóvenes y hacen las mismas tonterías que hacemos todos. No tienen el mismo acceso que nosotros a una televisión para ver las noticias sobre el COVID-19, por lo que no están quizá, igual de concienciados. Tampoco tienen acceso a las mismas medidas de higiene, ni tienen los mismos recursos que el resto de la ciudadanía. Son cosas pequeñas que damos por hecho, ya que somos unos privilegiados.
La conclusión final de siempre, “¡pues mételos en tu casa!» Gracias a Dios el que me conoce sabe que ya lo hago, si señores, ya los he metido en mi casa y ya he ido a la playa a dar un paseo con ellos, y muchas cosas más. ¡Y miren! Aquí sigo, viva y feliz, feliz de conocer personas diferentes que me enseñan muchas cosas, como por ejemplo a valorar lo afortunada que soy.
Cuando decimos que Ceuta va mal, hay que saber que Ceuta somos todos, quizá con pequeños gestos individuales la ciudad iría mejor. Podríamos empezar por dedicar una sonrisa a uno de estos chavales cuando vamos a comprar, o preguntarle su nombre y qué tal está, veréis como la próxima vez tanto él como los otros niños que fueron testigos de eso, os devolverán ellos la sonrisa porque se acordarán de vosotros.
Y es que no podemos confundir la igualdad y la justicia, con el paternalismo, la caridad y la pena. Son seres humanos y como nosotros, tienen sentimientos. Ellos saben que están estigmatizados y que la sociedad no les quiere, por lo que sienten que no tienen nada que perder.
Señoras y señores no podemos olvidar nos estamos dirigiendo a personas, en especial, a niños. Niños con unas características especiales debido a todo lo que han tenido que pasar, irse a un país que no es el suyo, sin sus familias, sin sus casas, en la calle intentando sobrevivir, etc.
Está claro que es un tema con mucha controversia, que la política se han encargado de utilizar en su discurso, unos a favor y otros en contra, deshumanizándolos, y olvidando lo esencial, que son niños. Cada uno puede tener una postura con respecto a este tema, es un tema delicado, y si todos pensáramos igual el mundo sería muy aburrido. El objetivo de mi publicación no era generar un debate sobre estos chavales, sino hacer ver a la gente que hay ciertos tipos de comentarios que no pueden ser defendidos con la excusa de “es mi opinión”, porque eso señores, no son opiniones, son delitos de odio.
La mayoría de comentarios son de personas adultas, que creo que tienen la madurez para medir sus palabras y saber lo que es lícito o no publicar en redes sociales. Antes de enviar nada hay que pasar un filtro, ¿nos gustaría que nuestros hijos escribieran eso en redes?.
Aquí me despido, deseando que después del confinamiento todos seamos más humanos e intentemos hacernos la vida un poquito mejor los unos a los otros.