COVID-19 ¿enfermedad o hay tantos intereses detrás como gotas en el mar? II
“Lo que está abajo es similar a lo que está arriba. A través de esto, las maravillas de la obra del Uno se procuran y perfeccionan” De la “Tabla de Esmeralda” texto breve atribuido Hermes Trismegisto.
Nos indica que cualquier acontecimiento, por nimio o grandioso que pueda ser, que ocurra en algún nivel de percepción, físico, emocional, mental, etc, sucede a la vez en todos los niveles.
En realidad, es un intento de encontrar la armonía y sincronía entre el macrocosmos y el microcosmos. Kelvin, Planck o Einstein nos podrían explicar algo sobre ello. Nos fascina la relación entre el Universo y el Hombre. Desde un punto de vista científico, si la energía se rige por principios termodinámicos, no creándose ni destruyéndose sino transformándose, la energía total del Universo debería permanece invariable y estar en el origen del mismo. Desde otros puntos de vistas las distintas culturas y religiones tiene explicaciones como la del Génesis: “Al principio la tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la faz del abismo…después se hizo la luz y la luz se separó de las tinieblas”. Ambas argumentaciones ¿poseen algo en común?
Esta introducción no es más que para intentar resaltar que en la pregunta se encuentra la verdad. Continuemos con el artículo de ayer.
Si es cierto, como dicen, que existe un sesgo de población potencialmente mortal, personas mayores enfermas y con patologías previas, ¿no se puede actuar principalmente en estos sectores?
Vayamos por partes, parece que la cantidad de virus con la que una persona se infecte es importante a la hora de potenciar la capacidad letal del virus. Hasta ahora en el 80% de los casos las personas infectadas solo desarrollan síntomas muy leves o incluso están asintomáticos. Pero hay un 20% de personas en los que la infección es más severa y puede llegar a ser crítica. Dentro de este 20% existe un 2% en que la enfermedad se agrava hasta llegar a provocar un desenlace fatal. Esta mayor severidad de la infección se asocia sobre todo con personas mayores pues la respuesta inmune de su sistema defensivo frente a las infecciones es más débil. No se tiene la misma capacidad que tiene una persona joven. Si a esto le unimos que puedan existir otras enfermedades asociadas, diabetes, enfermedades cardiovasculares o respiratorias, etc, que agudicen la infección evidentemente nos encontramos ante un panorama potencialmente mortal.
Frente a la expansión del coronavirus, y su especial incidencia en las personas de edad avanzada, el Ministerio de Sanidad ha elaborado un Documento técnico con recomendaciones a residencias de mayores y centros sociosanitarios para prevenir el contagio del COVID-19. Como norma general, las estrategias que se recomiendan para prevenir la propagación de COVID-19 en los centros sociosanitarios no difieren de las estrategias que estos centros usan para detectar y prevenir la propagación de otros virus respiratorios como la gripe. Y esto nos llevaría inexorablemente a hacernos la siguiente pregunta, ¿se nos dan indicaciones semejantes a la protección contra la gripe por ser lo más parecido? ¿se tiene ya, realmente, toda la información sobre el virus SARS-CoV-2?.
Los datos provenientes de las autoridades chinas señalan que los niños no parecen estar contagiándose con el virus al mismo ritmo que los adultos, y si lo hacen, no están desarrollando síntomas graves. Por otro lado, el Dr. Arthur Reingold, epidemiólogo de la Universidad de California en Berkeley hace hincapié en que “Tenemos que asumir que pueden propagarlo. Son increíblemente eficientes para propagar otros virus respiratorios como la gripe. Por supuesto, este es un virus diferente y podría ocurrir algo distinto”, refiriéndose a los niños. Y añadió “Pero suponemos que los niños son extremadamente eficientes para propagar virus respiratorios, incluido el nuevo Covid-19”. La directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Pilar Aparicio ha hecho declaraciones casi idénticas. Conclusión: ¿creen que es sensato dejar a los niños y niñas, potenciales eficientes propagadores del virus, al cuidado de los abuelos y abuelas, principal grupo de riesgo? Respondan con sensatez por favor.
¿Estamos hablando de algo que va mucho más allá de una crisis sanitaria? ¿Crisis económica, social y casi cultural (nuevos tiempos) más allá de la enfermedad y posibilidad de pandemia?
La palabra crisis en japonés (危機=kiki) está compuesta por los siguientes caracteres 危= “peligro” y 機= “oportunidad”. Personalmente creo que es una concepción más acertada que la que poseemos en castellano. Toda crisis implica un esfuerzo de comunicación. La comunicación va unida a las emociones. Y éstas a la sensibilidad. Necesitamos también, al menos, una pizca de coherencia y responsabilidad. En occidente la velocidad de respuesta ante la crisis determina irremediablemente el desarrollo de la misma. Específico occidente porque esta velocidad, su medida, depende de parámetros culturales. E incidiendo en la cultura. La respuesta a la primera pregunta nos la proporciona la segunda pregunta. Europa, occidente, lleva en crisis perpetúa desde hace décadas. La economía lo engloba todo, absolutamente todo. Cuando lo económico se ve afectado la existencia al completo lo hace. Así lo han decidido, así nos lo han impuesto y así lo aceptamos. Aquí es donde deberíamos tener como referencia la “kiki” japonesa y ver esta situación a la que nos enfrentamos como una oportunidad, sin obviar el peligro, para modificar los paradigmas sociales opresores impuestos por los poderes económicos. Pero mucho me temo que ocurrirá lo contrario. De aquí debemos enlazar directamente con las siguientes cuestiones:
₴ ¿Estamos ante una epidemia de desinformación para conseguir una pandemia de claudicación?
₴ ¿Ayudará la gestión de la crisis del COVID-19 a modificar situaciones laborales y aventurarse en mundos desconocidos tanto para los y las trabajadores como para las y los empresarios? Es decir, ¿favorecerá a medio o largo plazo a nuestro precario mercado laboral o no tendrá influencia?
“Hasta que no tomen conciencia no se rebelarán, y sin rebelarse no podrán tomar conciencia.” Esta frase aparece en la novela “1984” de George Orwell. La obra describe una sociedad sometida absolutamente a las veleidades de un poder totalitario. Un futuro dominado por el omnipresente Gran Hermano que todo lo vigila. Su capacidad de control no solo parece infinita sino que lo es. Controla el presente, el pasado y el futuro. En esta realidad distópica, que sin dudas nos debe resultar muy familiar, ¡especialmente en nuestra ciudad!, la mentira se convierte en paradigma sustituyendo a la verdad. ¿No nos recuerda a la posverdad?
Continuará….
Ramón Rodríguez Casaubón
China no puede asumir demencia en caso covid19. Independientemente si se creo en un laboratorio chino, la pandemia salió de china, y este pais sobre puso sus intereses económicos sobre la salud mundial. Definitivamente, china tiene su responsabilidad en la pandemia global. De momento es imposible responsabilizar a china y q responda con demandas. Pero hay una forma de cómo el planeta puede pasarle factura a china, y es muy sencilla. NO COMPREMOS PRODUCTOS CHINOS Y DE ESTA FORMA AFECTAREMOS LA ECONOMIA DE CHINA.