“Se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre». Esta famosa cita es atribuida a Francisco de Sales, conocido como Patrono de los periodistas y escritores.
Vivimos tiempos convulsos también para la prensa donde muchas noticias dan vértigo y muchos artículos, náuseas. Por esta razón he querido recordar a este clérigo beatificado del siglo XVII.
Sales fue un humanista íntegro que destacó como escritor por decir la verdad sin herir a nadie, con mucha elegancia y por hablar siempre con gran delicadeza. Llevaba a la práctica su máxima de hacerlo todo desde el corazón, luchando consigo mismo para que la ira no le dirigiese en ningún momento y circunstancia.
Y lo hizo en un tiempo en el que se pensaba que la única forma de defender las diferencias religiosas y políticas, era esgrimiendo una espada, pero él se supo quedar al margen de la violencia y vivir lo que predicaba, sentando cátedra para la posteridad.
Hoy, en este pequeño rincón que es la ciudad de Ceuta, existen personas abanderadas de la chulería, del mal hablar, de las amenazas que bien podrían empaparse de esa cátedra, calmarse un poco, en público y en privado, por su salud. A esos representantes públicos alterados, hay que dejarles muy claro que nuestra sociedad pese a los múltiples achaques y ataques, goza de buena salud pese a los que pretenden enfermarla a base de odios, rencores y envidias. A toda esa gente, enfermos de ira, les aconsejo; sean como la miel para atrapar todo lo malo de propios y extraños y no dejarse llevar por las iras contenidas.
Que en política, señoras y señores, se viene para solucionar los problemas de un pueblo, para crear un futuro consensuado de manera civilizada por medio del diálogo, sin imposiciones, con mucho talante y amor a la ciudadanía. Y estas características, por desgracia les falta, a unos más y otras menos, a la mayoría de los diputados y diputadas de la Asamblea de Ceuta. Vivan la realidad porque sus realidades paralelas de Reconquistas, ya es pasado y las ensoñaciones de Capital de ciudad no se sostiene más que con deudas millonarias. En política, en la sociedad y en uno mismo hay que abrazar la humildad, creer en la bondad por más maldad que haya en este mundo para evitar caer en el averno terrenal ya que, como bien decía Sale: «La medida del amor es amar sin medida».
Sería genial que todas y todos nos aplicáramos a fondo para formar parte de una sociedad sana y una política que bien nos represente. Los que no quieran o necesiten un exorcismo, por favor, que se aparten de la vida pública porque para infiernos, ya tenemos todas las guerras del mundo.